Maripili y el niplero, por Simón Boccanegra
La bella Maripili, jefa del MVR juvenil, telefoneó al director para hacerle saber que el chamo Randolfo, conocido en los bajos fondos como «el niplero», no pertenece a sus filas. Fue tomista, cómo no, admite, Maripili, pero ni milita en el partido de la revolución ni estuvo entre los viajeros al Festival de la Juventud en Argelia, ni tampoco se le vio en Mérida en la gran reunión donde Hugo, desde la gobernación y durante tres horas del canal que otrora dirigiera Maripili, tronó contra la identificación de partido y gobierno. No tengo por qué dudar de lo que dice nuestra amiga, pero convendrá Maripili conmigo en que el modo apasionado como ella misma asumió la defensa de aquellos tomistas (y dicen que tomadores también) autoriza a cualquiera a pensar que actuaban por orden del partido. No hay que olvidar que la mismísima vicepresidenta se declaró «madrina» de los heroicos muchachos. Por eso, Maripili, más que una llamada a tu viejo amigo, que te cree, lo que sale es una declaración contundente, sin equívocos, que llame al pan, pan y a Randolfo delincuente sin atenuantes. De lo contrario, la gente va a seguir creyendo que ese chamo, así como los mudjahiddines de la Plaza Bolívar, conforman una corriente interna en el MVR.