Los serviles, por Simón Boccanegra
Los ex trabajadores de Pdvsa que venían ejerciendo funciones en las empresas extranjeras que operaban la Faja del Orinoco ya recibieron sus respectivas cartas de despido. Aquellos no provenientes de Pdvsa pero que cometieron el horrendo delito de haber firmado para el RR están en lista de espera, marcados con las iniciales NR, que traducen “no recomendable”.
También serán botados, qué duda cabe.Hay una cosa que llaman “grandeza de alma”. El paradigma al respecto lo estableció Sucre. “Gloria al vencedor, honra al vencido”, dijo, después de Ayacucho. Pero la gente que dirige a Pdvsa no sabe de qué se trata eso.
Comidos por un rencor inextinguible, reconcomiados hasta el fondo de sus entrañas, aplastados por su propia mediocridad, estos espíritus estíticos, profesionales del resentimiento, revolcándose en su propia mediocridad, viven sólo para cobrar facturas, reales o imaginarias, que lo mismo les da. De no ser por gente como esta, los autoritarismos, las autocracias, las dictaduras, no tendrían quien les sirviera. Son dos caras de una misma moneda; de un lado, “el jefe”, “el supremo”, “el líder máximo” ; del otro, el arrastrado, el felicitador, el jalabolas –muchas veces más cruel y despiadado que su amo.