Migrantes retornados: a la intemperie, vulnerados y señalados
Migrantes venezolanos siguen buscando regresar al país, pero la poca capacidad de respuesta del gobierno les impide entrar. Mientras tanto duermen en las calles del Norte de Santander y son señalados por Maduro de ser los culpables del incremento de los casos de covid-19
A la intemperie, sin comida, sin respaldo, sin respuestas y sin un estatus claro. Así se encuentran cientos de venezolanos en la frontera colombo-venezolana, quienes hace unas semanas emprendieron viaje de vuelva al país, sorteando miles de obstáculos, y al estar cerca de la meta se encontraron con las puertas cerradas: más trabas y más restricciones. La imagen es como las del cuento de Kafka, “Ante la Ley”.
El pasado 7 de junio, el gobierno de Nicolás Maduro limitó aún más el ingreso de connacionales que regresan caminando desde Colombia, Ecuador y Perú: solo habrá paso los lunes, miércoles y viernes. Y solo 300 personas cada día: 1.200 migrantes a la semana, a través de los puentes fronterizos en Norte de Santander y Arauca. También cambió su discurso hacia este grupo de venezolanos: de esperarlos con los brazos abiertos a señalarlos de arma bacteriológica.
“Debido a la incapacidad de Venezuela de recibir a sus connacionales, nosotros mantenemos la restricción en la movilidad para salidas voluntarias; pero seguimos trabajando para lograr que los venezolanos que deseen regresar, puedan irse” @JuanFEspinosaP #VenezolanosEnColombia pic.twitter.com/ZL77ma13Qn
— Migración Colombia (@MigracionCol) June 30, 2020
*Lea: La dura vuelta de los migrantes venezolanos regados por el Sur
La medida, según las autoridades colombianas, implicaría una reducción de casi un 80% en el ritmo de regreso de venezolanos.
Prohibir que ingresen venezolanos a su país por la frontera, 4 días a la semana, solo se explica desde el fracaso de la capacidad de gestión de un Estado
Con el agravante de dejar este flujo de retornados por la frontera, en manos de las mafias que controlan las trochas ilegales pic.twitter.com/Zk9A2uBSVa
— Rocío San Miguel (@rociosanmiguel) June 10, 2020
Desde el pasado 14 de marzo, cuando la mayoría de los países de la región cerraron sus fronteras y decretaron cuarentena, para evitar la propagación de la civid-19, comenzaron a abarrotarse los pasos fronterizos de Venezuela. La precaria situación (económica y legal) de muchos venezolanos en el exterior empeoró con la llegada de la covid-19: el cierre de los comercios y el confinamiento obligatorio golpearon duro a los migrantes venezolanos, muchos viven de la economía informal.
Los primeros connacionales en regresar al país lo hicieron por los caminos verdes, o como se conocen popularmente en Táchira, las trochas. Más tarde Migración Colombia y autoridades venezolanas establecieron algunos acuerdos para permitir el regreso de los venezolanos.
Sin embargo, la capacidad de respuesta y recepción de Venezuela es limitada, incluso para la escasa población que decidió volver: hasta el 15 de junio habían regresado un poco más de 74.000, menos del 5% de los venezolanos establecidos en la nación de Gabriel García Márquez. Colombia pasó de tener 1.825.000 a 1.809.000 migrantes venezolanos.
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), hasta febrero de 2020, más 5.000.000 conforman la diáspora venezolana. El país con más connacionales es Colombia. Le siguen Perú, Chile, Ecuador y Brasil.
Hoy Venezuela representa el mayor éxodo en la historia reciente de la región y una de las mayores crisis de desplazados en el mundo. Casi el 80% se encuentra en América Latina y el Caribe, según el organismo de la ONU.
La mayoría de los retornados salieron del país hace unos meses de la misma forma que están volviendo: caminando y con su morral (en algunos casos hijos) a cuesta. Muchos o ninguno de ellos contaban con una situación que los dejaría en la calle o los obligaría a retornar al país, aún en crisis y ahora con covid-19.
El Gran Éxodo: venezolanos escapan a pie del socialismo, cruzando media Latinoamérica para llegar a Perú o Ecuador.
Cuando salgamos de esto, estas fotos serán parte de nuestra historia. pic.twitter.com/oGhrEPNOAv
— Oliver Laufer (@OliverLaufer) August 22, 2018
Migrantes parados en La Parada
El 7 de junio, cuando Maduro restringió aún más la entrada de connacionales, José Molero ya acumulaba ocho días en La Parada ( Norte de Santander, Colombia), durmiendo a la intemperie. Tuvo que vender algunas pertenencias, entre ellas su teléfono, para poder conseguir comida y cubrir otras necesidades. “Esto es una calamidad”, aseguraba al escuchar a las autoridades colombianas decir que, por orden de Venezuela, el paso estaría abierto los días lunes, miércoles y viernes, para grupos de 300 personas en cada jornada, reseñó La Nación.
#8Jun En estas inhumanas condiciones se encuentran los venezolanos en lugares públicos en Cúcuta tras no poder ingresar a #Venezuela por los pasos fronterizo que el régimen ahora mantiene restringido, ocasionando un caos y generando mayores problemas a países vecinos pic.twitter.com/H8qqa4tuLj
— Carlos Valero (@CarlosValero08) June 9, 2020
Para Johan Vitora, de 25 años, lo más difícil era conseguir la comida, quien el 9 de junio sumaba nueve días en La Parada, bajo la protección que le brinda una cobija que puso como techo. “Las autoridades no dicen nada, se quedan calladas, ya esto aquí se volvió una mafia”, aseguró.
“La espera ha sido muy dura. Nos ha tocado vender los teléfonos, las cosas que le llevábamos a nuestra familia, para poder comer, guerrear”, prosiguió el joven, quien se encontraba tendido sobre el asfalto; reportó al diario tachirense.
Vitora caminó desde Medellín (Colombia) hasta la frontera, 14 días de travesía y expuesto a toda clase de peligros. “Esos días fueron fatales para mí”, acotó.
Según el diputado Carlos Valero, miembro de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional (AN), el 24 de junio había más 1.700 venezolanos en la frontera esperando cruzar.
#24Jun Autoridades colombianas alertan que están a punto del colapso por el alto número de migrantes venezolanos en la frontera, hay más de 1700 actualmente. Durante el fin de semana, llegaron a pie más de 1.000 caminantes provenientes de ciudades del interior de #Colombia pic.twitter.com/XnpiXerMsB
— Carlos Valero (@CarlosValero08) June 24, 2020
Desandar los pasos
La escasez de alimentos y medicinas, la hiperinflación, la inseguridad, el colapso de los servicios públicos y la persecución política, en varios casos, empujó a más de 5.000.000 de venezolanos a huir del país. Desde 2016 los venezolanos han desbordado algunas de las fronteras sudamericanas. La mayoría se radicó en Colombia, pero las medidas de confinamiento decretadas por los gobiernos de la región los empujaron a volver: la vulnerabilidad de los venezolanos ha salido a la luz, en Colombia nueve de cada diez alimenta las filas de la informalidad, según diario El Tiempo.
Sin ahorros, ni cómo percibir ingresos y desalojados de sus arriendos decidieron caminar de regreso a mismo país colapsado y en ruinas del que huyeron, pero en el único sitio en que creían podían estar. Sin embargo, no solo el viaje de vuelta ha sido complicado y lleno de peligros. El país no los ha recibido con los brazos abiertos y desde hace unos días les hizo más difícil la entrada.
Migrantes: vulnerables y señalados
En abril, Maduro aseguraba recibirlos con los brazos abiertos, con el paso de los días y a medida que aumentaban los casos, (hasta este 29 de junio el gobierno reportaba 5.297 contagios, en un mes se registraron 3.927 positivos) comenzó a señalarlos al punto de calificarlos como “armas biológicas” y asegurar que el gobierno colombiano “los infectaba” antes de cruzar la frontera para esparcir el virus en el país.
“Estamos extremando las medidas de protección en la frontera (…) No nos podemos dejar infectar de Colombia y de Brasil”.
“¿Qué fue a hacer un docente a Colombia, cuando hay tanto trabajo en Venezuela? Vino perseguido por la xenofobia, despreciado, golpeado, en la miseria y con coronavirus”.
“Lo estamos tratando con dignidad, cariño, consciencia y amor. Está en un CDI. Habrá que reincorporarlo a una escuela o liceo, para que venga a trabajar con dignidad”.
El secretario de la Gobernación del estado Zulia, Lisandro Cabello, aseguró en mayo que «toda persona que viole el sistema migratorio e ingrese en el país será considerada arma biológica y encarcelada».
La vicepresidenta de la República, Delcy Rodríguez, en sus reporte sobre los casos de covid-19 en el país también señala a los migrantes venezolanos que retornan al país como los responsables del brote de coronavirus en el territorio nacional.
“No es justo que vengan del exterior a contagiar a nuestro pueblo. Entran por trochas informarles saltándose todos los protocolos de prevención y de ingreso a nuestro país”, manifestó la funcionaria mientras incentivaba a la población venezolana a denunciar dónde se encuentran estos connacionales.
A juicio de Maduro y sus funcionarios el aumento de los pasos en el país, es responsabilidad de los migrantes retornados.
«Primero usaron a los ciudadanos que regresan como una campaña para publicitarse, decir que en los países donde estuvieron los maltrataron, por eso vuelven y aquí supuestamente son recibidos con amor, eso es falso, están en refugios donde se les violan todos los derechos humanos, sin servicios básicos», indicó la diputada Karim Vera, quien es presidenta de la Subcomisión de Fronteras de la AN.
Vera asegura que al no contar con los servicios básicos en los refugios y registrarse el aumento en los números de contagios, «la estrategia del recibimiento con júbilo les está fallando» y ahora culpan a los migrantes venezolanos de ser los «propagadores del virus».
Atajados por las tochas
El fiscal designado por la asamblea constituyente, Tarek William Saab, informó el jueves 25 de junio que el Ministerio Público (MP) designó fiscales especiales en los estados Apure, Táchira, Zulia, Amazonas y Delta Amacuro para tomar medidas en el ingreso de venezolanos por trochas ilegales.
Dos días más tarde Delcy Rodríguez anunció despliegues militares especiales en los estados fronterizos con Colombia y la creación de Zonas Estratégicas de Defensa Integral Temporales en los estados Zulia y Táchira, a fin de «atender esta situación irregular que está enfermando a nuestro pueblo, que está impulsando el crecimiento de casos de covid-19», dijo.
El lunes 29 de junio La Nación reseñaba la detención, en la zona de frontera tachirense, por efectivos de la Guardia Nacional, de 34 connacionales. La razón: ingresar de manera ilegal al país, a través de trochas.
Últimos acuerdos
Jairo Yáñez, alcalde de Cúcuta (Norte de Santander, Colombia) solicitó el pasado 25 de junio a los ediles de otras jurisdicciones de Colombia que no sigan enviando venezolanos a la urbe, ya que se obliga entonces a las autoridades a fortalecer los controles de salidas y entradas para evitar que hayan desórdenes en la metrópoli.
Hasta este 29 de junio, en el Norte de Santander, habían más de 2 mil connacionales represados en esperando entrar a Venezuela, informó Freddy Bernal, «protector» de Táchira (gobernador paralelo impuesto por Maduro).
Según Bernal, el fin de semana tuvo conversaciones «informales» con César Duarte, jefe de inmigración en el Norte de Santander, a quien le propuso realizarle a los migrantes pruebas de despistaje en territorio neogranadino, con la colaboración de la OPS, para de esta manera tener mayor control epidemiológico cuando ingresen al país, estrategia que acortará el tiempo de cuarentena a cumplir en los diferentes PASI (Puestos de Atención Social e Integral) fronterizos.
La oferta será elevada a la presidencia de la República para que sea analizada por el Ejecutivo Nacional, reseñó La Nación.
Mientras tanto el tiempo pasa y los migrantes retornados siguen vulnerados, vulnerables, señalados y “Ante la Ley”.