Merentes asume el mando económico, por Simón Boccanegra
Nelson Merentes, hombre cordial y tratable, si los hay, también se da el lujo de soltar algunas verdades que producen urticaria en muchos de sus colegas. En estos días se abrió por peteneras con la siguiente consideración: «Este es un gobierno que ha ganado 18 elecciones, que ha tenido éxito en lo social pero aún le falta tener éxito en lo económico». No es poca cosa lo dicho por quien, finalmente, logró sacudirse a Giordani y ha asumido, al parecer en plenitud, la conducción de la política económica. Aunque hay un punto autocrítico en su declaración, en verdad, es más que todo crítica con quienes se han encargado de los asuntos económicos hasta ahora. Podemos agradecerle la franqueza porque lo dicho no es concha de ajos. No haber tenido éxito en lo económico significa que el éxito que se atribuye en lo social también hay que tomarlo beneficio de inventario. Porque es muy difícil, por no decir imposible, tener éxito en lo social, si hay un fracaso en lo económico. Claro está que Merentes presenta como éxito social lo alcanzado con las «misiones», pero el mismo actual descalabro de estas revela que sin sustentabilidad económica no hay programa social que se mantenga en el tiempo.
Duraron con efectividad mientras el cuantioso gasto público pudo alimentarlas. En efecto, las «misiones» pagaron una importante cuota de la deuda social, pero se han venido agotando con el tiempo y con la carencia de una palanca económica que las levante se han ido esfumando. Merentes asevera que debemos «entrar en una ruta de crecimiento, pasar una cantidad de años donde todos los factores de la economía estén creciendo». Muy razonable, pero ¿eran necesarios catorce años para descubrir esta perogrullada? En el caso del ministro de Finanzas es obvio que no. Pero debe haber tenido algunos tipos que no entendían por donde debían ir los tiros y bloquearon toda tentativa razonable de dar un rumbo menos cataclísmico a la economía.