Migración de venezolanos incrementó durante la pandemia, afirma un estudio de la UCAB
La movilización terrestre de migrantes no se ha detenido pese al cierre de fronteras, a tal punto que prevén la migración de 800.000 personas para este 2021
Las medidas tomadas por distintos gobiernos para restringir la movilidad de migrantes entre países parecía desacelerar el movimiento migratorio en la región, encabezado por una diáspora venezolana que ya acumula a más de 5 millones de emigrantes.
Sin embargo, este contexto adverso para viajar solo interrumpió la movilización durante pocos meses. La crisis de Venezuela y la región en general han obligado a la población de venezolanos a expandir sus horizontes y cruzar fronteras, esta vez bajo unas condiciones más complicadas que en el pasado.
Un estudio elaborado por el Centro de Derechos Humanos (CDH) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), titulado ‘Caminantes de ida y vuelta: El flujo de caminantes venezolanos por el continente en tiempos de pandemia’, reveló que la movilización terrestre de migrantes no se ha detenido pese al cierre de fronteras, a tal punto que prevén la emigración de 800.000 personas para este 2021.
«Solo han variado las modalidades, aumentando los riesgos para los caminantes y disminuyendo el control sobre la población que ingresa», explica el documento.
Esto se debe a que, en definitiva, los gobiernos restringieron el tránsito regular de migrantes a través de pasos fronterizos a partir de marzo de 2020. Sin embargo, esto solo proliferó el uso de vías irregulares, mejor conocidas como «trochas», para trasladarse entre países, por lo que se mantiene un flujo similar al que se ha evidenciado en el fenómeno de migración de la última década.
El estudio detalló que el cruce más utilizado es que conecta a Táchira con el Norte de Santander. Sin embargo, el de Zulia y La Guajira no se ha paralizado, pese a tener un flujo de personas menor. Por otra parte, el de Apura y Arauca está disponible, pero solo mediante rutas fluviales, que los migrantes recorren en canoas.
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Indocumentados e ilegales
Esta nueva tendencia conlleva a otros problemas en el proceso de migración, ya que implica que no sellen el pasaporte al momento de ingresar al nuevo país. En muchos casos, los migrantes ni siquiera llevan consigo este documento. Por lo tanto, la población de caminantes llega a territorios en los que no podrá regularizarse, al no contar con la documentación adecuada.
Según el Servicio Jesuita Refugiados de Ecuador, un 90% de los caminantes que ingresan a ese país, lo hacen sin documentos que les permitan regularizarse. Esto se convierte en una «barrera para el acceso efectivo a derechos».
A este problema se suma la pérdida de documentos en Venezuela, debido a abusos por parte de autoridades en el trayecto hacia la frontera. Los caminantes son detenidos arbitrariamente en alcabalas, donde les retienen la cédula de identidad incluso durante horas.
En algunos casos, los dueños de los documentos decidieron continuar su recorrido sin ellos, al no considerar que serán necesarios en su país de destino. Mientras que en otros casos, los funcionarios destruyen las cédulas.
«Los documentos también son usados como forma de extorsión, ya que son retenidos y solo entregados a cambio de dinero, generalmente en divisas», acota el informe.
En estas alcabalas no solo se utilizan los documentos para conseguir dinero. Los funcionarios también suelen extorsionar a los caminantes quitándoles dinero, ropa, alimentos u otras pertenencias que prepararon para su largo viaje.
La ausencia de documentación, tanto de pasaportes, como de cédulas o pasos fronterizos, ha facilitado otras arbitrariedades en suelo extranjero, como se evidenció en Colombia bajo la «Operación Muralla», que consistió en identificar a personas en condición irregular en los departamentos de Norte de Santander y Arauca, en Colombia, para devolverlas de inmediato a Venezuela.
«Debido a que muchas de estas personas están ingresando sin ninguna identificación por las razones ya expuestas, son montadas en buses y devueltas a Venezuela, sin constatar sus posibles necesidades de protección internacional, por lo que esta práctica podría constituir una devolución en caliente contraria al principio de no devolución», destaca el CDH-UCAB.
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Migración de «reflujo»
Nicolás Maduro ha centrado sus discursos desde que inició la pandemia en un proceso de retorno migratorio, mediante el cual asegura que la mayoría de los venezolanos en el extranjero acabarán regresando al país, debido a que emigraron «engañados» por promesas falsas y no por la crisis económica del país.
No obstante, este proceso de retorno esconde otro fenómeno consigo: el reflujo migratorio. Muchas de las personas que regresaron a Venezuela, decidieron emprender de nuevo un viaje hacia otros países, al encontrarse con una realidad que no les permite sobrevivir.
«Estamos viendo caminantes que estaban en el interior de Colombia, en Ecuador o Perú, que han retornado por el tema de la pandemia, pero cuando ingresan a Venezuela que se consiguen con toda la situación tan catastrófica y deciden regresarse con toda su familia. Hemos notado que hay uno o dos integrantes del grupo familiar que ya han hecho el proceso de movilidad a pie», resaltó Vanessa Aptiz, trabajadora humanitaria de CDH-UCAB.
Este nuevo proceso de migración presenta otra capa de complejidad, debido a que esos migrantes que regresaron, están saliendo del país nuevamente con grupos familiares enteros, lo que ha impulsado la movilidad de niños, niñas y adolescentes.
Para diciembre de 2020, el Servicio Jesuita Refugiados de Ecuador registraba el ingreso de al menos 40 menores de edad por día. «Parecían ser los hijos de personas que habían retornado y ahora regresaban con sus hijos», destacaban.
Las características del agotador viaje a través de Venezuela, en el que deben lidiar con el traslado a pie, ante la escasez de gasolina y dinero, desgastan a los grupos de menores de edad. Cuando alcanzan la frontera, ya presentan síntomas de extenuación, y todavía les queda un viaje de miles de kilómetros para llegar a destinos como Lima o Quito.
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Recomendaciones migratorias
CDH-UCAB culminó su informe con una lista de recomendaciones para países receptores y para actores humanitarios. Entre ellas, destacan la necesidad de reforzar protocolos para «identificar y asistir a personas con necesidad de protección internacional y evitar su devolución», ya que la ausencia de documentación ha servido de excusa para deportar a inmigrantes sin siquiera estudiar sus situaciones.
También instan a los gobiernos a mantener activos los espacios de apoyo para personas que requieren protección internacional, especialmente al considerar que esta población huye de una situación de emergencia humanitaria compleja.
Destacan la urgencia de establecer el acceso universal de la vacuna, por lo que piden acatar los lineamientos establecidos por los expertos del sistema de derechos humanos de las Naciones Unidas.
Consideran que es importante reactivar los puntos de apoyo a caminantes en los países de tránsito y de destino. Estos deben otorgar a los caminantes elementos de higiene, bioseguridad y otorgarles orientación sobre los riesgos en la ruta para promover una migración menos arriesgada.