Macario González: El preso invisible, por José Ángel Ocanto

X: @joseaocanto
A la amplia gama de atroces modalidades que el régimen venezolano ha implantado contra la disidencia política, se añade la figura del «preso invisible”».
Desde hace hoy quince días, Macario González, abogado, profesor universitario, parlamentario y exalcalde de Barquisimeto, es víctima de desaparición forzosa. Su familia ha sufrido la angustia de deambular por los numerosos cuerpos policiales, tratando de conocer su paradero y exigir fe de vida. Sin respuesta.
Se presume que tras ser interceptado a su salida de la Universidad Fermín Toro al mediodía del viernes 12 de septiembre, lo trasladaron de inmediato a Caracas, tal como ocurrió con el médico Enrique Ferreira.
Estos casos encajan en la categoría del preso político, pues los opositores son privados de su libertad en forma arbitraria, sin otra motivación que su forma de pensar y el ansia de generar miedo colectivo, y sin que se les comprobara flagrancia en la comisión de delito alguno.
Además, en los procedimientos se han violentado sustanciales garantías inherentes al debido proceso.
Venezuela es signataria de tratados internacionales de derechos humanos, los cuales asientan que el arresto de una persona conlleva obligaciones directas para las autoridades, como la de informar de los cargos, el derecho a contactar con la familia y con un abogado, requisito clave para preparar su defensa. Asimismo, evitar la incomunicación y conducir al detenido sin demora ante un juez.
Según la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas de la ONU, una desaparición forzada consiste en: «El arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o de ocultar la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley».
Al ocultarse su paradero, como ha ocurrido con Macario, el detenido es invisible para el sistema judicial y vulnerable a los abusos.
La falta de contacto con el exterior es un factor de riesgo enorme para la integridad del preso, y un mecanismo de presión psicológica o tortura tanto para él como para su familia.
*Lea también: Dirigentes larenses exigen información sobre paradero de Macario González
José Ángel Ocanto es periodista
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo