Más globalismo, imposible; por Simón Boccanegra
Cuando el señor Dennis Bakke, gran caimacán de AES, la transnacional que compró La Electricidad de Caracas y ahora quiere comprar Cantv, salió de Miraflores, después de la conversa con Hugo, tenía una sonrisa de oreja a oreja. Hugo no sólo le había asegurado que veía con muy buenos ojos que le pusieran la mano a la telefónica sino que, según el gringo, le habría deslizado que el gobierno estudia la posibilidad de venderle sus acciones. Como es sabido, cuando culminó la privatización de Cantv, el gobierno de Caldera reservó para el Estado venezolano un paquete de un poco más de 5% del total accionario. Eso no sólo comporta la conservación de un activo que se revaloriza con el tiempo (como ha ocurrido) sino que da derecho a que en el directorio de la empresa se siente un representante del Estado venezolano. Si se venden esas acciones el Estado quedaría fuera de la directiva de la principal empresa de telecomunicaciones del país. Más globalizador, imposible. Además, esas acciones valen hoy unos 600 millones de los verdes. De acuerdo con la ley ese dinero sólo se podría utilizar para pagar deuda externa (como se hizo con los 1.200 millones de la venta de las acciones en 1997). ¿Le daría ese uso Hugo o lo quemaría en viajes, entrenadores cubanos y plazas Bolívar en países del Caribe?