“Me tomo un trago y me quedo dormido”
Teodoro Petkoff nació el 3 de enero de 1932, en Zulia. Hoy para recordar al político, economista, periodista, fundador y director de este medio, volvemos a publicar esta entrevista de personalidad del año 2003
Autor: Marcos Salas
–Entre una carpa en La Campiña y una en la plaza Altamira, ¿dónde prefiere pasar la noche?
–¡Ni de vaina!… En ninguna de las dos.
–¿Qué tanto duele una derrota electoral?
–Mucho, lo sé bien, a pesar de que en las campañas presidenciales estaba claro en que mi candidatura era simbólica. Churchill decía que no hay sustituto para la victoria. Cuando tú ganas no tienes que explicar nada, pero cuando pierdes se te va la vida explicándolo.
*Lea: De cómo Teodoro reseteó el periodismo, por Omar Pineda
–¿Venezuela sería más bonita con Irene Sáez en Miraflores?
–Pregunta arrecha… Miraflores estaría más engalanada; eso, sin duda.
–¿Qué coño es TalCual?
–Mmmm. ¡Coño, un gran periódico!
–¿La prensa venezolana lo ha tratado bien o mal?
–Bien y mal, pero las veces que me han tratado mal ha sido con saña. No quisiera recordar el caso del BMW de Luis Sojo. Tuve una reacción pública muy dura, y debo decir que tal vez me pueda arrepentir de alguna expresión que utilicé, pero no me arrepiento del modo como reaccioné, porque eso es agua derramada. Ese mismo año hubo una gaita, con un video clip, donde salía un BMW rojo con un tipo parecido a mí, saludando mientras la gaita se refería a mí como corrupto. Ese tipo de jugarreta no se debe hacer.
–¿Por qué nunca se ha afeitado el bigote?
–Desde que me lo dejé, creyendo que así eludía a la Seguridad Nacional de Pérez Jiménez, no me lo quité más nunca. ¡No, no, sí me lo quité después que cayó Pérez Jiménez! Pero cuando volví a la clandestinidad con Rómulo Betancourt me lo dejé de nuevo. Y de ahí más nunca me lo quité.
–¿Le arrecha que a estas alturas le sigan recordando que fue guerrillero y comunista?
–Eso no me molesta; lo que me molesta es que a ese argumento se le pretenda dar validez política, que se haga un uso manipulador de ello. Por supuesto que participé de la historia venezolana de los años 60, estuve vinculado a la lucha armada, pero que eso se utilice como descalificación me parece abominable.
–¿Cómo un ex comunista como usted pudo coincidir con un hombre que tuvo vinculaciones con la falange española y el Opus Dei como Rafael Caldera?
–Bueno, yo supongo que la misma pregunta se la puedes hacer a él: cómo pudo poner de ministro a alguien con el pasado que tú describes. Una de las grandes virtudes de la venezolanidad es la tolerancia, la capacidad de entendernos; algo, por cierto, muy averiado en estos tiempos que corren.
–Le dijo al MAS cuando apoyó a Chávez “los espero en la bajadita”. ¿Estamos en la bajadita?
–Bueno, yo nunca creí que era en el fondo de un barranco donde los iba a esperar.
–¿Quién ha sido el político más trascendente de la historia contemporánea venezolana?
–Nombrar uno no sería fácil. Rómulo Betancourt está asociado a un cambio de época histórica en el país, y eso le da una trascendencia especial. Y en ese mismo sentido yo diría que Hugo Chávez, porque él está asociado también a un cambio de época histórica.
–Entre Mimí Lazo y Marisabel Rodríguez de Chávez. ¿A quién se llevaría a París?
–A Neugim Pastori.
–Me decepcioné cuando supe que era abstemio. ¿Por qué nunca se echa un trago?
–No por razones morales: es que me tomo un trago y me quedo dormido. ¡Ja, ja, ja! Yo, que no soy propiamente el alma de la fiesta en ninguna parte, imagínate si me duermo con un trago.
–Mi vecina dice que es chavista. ¿Es o no es?
–Tu vecina debe ser una de esas antichavistas talibánicas que piensa que quien no ve las cosas como ella es chavista. Pero eso ocurre también en el otro campo. La intolerancia es así: si no estás conmigo eres de los otros; si no piensas como yo, eres del campo contrario. Ese es el precio que paga TalCual. Yo recibo duros e-mail de chavistas y antichavistas exactamente con los mismos argumentos.
–¿En qué punto Hugo Chávez y Carlos Andrés Pérez son idénticos?
–Cuando yo me fui del MAS, les dije a los compañeros que me pitaban en ese momento que yo no conocía a nadie más parecido a Carlos Andrés que Hugo Chávez. Y ahora lo mantengo. Son igual de caraduras.
–¿Piensa en la muerte?
–Si supieras que sí. A partir de unos cuantos años para acá, cuando llegué a la setentena, me di cuenta que no falta mucho. Lo pienso sin angustia. Pero, en efecto, ese pensamiento me asalta de vez en cuando.
–Hijo de vientre judío. ¿Se siente judío?
–La verdad es que no. Técnicamente soy judío, pero mis padres eran agnósticos. Siendo adolescente supe que mi papá era cristianoortodoxo, como búlgaro que era, y mi mamá judía polaca. Nunca hubo cultura religiosa en casa. Más bien, si hay alguna, es la del medio ambiente, que es la católica.
–¿Entonces no es circunciso?
–No. Por ahí comenzó la cosa. Ni siquiera ese tipo de prácticas habituales fue realizada en mi casa.
–¿Pero existe alguna posibilidad, por pequeña que sea, de que Dios esté allá arriba mirándonos?
–Basta con que millones de personas –casi toda la humanidad– crea que existe para que yo tenga que decirte que ese sentimiento es tan profundo, tan entrañable para la gente, que no tiene sentido que un agnóstico como yo insista en que Dios no existe. Basta que exista para la gente para que de verdad exista.