Militares rusos en Venezuela honran deuda técnica, adiestran en combate y provocan a EEUU
Los oficiales enviados por Moscú adiestrarán a la Fuerza Armada en el manejo de los sistemas antiaéreos y trabajan sobre centros de entrenamiento en mora desde la era Chávez. Rusia ha surtido 65% de los sistemas adquiridos por el gobierno en la última década
La estadía de 99 militares rusos que arribaron a Venezuela a finales de marzo en dos aeronaves castrenses, no solo no fue aprobada por la Asamblea Nacional sino que podría reforzarse con más uniformados, según anunció el vicecanciller Yván Gil, en medio de un aluvión de teorías sobre el objetivo estratégico de la visita.
Sin embargo, los hechos concretos apuntan al cumplimiento de una parte de los acuerdos técnicos de cooperación bilateral que iniciaron en 2005 con Hugo Chávez, que pasan por el adiestramiento de personal de la Fuerza Armada Nacional y, al mismo tiempo, provocar a Estados Unidos, cuyo gobierno insiste en anunciar que no se quedará impávido ante lo que considera un aumento de la tensión que vive el país.
“Luego de una semana de la presencia de militares rusos en Venezuela, concluyo que la visita ha sido programada para revisar técnicamente todo el sistema de defensa antiaérea adquirido a Rusia”, aseveró la presidenta de Control Ciudadano para la Seguridad, Defensa y Fuerza Armada Nacional (FAN), Rocío San Miguel.
El dos de abril, la empresa estatal rusa Rosoboronoexport anunció la inauguración del Centro de Instrucción y Entrenamiento Simulado Conjunto, “GB Oscar José Martínez Mora” en el estado Yaracuy. Se trata de un centro para capacitar pilotos en el manejo de los helicópteros Mi-17V5, Mi-35M y Mi-26T, que fueron adquiridos durante el gobierno de Hugo Chávez. Según un despacho del Ministerio de Comunicación e Información (Minci), la activación del centro se concretó el 29 de marzo y forma parte de los convenios de cooperación técnica militar firmados entre Venezuela y Rusia desde hace 14 años.
“El fin del centro de capacitación es optimizar no solo las operaciones de seguridad, sino también las iniciativas humanitarias y el manejo de desastres”, señaló la compañía rusa. La organización dijo que el adiestramiento se realizará en las condiciones más cercanas a la realidad del país.
Rocío San Miguel señala que, en efecto, el centro de adiestramiento de los pilotos era una de las tareas pendientes de Rusia con Venezuela.
Según un informe de Control Ciudadano para la Seguridad, Defensa y Fuerza Armada Nacional, los convenios con Rusia incluyen no solo los centros de instrucción para los helicópteros rusos, también abarcan centros de mantenimiento para aviones de combate Su-30MK2, la instalación de una planta para la fabricación de fusiles de asalto AK-103/AK-104 y de otra para la fabricación de munición calibre 7,62×39 mm.
“La fábrica de los fusiles comenzará a funcionar a finales de 2019. Monitoreamos constantemente las obras de construcción. Esta planta es de vital importancia estratégica para la independencia de Venezuela”, anunció el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, en 2018.
Esta última fábrica ha estado rezagada desde hace varios años y el gobierno también anunció, en su momento, que estaría en funcionamiento en 2017.
Capacidad versus provocación
El coronel retirado José Machillanda, especialista en sociología militar, coincide en que la visita rusa es de carácter logístico.
«Además hay una extensión del soporte y el apoyo a Nicolás Maduro. Aunque la presencia de Rusia tiene un origen técnico puede servir de un factor de provocación o de penetración en el sistema político venezolano”, puntualiza Machillanda.
Por su parte, José Rivas Leone, analista militar de la Universidad de Los Andes (ULA), acota que Venezuela firmó con Chávez, y luego lo ratificó Maduro, convenios que no solamente referían la venta de armamento, sino también la construcción de plantas para la elaboración de fusiles y municiones. Recuerda las denuncias sobre el presunto desvío de recursos.
“Habría que ver si dentro de esta etapa bilateral se está pensando en una ampliación o la repotenciación de las baterías antiaéreas. Estos convenios a veces se amplían o se renuevan. Pero también está otra variable a considerar como la estrategia de una suerte de disuasión hacia los Estados Unidos”, agrega.
El analista castrense enfatiza que Venezuela no es prioridad para Rusia. Cuestiona lo que representa “una irrupción grotesca” de los militares de ese país en el territorio nacional que pasó por encima de la Asamblea Nacional (AN), único órgano con potestad constitucional para aprobar el ingreso de misiones internacionales.
Rivas Leone refiere que Rusia también cuida de sus intereses financieros en Venezuela. Asimismo, llama la atención sobre el hecho de que Rusia no ha respaldado a Venezuela en la disputa sobre el Esequibo.
Asimismo, la Cancillería rusa ha rechazado la tesis de que la presencia de sus militares signifique una amenaza. “No se trata de ningún contingente militar y, por tanto, son totalmente infundadas las afirmaciones de que Rusia está realizando operaciones militares en Venezuela”, afirmó la portavoz María Zajárova en un comunicado.
Un oficial que estuvo en la misión venezolana en Rusia en 2011 y 2012, expresa que los oficiales enviados por que Moscú a Venezuela fueron distribuidos entre Fuerte Tiuna y las Regiones Estratégicas de Defensa Integral (REDI) de Los Andes y Guayana.
El militar -que prefiere el anonimato- indica que los rusos “vinieron a tareas de combate, inteligencia, mantenimiento y reparación de los equipos militares. Muchos oficiales de la FAN fueron enseñados a hacer mantenimiento preventivo y de conservación de los equipos. Hay mucha gente capacidad, pera la gran mayoría ha desertado, se fue de baja y fuera del país”.
Sistemas clave
De acuerdo con el Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés), 65% del armamento comprado por Venezuela en los últimos 10 años, proviene de Rusia.
En la lista de compras de Caracas a Moscú se encuentran el sistema móvil de lanzacohetes múltiples 40x122mm Grad, los sistemas de misiles móviles Buk-M2E, con un alcance de hasta 45 km; el sistema ruso S-300VM, que tiene capacidad para interceptar misiles subsónicos, drones o aviones; así como los vehículos de combate de infantería BMP-3, el vehículo de combate de infantería BTR-80 8×8, el sistema móvil de lanzacohetes múltiple 1×12 de 300 mm 9A52 Smerch y el sistema móvil misilístico antiaéreo de mediano alcance Buk-M2.
En 2013, Nicolás Maduro recibió el sistema antiaéreo Pechora 2M, con un alcance efectivo de hasta 10 km. El equipo fue adquirido por Hugo Chávez. Tanto Chávez como Maduro adquirieron aviones de caza del sistema Sukhoi.