Más de la mitad de los niños sufren castigos corporales: OMS advierte consecuencias

La OMS enfatiza que las medidas legales deben ir acompañadas de campañas de concienciación pública y apoyo directo a padres, cuidadores y docentes para promover formas de disciplina positivas y no violentas
En todo el mundo unos 1.200 millones de niños de cero a 18 años, más de la mitad de esa población, sufren castigos corporales (físicos) en sus hogares cada año, de acuerdo con un estudio divulgado este miércoles 20 de agosto por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El epidemiólogo Etienne Krug, director del departamento de Determinantes de la Salud, Promoción y Prevención de la OMS, observó al presentar el informe que “existe evidencia científica abrumadora de que el castigo corporal conlleva múltiples riesgos para la salud infantil”.
Ese castigo “no ofrece ningún beneficio para el comportamiento, el desarrollo ni el bienestar de los niños, ni tampoco para los padres ni para la sociedad”.
Para Krug “es hora de poner fin a esta práctica nociva, para garantizar el desarrollo integral de los niños en el hogar y la escuela”.
La OMS enfatiza que las medidas legales deben ir acompañadas de campañas de concienciación pública y apoyo directo a padres, cuidadores y docentes para promover formas de disciplina positivas y no violentas.
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Los datos del informe
- Una muestra de 58 países refleja que 17 % de los niños que padecieron castigos corporales el mes pasado sufrieron sus formas más severas, como golpes en la cabeza, la cara o las orejas, o golpes fuertes y repetidos.
- Entre los niños de dos a 14 años, las tasas de castigo corporal declaradas por los padres y cuidadores en el último mes oscilaron entre 30% en Kazajistán y 32% en Ucrania, hasta 63% en Serbia, 64% en Sierra Leona y 77 % en Togo.
- 67 países de todo el mundo han prohibido universalmente el castigo corporal, tanto en el hogar como en la escuela. Sin embargo, continúa la práctica.
- Según datos de Unicef obtenidos entre 2010 y 2016 en 49 países de ingresos bajos y medianos, el castigo corporal en niños de dos a cuatro años fue menos común en Europa y Asia central (41 %) y en Asia Oriental y el Pacífico (48,2 %).
- En América Latina y el Caribe 55,2 % de esos niños pequeños estuvieron expuestos al castigo corporal, y 64,6 % en Asia meridional. El castigo corporal fue más común en África subsahariana (70,6 %) y Oriente Medio y África del Norte (75,8 %).
- La OMS indica que en las escuelas la práctica está igualmente extendida. En África y América Central alrededor de 70 % de los niños sufren castigos corporales durante sus años escolares, en comparación con 25 % en la región del Pacífico Occidental.
Quiénes son los más vulnerables
El informe “Castigo corporal infantil: su impacto en la salud pública”, destaca que entre los niños con mayor riesgo de sufrir castigo corporal se encuentran:
- Niños con discapacidad.
- Aquellos cuyos padres han sufrido castigo corporal.
- Los que tienen padres que padecen problemas de consumo de sustancias, depresión u otros problemas de salud mental.
- Los que están afectados por factores sociales más amplios como la pobreza, el racismo y la discriminación.
Cuáles son las consecuencias
De acuerdo con el informe de las Naciones Unidas, más allá de las lesiones inmediatas, las consecuencias del castigo corporal infantil para la salud son profundas y de gran alcance:
- Esta práctica desencadena respuestas biológicas perjudiciales, como una mayor reactividad de las hormonas del estrés y cambios en la estructura y función cerebral que pueden perjudicar el desarrollo saludable.
- Un análisis en 49 países de ingresos bajos y medios muestra que los niños expuestos al castigo corporal tienen, en promedio, 24% menos de probabilidades de alcanzar un desarrollo normal en comparación con sus compañeros que no están expuestos.
- Enfrentan un mayor riesgo de ansiedad, depresión, baja autoestima e inestabilidad emocional.
- Los efectos psicológicos suelen persistir hasta la edad adulta, manifestándose en tasas más altas de ansiedad, depresión, abuso de sustancias e incluso en la posibilidad de suicidio, intentos de suicidio o suicidio consumado.
- Son más propensos a desarrollar conductas agresivas, tener dificultades académicas y, de adultos, a participar en conductas violentas, antisociales o delictivas.
- Esta práctica también fomenta una mayor aceptación social de la violencia, reforzando ciclos dañinos a lo largo de las generaciones.
Con información de Inter Press Service
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