Marleny, la turista, por Sebastián Boccanegra
La caída de los precios del petróleo parece haberle agudizado la imaginación al presidente Nicolás Maduro. La falta de recursos, luego de malbaratar la enorme cantidad de dinero que produjo el crudo todos estos años, lo llevó a reiterar el pasado martes que el turismo sería el segundo petróleo del país.
Algo que debió ser una política pública desde siempre, se le viene ocurrir en tiempos de vacas flacas. Esperemos que esta vez si se lo tomen en serio.
Hay países que generan mucha riqueza y muchos puestos de trabajo gracias al turismo. Francia y España en Europa. México, Cuba y República Dominicana por estos predios. Venezuela podría competir en ese renglón de la economía.
Tiene atractivos que el turista busca, pero también graves carencias que, en este momento, la dejan prácticamente fuera de competencia. Un amigo tuvo que alquilarle una habitación en un hotel en Chacao a un cliente.
La respuesta fue que la noche costaba 2.000 bolos, pero no había agua ni papel tualet. En Mérida, varios hoteles no les garantizaban a los huéspedes el papel sanitario. No hablamos de lujo, sino de algo elemental.
Otra grave falla es el servicio eléctrico, pues en cualquier momento en casi todo el país se pueden quedar sin electricidad. El estado de la infraestructura de autopistas y carreteras es, en buen parte de su kilometraje, pésimo.
Como si todo lo anterior no fuera suficiente, la delincuencia hace lo que le da la gana y más de un turista extranjero ha regresado a su país en una urna. Sin mejorar sustancialmente en todos estos aspectos, ese nuevo petróleo está lejos de ser una industria.
No sabemos si la nueva ministra, Marleny Contreras, sabe del tema. Seguro que ha sido turista más de una vez. Viajar enseña. De repente nos llevamos una sorpresa.
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