Loyo en salsa, por Simón Boccanegra
El empistolado ministro de Agricultura y Tierras, Juan Carlos Loyo, ha venido perdiendo puntos con el Caporal de manera cada vez más acelerada. Así será de incapaz e inepto Loyo que destaca, por esas características, entre ese cortejo de incompetentes que conforman el gabinete de Esteban.
Los regaños y quejas contra la gestión del titular de Agricultura y Tierras han sido transmitidos por los medios de comunicación, en alguna ocasión incluso en cadena. ¿Cómo serán los que recibe cuando la reunión es privada? Dicen, quienes han estado en el gabinete, que cuando Chacumbele reclama sin los medios presentes le brota el déspota en todo su esplendor.
Hace pocos meses, minutos antes de irse para La Habana a una de las sesiones de quimioterapia, en un consejo de ministros trasmitido por TV, el Caporal le redujo a la mitad un crédito pedido por Loyo para sembrar peces.
El argumento presidencial era que no quedaba tiempo para ejecutar todos los recursos solicitados. Loyo enmudeció. El pasado diciembre, el empistolado volvió a solicitar un crédito pero en esa oportunidad para cancelarle las utilidades a los trabajadores del Centro Genético Florentino.
Esteban dijo que no, porque esa empresa debía haber generado los recursos para poder pagar dichas utilidades. Se mostró incluso extrañado de que una compañía estatal tuviera déficit. Debe ser que vive en la luna.
El ministro se quedó sin habla de nuevo. El reclamo más reciente hacia Loyo se produjo el pasado domingo. Mientras sobrevolaba la Faja del Orinoco, Chacumbele dijo que los bosques estaban descuidados y le dijo a su subordinado que se ocupara del tema.
Loyo se caló el chaparrón sin chistar, como de costumbre, y no se atrevió a decirle que los bosques de esa zona son competencia de la Corporación Venezolana de Guayana. La ignorancia del jefe no se puede poner en evidencia.
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