Ministerio de Salud dejó en la calle y con hambre a madres del J.M. de los Ríos
El Ministerio de Salud cerró su Oficina de Atención al Ciudadano dejando a las madres de niños hospitalizados a su suerte, sin hospedajes en Caracas, comidas ni posibilidad de lograr ayudas para exámenes médicos
Autor: Víctor Amaya | @victoramaya
Hay madres que no olvidan un nombre: Prismar Piñero. El funcionario de la Oficina de Atención al Ciudadano (OAC) del Ministerio de Salud es el encargado de coordinar los hospedajes gratuitos que esa dependencia proveía a quienes se movilizaban a Caracas para atender la salud de su niño en el hospital J.M. de los Ríos y requerían quedarse por varios días para cumplir hospitalización o ciclos de tratamiento, como las quimioterapias para pacientes con cáncer.
El 7 de abril de 2018, Piñero habría hecho una alerta: las mamás deben desalojar el hotel La Orquídea, adyacente al hospital, donde pasaban las noches; uno de los cuatro lugares donde había tal convenio. Fue la consecuencia más inmediata al cierre de la Oficina de Atención al Ciudadano que comenzó el jueves, un día antes, y dejó en el limbo las ayudas que también se otorgaban para realizar exámenes, suministrar tratamiento y garantizar la alimentación de las madres.
Situacion irregular de nuevo en el Jm de los rios. director de hospedaje Prismar Piñero solicito el desalojo de los niños con tratamiento medico oncologico para hoy al mediodia, suprimiendo el derecho a la vida a la salud a un trato digno. Para los niños y sus padres @codevida
— ACONVIDA (@aconvida16) April 7, 2018
“Ellos desde el 20 de agosto (de 2017) estaban dando un apoyo integral a los pacientes y familiares con comidas para todas las madres, hospedaje para pacientes que vienen de lejos, exámenes, rayos x, tomografías y pruebas especiales. Era un complemento a la atención del hospital”, detalla Rosalis Díaz (36 años), una de las progenitoras de un paciente y también pieza fundamental de la organización entre sus pares.
Cuenta que el 5 de abril, un grupo de mujeres sostuvo una reunión con los integrantes de la OAC, que terminó con compromisos de ocuparse del listado de necesidades. “Al día siguiente no estaban las puertas abiertas. Las cerraron sin dar explicación, sin notificar y sin decirnos que se suspenderían todas las ayudas”, relata.
Así, comenzó el segundo drama, la profundización de la crisis de salud para mujeres que deben estar permanentemente en el hospital junto a su vástago, sin posibilidad de trabajar, y lidiando con una escasez de medicinas que ronda el 90% a escala nacional, según la Federación Farmacéutica, además de la imposibilidad de realizar estudios clínicos pues los equipos están dañados o no hay reactivos.
Durante todo el mes de abril, de lunes a viernes, de 9am a 12 nuestro equipo de voluntarias, los espera para recibir alimentos no perecederos para las madres y ropa e insumos para los niños y niñas hospitalizados en el J.M de Los Ríos. Los esperamos pic.twitter.com/ddQJFEeSVd
— Prepara Familia (@preparaflia) April 13, 2018
Berlys Bonalde tiene 17 años y ya es madre de Leandro, un niño con 9 meses de nacido diagnosticado con hidrocefalia congénita. Llegó al J.M. de los Ríos proveniente de Santa Teresa del Tuy, en el estado Miranda, y lleva tres meses en el lugar. Su vida cambió ese 6 de abril. “Yo me estoy quedando en el hotel La Estrella, que dejaron de pagar el lunes 9. Desde entonces hemos logrado tener ayudas para pagar cada día. Pero estamos esperando aquí que venga alguna fundación a ver qué nos dicen porque la habitación que compartimos cuatro mamás estaba pagada hasta las 12, y ya son casi las 2. No hemos ido porque nos van a pedir que saquemos nuestras cosas”.
Una persona encargada de la administración del albergue, “que siempre ha sido muy amable”, les confirmó que el hospedaje había sido suspendido. En esos los hoteles El Jardín de la Estrella, La Orquídea, Lucas y Renovación los cuartos, que las mujeres comparte, cuestan entre 800 mi y 1,5 millones de bolívares por noche.
“Eso lo pagaba el Ministerio de Salud, y de un día a otro lo quitaron todo. También recibíamos pañales, comida, medicamentos para los niños, tomografías y exámenes. Todo eso se suspendió el 5, de golpe”.
Leandro ya fue operado y le pusieron un catéter, pero está esperando varios estudios, como una tomografía. “Cuesta 4 millones de bolívares y yo no tengo ese dinero. Estoy esperando que alguien me lo pague porque hay que hacerlos por fuera. Aquí en el hospital no hay rayos x”, dice su mamá.
Esa solicitud era una de las tantas que estaban a la espera de respuesta por parte de la oficina ministerial. “También hubo un caso que quedó a la mitad porque había que llevar a un niño a quirófano para tomar las muestras, como se hizo, pero el estudio no se completó. Un alma caritativa vino y puso 20 millones de bolívares para terminarlo pero fue más costoso porque ya se había perdido lo avanzado por el retraso de una semana”, suma Rosalis Díaz al detallar que incluso resultados de varios estudios a distintos niños, ya realizados, quedaron bajo llave y no se han podido revisar para definir tratamientos.
Exigimos al Estado que reactive con urgencia, el suministro de alimentos, a las Mujeres que tienen a sus hijos hospitalizados en el J.M de Los Ríos, aunque agradecemos la solidaridad de muchos. El Estado asumió esa responsabilidad y ahora debe cumplirla.
— Prepara Familia (@preparaflia) April 9, 2018
Joelvis tiene apenas dos meses de nacido. Presenta un cuadro grave de desnutrición, combinado con hidrocefalia. Llegó el lunes 9 al hospital, proveniente de El Vigía, en el estado Mérida. “Necesita una tomografía y una válvula. Solo el estudio cuesta entre 3 y 12 millones de bolívares dependiendo del lugar donde se haga. Estoy esperando a ver qué fundación me puede ayudar”, dice su madre, Joelys Pacheco.
La mujer ha pasado días completos sin comer. “Desde que él nació yo le había dado pura teta, pero ese lunes le empecé a dar fórmula que me donaron porque yo no tengo buena alimentación y no me está saliendo leche materna”, narra.
Un auditorio como centro de acopio
Cuando la OAC funcionaba, proveía a las madres de bajos recursos y aquellas que no podían buscarse un sustento por estar permanentemente al cuidado de su bebé de alimentos. Desayuno, almuerzo y cena. Eso también se acabó el 6 de abril. Ahora las mamás se reúnen en el auditorio del centro de salud para esperar donaciones.
“Hay personas y grupos que se acercan a donar. Aquí recolectamos lo que traen para prepararlo para todas, porque pedimos que nos permitieran usar la cocina. Necesitamos, por ejemplo, 10 kilos de arroz diarios y 3 o 4 de arvejas. Otras fundaciones aportan comida ya preparada que nos encargamos de repartir. Las mamás que no pueden estar aquí en el auditorio porque están en los pisos con sus hijos, mandan sus tazas y se les regresan con la sopa o lo que se haya preparado. La mayoría de las mamás no son de Caracas”, explica Díaz.
La madre de Santiago, quien creó la ONG Santi y sus Amigos, lleva un cuaderno con un registro minucioso de los exámenes que le hacen falta a los pacientes, los medicamentos necesarios para los distintos casos y los montos requeridos para sufragar esos gastos.
Allí figura el caso de Joelys Pachecho y su hijo Joelvis. Gracias a los aportes de terceros ha podido pagar, un día a la vez, la noche de hospedaje. Ahora, lleva cinco horas sentada en el sofocante calor, con su bebé en el regazo, hasta que llegue la siguiente ayuda, una que le permita tener bocado, pagar dónde dormir y, en el mejor de los casos, hacer los exámenes médicos que el niño necesita. “Parece que al menos la estadía para esta noche la voy a conseguir”.
“El auditorio se ha convertido en la respuesta que la Oficina de Atención al Ciudadano ya no nos da. Aquí recibimos las ayudas, los pañales, las medicinas, las fórmulas lácteas. Aquí sabemos quién necesita qué”, recalca Rosalis Díaz.
Como ella, al menos 30 madres pueden, en un mismo momento, pulular por el auditorio, una pequeña muestra de las 300 mujeres que se reparten por todo el nosocomio. Sin embargo, las más afectadas son las que están solas, en una ciudad extraña y sin recursos. “Al principio éramos 50 y la presión era fuerte cuando se anunció que se suspendieron las ayudas del Ministerio. Con las amenazas de ‘te van a sacar, no vas a tener dónde dormir’, muchas se han regresado. Las que quedan no pueden irse porque tienen niños que deben recibir quimioterapias o casos de gravedad que necesitan estudios y observación constante”, apunta Rosalis Díaz.
Además, cuando el ministerio dejó de pagar los hospedajes, varios pacientes fueron dados de alta “para que las mamás se fueran”, dice Berlys Bonalde quien ratifica que “nunca había pasado algo así”.
Ella, afirma, está esperando saber si de nuevo se saldrá a protestar. “Hemos acudido al Ministerio de Salud, a la Defensoría del Pueblo, a la defensoría de los niños, a Diosdado Cabello. No nos han respondido nada, ni siquiera cuando fuimos a Miraflores”, añade.
Se refiere a la protesta que protagonizaron frente al palacio presidencial la noche del jueves 5 de abril cuando reclamaron medicinas y quimioterapias que acumulaban dos meses con interrupciones. Habían acudido al Ministerio de Salud, donde no obtuvieron respuesta. Luego pasaron por la Vicepresidencia y solo recibieron negativas. Hasta que llegaron a la sede del poder Ejecutivo. Allí, fueron recibidas por un comandante militar que recibió una comunicación escrita de las mujeres y les pidió desalojar el sitio. Las soluciones aún están por llegar.