Me gustas cuando callas…, por Simón Boccanegra
«Señoras y señores. Oficiales, suboficiales, tropas, soldados todos, el discurso más corto de mi vida: felicitaciones». Hugo Chávez Frías acaba de imponer un nuevo récord en su particular, excéntrico e insólito currículo discursivo. Ayer durante el acto de ascensos militares sólo habló durante 15 segundos. No es un hecho para pasar por alto: no se sabe si su casi mudez es realmente un elogio a la labor evaluativa que llevó a la promoción de los militares o, si por el contrario, debe interpretarse como el producto de un disgusto tan grande que hasta le quitó las ganas de hablar. Para este minicronista el dato duro es el hecho objetivo de la parquedad presidencial. Ojalá significara el inicio de un período donde el Presidente comienza a respetar el verbo, a sus oyentes y a permitir que ciertos silencios hablen por sí solos. No sólo Neruda se lo agradecerá.