Maduro contra el «sindicalismo tradicional»: ¿renovación o maniobra política?

La propuesta de Nicolás Maduro de convocar una «constituyente sindical» reavivó el debate en el movimiento obrero por el futuro del sindicalismo. Dirigentes como José Elías Torres (CTV) y Mauro Zambrano (Red Sindical Venezolana) advierten que la iniciativa es más una maniobra de control político que una solución a los problemas de los trabajadores, entre ellos salarios pulverizados, persecución sindical y ausencia de contrataciones colectivas
Nicolás Maduro lanzó recientemente una propuesta para impulsar una «constituyente sindical». Dijo: «Creo que ha llegado el momento de que el gran movimiento de los trabajadores y trabajadoras de Venezuela arranque un proceso constituyente para trascender las estructuras burocráticas del sindicalismo tradicional, envejecido, agotado, y vayamos a la construcción de nuevos y poderosos movimientos».
Esta declaración abrió un nuevo debate en el mundo laboral venezolano. Dirigentes sindicales consideran que, lejos de significar una apertura, la propuesta representa la política de una continuidad de debilitamiento y control que el oficialismo ha aplicado por más de dos décadas contra el movimiento obrero.
El presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), José Elías Torres, dice que el planteamiento de Nicolás Maduro no es nuevo, ya que recuerda que en el pasado ya ha habido intentos de debilitar y reformular el movimiento sindical, como con el referendo del año 2000: «Esto lo vemos como un discurso que intenta distraer de los verdaderos problemas de los trabajadores venezolanos. Es más una cortina de humo que una solución», afirma en entrevista con TalCual.
Desde el sector salud, el dirigente sindical de clínicas y hospitales, Mauro Zambrano, reconoce que la idea de Nicolás Maduro puede leerse como una amenaza y control político, pero también considera que si la constituyente sindical busca subsanar las fallas existentes, respetar los derechos de los trabajadores y recuperar el salario, «podría convertirse en una oportunidad»; de lo contrario, dice, «será un fracaso».
El debilitamiento de los sindicatos en el país significa que los trabajadores están más desprotegidos frente al Estado empleador, el mayor del país, que no solo paga salarios ínfimos, sino que no admite disidencia.
La política del gobierno sobre estos ha sido de asfixia: paralización de elecciones internas, retención de cotizaciones y desconocimiento de contrataciones colectivas.
Ante este escenario, Torres y Zambrano preguntan: «¿Qué empleador quiere fortalecer los sindicatos para que lo enfrenten con reclamos? Ninguno».
Zambrano recuerda que los sindicatos no pueden convertirse en extensiones del Estado ni de los partidos políticos y hace un llamado a los distintos sindicatos a mantenerse unidos para recuperar el sindicalismo.
El representante de la CTV añade: «Esto no es más que una maniobra política. Los trabajadores no necesitan una constituyente, necesitan salarios que les permitan vivir con dignidad y respeto a sus derechos laborales».
La ONG Provea también calificó como «amenaza» la propuesta de Maduro. A través de X, indicaron que «esta nueva amenaza se produce en el marco de la imposición de un modelo económico basado en el estrangulamiento de la capacidad de consumo de los trabajadores, la precarización del empleo decente, la flexibilización de las relaciones de trabajo y la persecución a la disidencia laboral».
En los últimos años, el movimiento sindical ha sido objeto de un proceso sistemático de debilitamiento que combina distintos frentes de ataque: la creación de sindicatos paralelos afectos al chavismo para dividir a los trabajadores, la imposición de obstáculos legales y administrativos que han paralizado los procesos electorales internos en la mayoría de las federaciones y sindicatos.
También se ha incluido el hostigamiento directo con dirigentes sindicales perseguidos, despidos y encarcelamientos arbitrarios por reclamar derechos laborales, criminalización de la protesta, retención de cotizaciones; con lo que los sindicatos han perdido capacidad de incidencia.
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Atender la raíz del problema
Pese a que la capacidad de acción de los sindicatos está limitada y hasta se ha desgastado la confianza de los trabajadores en estas organizaciones, los sindicalistas consideran que las autoridades deben atender los verdaderos problemas de los venezolanos, que son: salarios pulverizados, falta de contratación colectiva, respeto a los derechos laborales, entre otros.
Mauro Zambrano detalla que en el esquema actual, la vida sindical está asfixiada en prácticas como:
- Despidos arbitrarios y jubilaciones forzadas.
- Paralelismo sindical, con sindicatos creados desde el patrono para dividir a los trabajadores.
- Intimidación y persecución judicial de dirigentes.
- Intervención estatal en procesos electorales internos.
En este contexto, el coordinador de la Red Sindical Venezolana subraya que, más allá de una reforma formal, recuperar el sindicalismo «pasa por recuperar el salario». Explica que un trabajador que gana menos de un dólar al mes (Bs 130), carece de condiciones para sostener un sindicato, aportar a su funcionamiento o pensar siquiera en un contrato colectivo. Dice que sin esto, la estructura sindical queda reducida a un formalismo vacío.
Por su parte, el presidente de la CTV condena paliativos, que califica como «pañitos de agua tibia», como los bonos de guerra, que afirma «merma la estructura del movimiento sindical» y rechaza las trabas para hacer elecciones dentro de 90% de los sindicatos, no obstante, sostiene que «siguen insistiendo en el marco de la Constitución con reclamos y protestas».
Pese a que en mayo de 2022 se publicó una resolución del Consejo Nacional Electoral (CNE) que levanta la suspensión impuesta por este ente desde julio de 2020 sobre los procesos electorales de organizaciones sindicales y gremiales, los sindicalistas advierten que en muchos casos, las autoridades no garantizan las elecciones libres para la renovación de estos cargos.
«No es con constituyente, o como lo quieran llamar, que se va a fortalecer eso (los sindicatos)», enfatiza José Elías Torres, quien recuerda que decenas de trabajadores que han reclamado sus derechos han sido apresados. «Nueve dirigentes sindicales siguen detenidos, seis de ellos vinculados a la CTV, por ejercer su labor gremial», denuncia.
El coordinador general de Provea, Oscar Murillo, considera que la «nueva amenaza de Maduro contra la libertad sindical no es un hecho aislado», sino «el largo historial de hostigamiento contra trabajadores y líderes laborales (que) evidencia una sistemática práctica que busca acallar el disenso social e imponer una ‘verdad’ oficial».
Sindicatos con futuro
Aun en medio de este escenario gris, los sindicalistas confían en que sus organizaciones tienen futuro. José Elías Torres detalla que estos dependen de tres factores clave: que se liberen los procesos electorales internos sin interferencia estatal, que exista una verdadera unidad orgánica entre los gremios y que se respete la libertad sindical, como lo establecen los convenios internacionales.
Mauro Zambrano sostiene que para los sindicatos es fundamental mantener la unidad, exigir respeto a la autonomía y articularse con experiencias internacionales que demuestran que la renovación sindical pasa por el protagonismo de los trabajadores.
Igualmente, el representante de los trabajadores del sector salud cree necesaria la renovación generacional y la profesionalización de los líderes, pues afirma que «ser sindicalista no es un oficio improvisado, sino un rol que requiere formación en leyes, economía y negociación».
«Necesitamos un conjunto de cosas que pasan por la despartidización (de los sindicatos). Podríamos decir, que vayas a la fiscalía a ejercer una denuncia y seas escuchado y atendido, que vayas a la Defensoría del Pueblo y tengas respuesta y así sucesivamente», resume Zambrano y pide que el Estado deje de hacerse «oídos sordos».
Provea recuerda que en 2019, la Comisión de Encuesta de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) llamó al Estado venezolano al «cese inmediato de todos los actos de violencia, amenazas y persecución, estigmatización, intimidación u otra forma de agresión a personas u organizaciones en relación con el ejercicio de actividades gremiales o sindicales legítimas, y la adopción de medidas para garantizar que tales actos no se repitan en el futuro».
*El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes «contra el odio», «contra el fascismo» y «contra el bloqueo». Este contenido fue escrito tomando en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.