Milos Alcalay: demócratas y republicanos están de acuerdo sobre Venezuela
Milos Alcalay afirma que la política de Estados Unidos sobre Venezuela es apoyada tanto por los republicanos como por los demócratas, ambos quieren que el país recupere su democracia
MILOS ALCALAY Inició su carrera diplomática en 1970 como Tercer Secretario de la Embajada de Venezuela en París y en 1972 fue nombrado Jefe del Gabinete de Ministerio de Relaciones Exteriores. Fue embajador de Venezuela en Brasil, Israel y Rumanía, además de haber ejercido como representante de nuestro país en el Parlamento Latinoamericano y en el Parlamento Andino. Fue embajador ante las Naciones Unidas. Uno de los diplomáticos más respetados de Venezuela a la que ha representado durante más de 30 años por todo el mundo.
– ¿Cuál es la diferencia entre cooperación internacional e intervención?
–La ayuda humanitaria es parte de la cooperación internacional aplicada a situaciones de emergencia sea por fenómenos naturales, terremotos, huracanes o cuando hay situaciones políticas de colapso como en el caso de Venezuela por la falta de medicamentos, de comida, desabastecimiento, etc. Ahora, la intervención se da para proteger esa ayuda al país de manera que no se convierta en un caos. Por eso es que vemos en algunos de esos reportajes internacionales cuando se va a repartir harina o medicamentos que hay intervención para proteger a los camiones de la Cruz Roja o de las Naciones Unidas que distribuyen la ayuda, para que no se generen problemas y para asegurar que esa ayuda llegue a quien debe llegar y que no vaya a haber un mecanismo mafioso que vaya a robarse los medicamentos, por ejemplo, y poner un poco orden.
La intervención humanitaria, que se ha venido señalando, no puede hacerse en detrimento de la solicitud de un gobierno, pero Venezuela es un caso atípico, es el único país que rechaza la ayuda humanitaria. Hemos visto, por ejemplo, países como Siria donde hay un genocida como Bashar al Assad que en los lugares donde sus enemigos tienen control en su territorio en esa guerra civil, el gobierno no rechaza la ayuda porque en el fondo es para los ciudadanos de su país, o guerras en África, ningún gobierno sensato las rechaza. En el caso de Gadafi rechazó la ayuda humanitaria y terminó como todos sabemos: el Consejo de Seguridad autorizó una intervención porque estaban acabando con los refugiados.
– ¿Quemar la ayuda humanitaria constituye un delito tipificado en el Derecho Internacional?
–Sí. El que sistemáticamente utiliza mecanismos que van en contra de la comunidad de su propia población, puede devenir en una situación muy grave porque la comunidad internacional no va a tolerar más situaciones como la de Ruanda, los países balcánicos. El artículo 7 del Tratado de Roma, que regula la Corte Penal Internacional, señala que cuando hay una sistemática acción en contra de la vida de los ciudadanos eso puede ser condenado como lesiones de Lesa Humanidad. Pero hay otras situaciones graves como violar protocolos como el derecho humanitario, el Acuerdo de Ginebra, los acuerdos de la cooperación internacional en una forma en que pone al régimen de Maduro en una situación que es rechazada porque viola la posibilidad de que los ciudadanos puedan sobrevivir a unos hechos que el mismo régimen ha producido.
– ¿Qué significa lo sucedido la semana pasada con el Grupo de Lima? ¿Detrás de esas resoluciones hay conversaciones privadas entre los miembros de cuyas discusiones no nos llegamos a enterar?
–Hay que tener en cuenta que el Grupo de Lima es un organismo informal no tiene la posibilidad de coordinar una acción militar en contra de un país determinado, el único que tiene la facultad expresa en la Carta de las Naciones Unidas para el uso legítimo de la fuerza es el Consejo de Seguridad de ese organismo. Es por eso que la reunión que se hizo este martes 26, en donde Venezuela cada vez se convierte en un tema recurrente como el de Siria, Isis, como la situación de refugiados en el Medio Oriente, Venezuela es hoy una piedra en el zapato porque cada vez más el Consejo de Seguridad se va a involucrar. También tiene otros mecanismos que permiten una intervención para salvaguardar la vida de los ciudadanos. Normalmente eso se da en caso de conflictos bélicos, pero Venezuela es tan peculiar que esto es una matanza de un régimen contra sus propios ciudadanos que no están armados, que son pacíficos, que buscan soluciones de paz y, sin embargo, el régimen los trata como una fuerza enemiga. Esta es una situación insólita, donde normalmente hay dos partes como en Libia o lo que está sucediendo en Siria. Aquí no, aquí es el régimen que dice que hay una guarra económica y la única guerra que hay es la del régimen contra ciudadanos pacíficos que lo que quieren es sobrevivir y por eso hay como consecuencia 3 millones de ciudadanos que tratan de hacerlo en otros países.
– ¿Qué significa: Todas las opciones sobre la mesa?
–Es evidente que ningún país va a anunciar que intervendrá militarmente, todo depende de lo que el régimen haga. Si el régimen convierte a Venezuela en una Ruanda, en una Libia, si la acción de los pranes hoy uniformados, junto a los colectivos, con unos militares que ya han perdido su rol institucional continúan masacrando al pueblo, sí tendría los efectos de una intervención y por eso es que se ha planteado tanto por el presidente Trump, con todos sus ministros, y el presidente encargado Guaidó que todas las opciones están sobre la mesa y no pueden no estar porque si bien es la búsqueda de una solución pacífica, diplomática, pero si hay una masacre, si hay un desequilibrio de un régimen en contra de sus ciudadanos hay mecanismos en el Derecho Internacional para buscar solucionar, prevenir el conflicto, el genocidio y prevenir las violaciones a los derechos humanos.
– ¿Qué otras presiones podría ejercer el Grupo de Lima sobre el gobierno?
–Hay una frustración en la calle de los ciudadanos que dicen que no se aprobó la intervención, la ayuda humanitaria no entró, pero la marcha de las situaciones internacionales lleva su ritmo. Yo coincido en que ha sido una barbaridad lo que estamos viviendo, el cinismo del gobierno es insólito, pero cada vez más el gobierno se está aislando y se comporta de una manera tan absurda que él mismo se cercena la posibilidad de solucionar los graves problemas que estamos sufriendo. Por ejemplo, cuando cierran la frontera con Colombia donde teníamos 7000 millones de dólares de comercio; cuando cierra las fronteras con Brasil, con el Caribe, con razones de otra índole con Guyana, tiene a Venezuela en una isla que depende de lo internacional ya que acabó con los empresarios, con el campo. Eso es darse un auto gol porque se está penalizando él mismo. Pero además, el Grupo de Lima está buscando mecanismos cada vez más fuertes para impedir que Maduro, que ha usurpado el poder, continúe y que el presidente Guaidó, reconocido por más de 60 estados democráticos, pueda ejercer su función de gobierno de transición que permita el cumplimiento de la Constitución y de los acuerdos internacionales.
– ¿Por qué la mayoría del Grupo de Lima rechaza una intervención militar?
–Ese es un tema muy delicado. Cuando se da una intervención militar no se anuncia, se da cuando se da. Es una acción que va a depender de la atrocidad que haga en incumplimiento de los acuerdos internacionales.
Todas las opciones están en la mesa y aunque digan que no están de acuerdo con la intervención militar, todo va a depender de cómo sea la situación y hay artículos, normas internacionales que permitirían venir en socorro de un pueblo donde hay una sistemática violación de los derechos humanos a través de los presos, de las torturas. Este es un gobierno que se pone a bailar cuando están masacrando a los pemones y cree que lo están haciendo muy bien, que es un triunfo cuando la comunidad internacional ve lo que nosotros durante varios años estamos sufriendo.
– ¿Existe la posibilidad de que Estados Unidos tome la iniciativa de intervenir unilateralmente en Venezuela?
–Ahí hay dos temas con respecto a Estados Unidos. Primero, que ha visto el gran respaldo de cada uno de los gobiernos de América Latina, muy firme, en rechazo al régimen. La forma como recibieron a Guaidó en Colombia con honores de jefe de Estado, mientras que a Maduro no lo recibe nadie. Estados Unidos ha tratado, y por eso fue el Vicepresidente Pence a la reunión del Grupo de Lima, de mantener una posición acorde con los países del hemisferio. El segundo tema es que, a diferencia de otros temas internacionales, hay una pugna feroz entre demócratas y republicanos en los casos de Corea del Norte, de Irán, Siria, Ucrania, pero en el caso de Venezuela es una política de Estado, demócratas y republicanos apoyan una acción de los Estados Unidos. Por eso todo depende de los acontecimientos, y en la medida en que el régimen siga insultando y tratando de vejar y de intimidar, creyéndose una Unión Soviética, lo que hace es alborotar el avispero y cada vez las posibilidades de una actuación no se descarta, como dice Trump, todas las opciones están encima de la mesa.
– ¿En vista de la cercanía de las elecciones en los Estados Unidos, el presidente Trump no nos estará utilizando para su campaña?
–Lo electoral puede ser un factor, pero los demócratas, Pelosi, el presidente Clinton, las declaraciones de la candidata Clinton, las posiciones que han adoptado en el parlamento también están a favor de una posición de solidaridad con Venezuela. El tema de Venezuela se ha convertido en una política bipartidista, en una política de Estado. Yo lo que quiero creer también, más que intereses electorales o petroleros, como afirma el gobierno, ahí lo que hay es un retorno a lo que Kennedy había hecho con la Alianza para el Progreso que es buscar una América Latina democrática, basada en los principios de la libertad, de los Derechos Humanos, del desarrollo. Venezuela era una isla en el continente, admirada por todos por su vocación democrática, hoy lamentablemente Venezuela es un cáncer, repudiada por las democracias de la región por sus vínculos con el narcotráfico, con el terrorismo y la destrucción que ha tenido en toda la estructura del estado convirtiéndose del país más rico de América Latina en el más pobre.
– ¿Qué viene ahora?
–Yo creo que en este momento tenemos la ventaja de que el joven presidente interino Juan Guaidó y Presidente de la Asamblea Nacional ha sido visto como el interlocutor de esa Venezuela en transición. Yo creo que en 30 días desde el 23 de enero la función de Guaidó ha sido sorprendente, no sólo por Guaidó sino porque es la expresión de un pueblo que quiere democracia, que quiere libertad. Tenemos ahora un director de orquesta y no diez voceros que cada uno va por su lado. Ahora, va a depender mucho lo que suceda, de nosotros mismos, de estar a la altura, yo creo que si usamos los mecanismos internos de la oposición para llevar adelante la transición vamos a tener un futuro glorioso, una democracia sólida y vamos a reconstruir lo que ha destruido la maldad y el odio de un régimen que ha querido excluir a todos los que no piensan igual.