Lula, el experto en «narraciones», por Beltrán Vallejo
Mail: [email protected]
Lula el semiólogo o Lula el cínico. Yo diría que más bien Lula es coherente en su relación histórica con el chavo-madurismo. Por supuesto que para los 7 millones de venezolanos que deambulan por Latinoamérica, EEUU y Europa, para los más de 100 presos políticos, y para una Venezuela que ha aguantado palo de un modelo autoritario, corrupto, indolente y represivo; lo que dijo Lula en su bienvenida a Maduro a un evento propio de la diplomacia de caviar y champagne en Brasilia es una atrocidad.
*Lea también: El Esequibo: despojo, indolencia y cobardía, por Beltrán Vallejo
El brasileño dijo: «En la política aprendemos temprano que contra la gente se construyen narrativas. Yo para vencer una batalla necesito construir una narrativa para vencer a mi enemigo, y Nicolás conoce muy bien la narrativa que han construido con respecto a Venezuela sobre un autoritarismo, la antidemocracia, esa narrativa ustedes la tienen que deconstruir mostrando su propia narrativa para que la gente cambie de opinión».
O sea, que lo que Investiga la Corte Penal Internacional (CPI) sobre la brutalidad de Maduro durante las protestas del 2017 es pura fantasía malvada elaborada por los enemigos de un pobrecito gobierno de gente heroica, inocente, candorosa, pura en los principios democráticos y bien alejada de cualquier tortura o matonería. Cuando Lula dijo eso, el concejal Fernando Albán, lanzado al vacío por los del Sebin desde una ventana, fue empujado por segunda vez y sus huesos han sido mancillados.
Cinismo puro el de Lula da Silva. Pero sí, es coherente en su relación con el chavo-madurismo y argumentare por qué; y por cierto que mis comentarios no forman parte de esa otra parranda de hipócritas y de cínicos que cuestionan esas infelices palabras de Lula, pero ayer aplaudían a Bolsonaro como hoy aplauden a Bukele, y que tienen su Pinochet y su Franco bien dentro de su corazón. No formo parte de ese coro de almas podridas de una ultraderecha rancia.
Lula, que también sufre de esas ínfulas megalómanas de las que hacía gala Chávez y hasta el propio Carlos Andrés Pérez, intenta posicionar a Brasil en esos escenarios internacionales de sus otras gestiones presidenciales, y lo intenta posicionar como potencia económica; pero en el ámbito de la categoría democrática, hay que ser bien cara de tabla de exponerse como potencia democrática sin condenar la agresión imperialista y genocida de un Putin, y más bien ya convirtiendo a Brasil en un cabeza de puente de la influencia de esa Rusia dictatorial y en manos de un Putin canibalesco.
Con eso Lula da Silva quizás esté entrando a la historia de la mano de aquellos líderes europeos de ultraderecha y proputin cuya irresponsabilidad nos recuerda la irresponsabilidad que occidente tuvo al no importarles y mejor celebrar el crecimiento del nazismo en Alemania con todas esas ideas fantoches de expansionismo territorial y de supremacismo racial que le costó después a la humanidad 50 millones de muertos.
*Lea también: EEUU sobre Lula y la «narrativa» contra Maduro: «Las cosas son como son»
Hay que ser cara de tabla para querer pavonearse como potencia democrática y ser el cabrón carioca de dictaduras como la de Ortega en Nicaragua, como la de Díaz Canel en Cuba, y bueno ahí en su labor de intentar blanquear la figura paquidérmica del dictador venezolano Nicolás Maduro Moros.
Pero recalco, Lula es coherente. Lula da Silva, junto a Hugo Chávez, fueron los motores expansionistas de aquello que se llamó el «socialismo del siglo XXI», siendo un socialismo caracterizado por el caudillismo, el populismo, el deterioro de las instituciones democráticas y la transformación de los procesos electores en escenarios de abusos, de peculado de uso con los recursos del Estado, de controlismo de los entes electorales, y del ventajismo más simiesco por parte de instituciones estatales secuestradas por la parcialidad política.
¿Qué los sectores populares recibieron beneficios? Pues nadie discute que muchos pobres fueron atendidos y que las clases medias gozaron también de ciertas prebendas, pero por otro lado la alternancia en el poder, la pluralidad política y los principios democráticos fueron avasallados por gobiernos que fueron subiendo el pelaje de regímenes personalistas, hasta pasar por autocracias y terminar como regímenes represores con tentaciones dictatoriales, y ahí está un Maduro que hace elecciones como le da la gana y cuando le da la gana.
Lula da Silva, junto con Hugo Chávez, fue el papá de esa plastada histórica que avanzó y pretende avanzar en el continente, y es bueno también recalcar que Lula también fue el protagonista de la continentalización de la corrupción con el impulso que él le dio a la influencia delincuencial de la empresa Odebrecht que pagó 800 millones de dólares de sobornos en toda América.
Dos empresas vinculadas con gobiernos corruptos son las responsables de la continentalización de la corrupción: Pdvsa y aquella Odebrecht con su embajador político llamado Lula da Silva. Por eso es que la risita de Lula y de Maduro en aquella cumbre en Brasilia era la propia de los pícaros.
Hablando de narrativas, preparémonos para las próximas «historias de vaquero» o «cuentos chinos» de un Lula y de un Maduro.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo.