Jorge Piedrahita: Resolver la deuda venezolana es muy complejo, pero se debe auditar
Enfocado en países considerados «problemáticos» en el manejo de deuda como Argentina, Ecuador y Venezuela, Jorge Piedrahita, asesor de Copernico Capital Partners S.A., considera que aún es posible que el país pueda llegar a acuerdos con los acreedores de la República y de Pdvsa. Afirma que el gobierno de Maduro perdió la oportunidad de mostrar cambios positivos luego de varias de las flexibilizaciones otorgadas por EEUU como la licencia a Chevron, por lo que prevé que no habrán modificaciones en las sanciones a corto plazo
Resolver, reestructurar o planificar cómo cumplir con el pago de la deuda venezolana es un tema significativamente complejo aún cuando existan las condiciones adecuadas para ello, sin embargo, una de las primeras acciones a ejecutar en este proceso es el de auditar todas las acreencias y certificar a quiénes les corresponde realmente para evitar fraudes.
Jorge Piedrahita, asesor de Copernico Capital Partners S.A., una firma con más de 20 años de trayectoria y que gestiona distintas estrategias enfocadas en Latinoamérica, sostuvo que la situación de Venezuela no tiene precedentes. Destaca que es un tema sumamente complejo debido a los enormes montos involucrados, la diversidad de acreedores (países, multilaterales, individuos, multinacionales, fondos, etcétera) y, de instrumentos (deudas comerciales, deuda originada en fallos arbitrales del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias del Banco Mundial, bonos, pagarés, entre otros).
Enfocado en países considerados «problemáticos» en el manejo de deuda como Argentina, Ecuador y Venezuela, Piedrahita produce informes confidenciales sobre bonos de mercados emergentes y ha actuado como testigo experto en casos de litigios de valores. Su experiencia en Venezuela y Argentina se enfoca en servicios de asesoría para inversionistas institucionales.
Recientemente se anunció que Copernico Capital Partners S.A. y NTN Consultores, con sede en Caracas, llegaron a un acuerdo para atraer inversores no gubernamentales a un fondo dedicado a la recuperación de deuda soberana y de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) llamado «Copernico Recovery Fund (CRF)».
Explicó Piedrahita que los tenedores de bonos tienen libertad para ejercer sus derechos como propietarios de estos, incluyendo la posibilidad de transferirlos o venderlos, siempre y cuando el comprador o receptor no sea una persona física o jurídica de los Estados Unidos. Por consiguiente, la opción de invertir sus bonos en el Copernico Recovery Fund, es permisible solo para personas no-estadounidenses. El fondo está constituido y regulado en las Islas Caimán, cuenta con proveedores de servicios de primer nivel y con custodia en los Estados Unidos.
La cesación de pagos de Venezuela, Pdvsa y Elecar lleva casi seis años. Según los asesores legales estadounidenses consultados por el CRF, a partir de los seis años, las leyes del Estado de Nueva York, jurisdicción bajo la cual están emitidos los bonos venezolanos, limitan el acceso a las cortes de los Estados Unidos (Statute of Limitations) de forma tal que se pierde, debido al trascurso del tiempo, el elemento más importante de presión para facilitar un futuro «recupero», que es la acción ante las cortes tendiente a lograr una sentencia que ordene el pago de capital e intereses adeudados.
En el corto plazo, evitar la prescripción es uno de múltiples objetivos para la de maximización de recupero y, en el futuro (sujetos a cambios del régimen de sanciones imperante) entre las diversas alternativas consideradas por el CRF, se podrían utilizar los bonos como contraprestación para adquirir empresas estatales o participar en «joint ventures» de Pdvsa u otras alternativas a ser evaluadas.
-¿A pesar de las condiciones actuales de la deuda venezolana sienten que se puede seguir adelante con el proyecto del fondo, creen que podrán captar la mayor cantidad de inversores?
-Sí, la estrategia de recuperación que ha propuesto el Fondo Copernico tiende a ser más efectiva cuando se gestiona una cantidad considerable de bonos. Es muy difícil para los tenedores de bonos individuales llevar a cabo sus propias demandas, ya que esto requiere un conocimiento y experiencia muy especializados. Además, los costos asociados (legales y financieros) pueden ser prohibitivamente altos.
-¿Cuáles son las expectativas con el fondo?
-La meta de CRF es incrementar gradualmente el tamaño del fondo y ejercer los derechos legales y judiciales pertinentes como condición necesaria pero no suficiente para maximizar el recupero. Copernico espera que, en un futuro, cuando el gobierno de Venezuela esté preparado para iniciar un proceso de privatizaciones, se puedan canjear los bonos de deuda para adquirir total o parcialmente una empresa estatal. No obstante, esta no es la única estrategia.
El Fondo Copernico tiene una postura flexible y está preparado para tomar cualquier acción necesaria para maximizar los retornos. La posibilidad de recibir acciones de una empresa estatal como parte del pago por los bonos es un enfoque clave. Basados en la exitosa experiencia del equipo a lo largo de su carrera profesional en otros países de Latinoamérica existe el convencimiento que esta idea puede ser parte integral de la solución en Venezuela cuando llegue el momento adecuado.
-¿Cómo logran ejecutar este fondo en medio de sanciones?
-El fondo está establecido en las Islas Caimán y se clasifica como una «persona no estadounidense» (non-US person). Este estatus le permite comprar y recibir bonos de Pdvsa o de la República. Según la hoja de términos, la custodia de estos bonos se encuentra en JPMorgan en los Estados Unidos. Este banco está bien versado en las implicaciones de las sanciones, y no tiene inconvenientes en manejar los bonos siempre que el Fondo Copernico siga el proceso de cumplimiento y suscripción adecuados.
Este proceso implica certificar que el cliente es una «persona no estadounidense» y que no está sujeto a sanciones. Además, existe un procedimiento de cumplimiento que se adhiere a los estándares internacionales. En otras palabras, hay una serie de elementos en juego que aseguran que todos los proveedores de servicios del fondo se sientan seguros y cómodos con la operación.
-¿Cuánto tarda ese proceso de certificación?
-Generalmente, el proceso de liquidación de transacciones lleva alrededor de 10 días a dos semanas. Sin embargo, a menudo enfrentamos dificultades con los custodios que no comprenden completamente el proceso, lo cual puede alargarlo hasta seis meses.
Hemos observado situaciones en las que el bróker del inversor, por preferir continuar cobrando la custodia a su cliente (algo que no debería suceder), impide que este invierta en el Copernico Recovery Fund. En estos casos, el bróker está fallando en cumplir su obligación fiduciaria de informar al cliente acerca de los asuntos legales próximos que podrían afectar a su activo y de presentarle las opciones disponibles, incluyendo el Fondo Copernico entre otras alternativas.
Si como inversor percibe que su bróker no le está informando sobre los problemas legales y otros obstáculos que le podrían impedir maximizar el recupero de su capital, podría ser el momento de considerar buscar otro bróker.
-Muchos bancos de inversión tienen una gran cantidad de bonos de deuda venezolana, ¿pero aún hay un gran número de inversores individuales?
-Claro, existen tenedores individuales con una posición significativa en bonos venezolanos, ya sean medianos o pequeños. Sin embargo, la mayoría de ellos tienen sus bonos bajo custodia fuera de Venezuela. En la Caja Venezolana de Valores quedaron principalmente emisiones permuta destinadas a pequeños inversores, quienes podían adquirir hasta 5.000 dólares. Estos pequeños inversores no son el objetivo principal del Fondo Copernico Recovery Fund, ya que se enfoca más en los tenedores de mayor envergadura, debido a las ventajas económicas que ofrece el negocio de economías de escala.
-Supongo que comprar bonos a los precios en los que se encuentra la deuda venezolana es aún un negocio.
-En los últimos años, hemos notado un incremento en la adquisición de deuda venezolana por parte de fondos europeos. Esta tendencia responde a la percepción de que tal deuda puede representar una oportunidad rentable a largo plazo. Históricamente, la adquisición de bonos por menos de 10 centavos de dólar, tal como ocurrió en Perú y Ecuador en los años 80, y en Rusia en 1998-1999, ha demostrado ser una estrategia lucrativa. Sin embargo, esta táctica requiere de una considerable paciencia.
Al invertir en esta deuda, los fondos están, en esencia, apostando por el futuro de Venezuela. Específicamente, están invirtiendo en la probabilidad de que el país prospere. En mi opinión, esta es una apuesta razonable, dado que la nueva geopolítica energética sitúa a Venezuela en una posición muy relevante a nivel mundial, lo que contribuirá a la generación de valor, beneficiando así a la deuda. Vale destacar que Venezuela, además de tener petróleo, cuenta con grandes reservas de gas, recurso muy demandado en la actualidad.
Ya se están observando señales de esta tendencia, como los proyectos de gas que involucrarían la infraestructura de Trinidad y Tobago. Asimismo, considero que la relación con Chevron, facilitada por la licencia OFAC, se mantendrá abierta en el futuro cercano. Incluso, existe la posibilidad de que esta relación se fortalezca, siempre que exista un entendimiento entre Venezuela y Estados Unidos.
No obstante, hay que recordar que la generación de valor es un proceso complejo que requiere economías de escala (es decir, volumen), un equipo experimentado y un horizonte de inversión de, al menos, cinco años. No basta simplemente con adquirir los bonos y mantener una posición pasiva; esto no proporcionará los retornos que el Fondo Copernico busca. La deuda de Venezuela y Pdvsa exige una gestión profesional.
*Lea también: Pdvsa suspende plazo para que acreedores reclamen $60.000 millones de bonos en mora
Gestión de deuda compleja
Jorge Piedrahita opina que, a pesar de los desafíos significativos, Venezuela podría llegar a acuerdos con los poseedores de bonos de deuda venezolana y con sus numerosos acreedores en los próximos 3 a 5 años. Además, recomienda que Venezuela debería considerar como un elemento central para la resolución del problema un programa de deuda por capital en empresas que hoy están en manos del estado (debt for equity swaps).
Incluso y con referencia a Citgo, Piedrahita argumenta que, la empresa que genera ingresos muy significativos que podrían ser el centro de un acuerdo para evitar que Petróleos de Venezuela (Pdvsa) perdiera este valioso activo internacional. «Es imperante que continúen las negociaciones sobre este tema».
Los desafíos clave a abordar -dijo- en el corto plazo en la deuda de Venezuela, además de la situación con el bono Pdvsa 2020, son las demandas de Crystallex, una empresa canadiense, y ConocoPhillips, una compañía estadounidense
-Hay un tema que se debe atender y es el de la cláusula de prescripción de los bonos venezolanos. ¿Esto será un problema para negociar un acuerdo en el futuro?
-Hay que evitar que los pagos de la deuda prescriban y lo más importante es cuando prescribe el capital, porque cuando esto sucede ciertos derechos asociados con los cupones de interés también prescriben. Como ejemplo el bono de la Republica con cupón del 13,625% del 2018 venció el 15 de agosto de dicho año y si el inversor no demanda antes del 15 de agosto del 2024 se pierde el derecho acceder a las cortes por consiguiente si la Republica decide nunca pagarle a dicho inversor entonces su activo termina perdiendo todo su valor a lo largo del tiempo ya que no hay nada que el inversor pueda hacer para forzar algún reconocimiento por dicha deuda.
Incluso hay otro tema importante a tomar en cuenta y es la aceleración que han tenido varios bonos. La aceleración consiste en que un grupo de al menos 25% de los bonistas se comunican con el agente fiscal de la República y le informan que dado que se dejó de pagar la deuda están acelerando el pago del capital, esto significa que el capital es exigible en ese momento. Por ejemplo, hay un bono que es el Soberano 2034 y este título se aceleró el 6 de diciembre de 2018 y la prescripción legal sobre el capital sucedera a partir del 6 de diciembre de 2024.
Las tenencias de los bonos venezolanos están muy atomizadas a lo largo y ancho del mundo y lo que pasará es que podría haber decenas de miles de inversores que no van a reaccionar y que se van a quedar con algo que no tiene valor o en el mejor de los casos si se da la generosidad del emisor le pagarán 5 o 10 centavos de dólar.
Una posible solución a este problema podría ser establecer un «tolling agreement» o «acuerdo de suspensión», que aplazaría temporalmente el lapso de prescripción legal. Sin embargo, parece que no se dan las condiciones necesarias para que se llegue a tal acuerdo. Maduro ha intentado proponer dicho arreglo, pero la tensión que existente con Estados Unidos hace dicha oferta invalida, ya que los bonos están sujetos a las leyes del Estado de Nueva York, según consta en los documentos de emisión. Además, la oposición se encuentra desarticulada y enfrenta retos legales en los tribunales, lo que también le impide proponer una solución. En conclusión, no parece existir una solución a corto plazo que frene la aplicación de la prescripción legal.
-¿Como asesores de fondos de inversión, cómo ven el panorama de Venezuela en los próximos meses cuando se avecina varias contiendas electorales?
-Esperamos que Venezuela encuentre una solución pacífica y beneficiosa para su gente a través del diálogo. Sin embargo, no predecimos una modificación significativa de las sanciones a corto plazo. Los Estados Unidos han mantenido una postura firme, declarando que no cambiarán las sanciones a menos que se emprendan acciones específicas, algo que han reiterado en numerosas ocasiones.
Maduro recibió una victoria política cuando el interinato se eliminó en diciembre de 2022. Sin embargo, la emisión de la reciente Licencia 42 por parte de OFAC, que permite a la Asamblea Nacional de 2015 realizar negociaciones sobre la deuda, fue un revés sorprendente para su gobierno. Creemos que este fue también un mensaje claro: la posición de los Estados Unidos no cambiará, a pesar de las peticiones de la facción izquierdista del Partido Demócrata para modificar o eliminar las sanciones.
Hay un consenso de que si Maduro implementara ciertos cambios, los Estados Unidos podrían responder de manera favorable con la relajación de las sanciones. La concesión de una licencia a Chevron por parte del gobierno estadounidense fue un paso significativo. Sin embargo, los pasos siguientes no cumplieron con las expectativas del Departamento de Estado y otras agencias de los Estados Unidos. De hecho, podrían estar considerando aumentar las sanciones. La espera de los Estados Unidos tiene límites y a medida que se acerque la próxima elección, la administración de Joe Biden podría verse aún más restringida en esta cuestión.
En 2022, Venezuela desaprovechó una oportunidad importante cuando Biden implementó un cambio dramático en su política exterior. Esta ventana de oportunidad no fue utilizada para producir resultados.
-Lo ocurrido con la deuda externa venezolana no tiene precedentes en el mundo financiero, hubo casos puntuales de default en varios países de la región, pero no en la magnitud de la del país.
-La deuda venezolana es realmente única, no solo en términos de montos involucrados, sino también por su complejidad sin precedentes. En comparación, la deuda argentina, que ha experimentado importantes incumplimientos en las últimas cinco décadas, en contraste presentaba un panorama relativamente uniforme. Por otro lado, en Venezuela se enfrenta una variedad de circunstancias: existen bonistas sin garantías y con garantías, múltiples casos legales en diferentes jurisdicciones, demandas ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias del Banco Mundial (Ciadi), sentencias desfavorables del Ciadi, significativas deudas comerciales aparte de los bonos, dividendos impagos en empresas mixtas, pagarés pendientes a proveedores, etc. Esta combinación de factores acentúa la complejidad de la situación.
Abordar la deuda venezolana será un desafío considerable que requerirá tiempo y esfuerzo significativos. Una consideración crucial es la necesidad de auditar esta deuda, ya que existe el riesgo de que se intenten fraudes para obtener dinero cuando finalmente se reconozca y comience a pagar la deuda.
En resumen, la situación es muy compleja, y su resolución requerirá tener en cuenta muchos elementos legales, financieros y macroeconómicos, entre otros.
-¿Con relación a Citgo cree que se pueda llegar a un acuerdo con los acreedores para evitar que el país pierda este activo?
-En primer lugar, vale la pena subrayar que las políticas de protección de activos en Estados Unidos han beneficiado de manera significativa a Venezuela. En particular, estas políticas han aumentado el valor de Citgo, una empresa petrolera que ahora vale más de lo que valía hace cuatro o cinco años. Es importante mencionar que Citgo tiene actualmente alrededor de 3.400 millones de dólares en efectivo y sigue generando ingresos considerables.
Un aspecto clave aquí es el bono Pdvsa 2020. Este bono tiene como garantía un 50,1% de las acciones de PDVSA Holding, que es la empresa matriz de Citgo. Sin embargo, debido a las protecciones impuestas por la OFAC, los tenedores de bonos no pueden adueñarse de esta garantía.
Recientemente, la Licencia 42 de OFAC autoriza a la Asamblea Nacional de 2015 a realizar ciertas negociaciones relacionadas con la deuda. Esta licencia se emitió porque actualmente ya se están llevando a cabo negociaciones entre los representantes de la oposición venezolana y los tenedores de los bonos PDVSA 2020.
Citgo tiene una posición de caja que le otorga credibilidad a estas negociaciones. No obstante, no puede pagar directamente a los tenedores de bonos. En cambio, tiene que pagar dividendos a Pdvsa Holding, quien a su vez paga a PDVSA Ad Hoc para cumplir con los tenedores de bonos. Este es un proceso complicado porque implica numerosas demandas y todas las partes tienen que estar de acuerdo. Caso contrario, cualquier movimiento de dinero puede ser embargado por las cortes. Este es un proceso complejo en el que participan múltiples actores.
-¿Cuáles son los temas de la deuda en los cuales se debería enfocar la AN de 2015 ya que tiene autorización de EEUU para ello?
-Respecto a la relevancia de ciertos asuntos que la Asamblea Nacional de 2015 podría abordar en relación con la deuda de Venezuela, destaco los siguientes temas de carácter urgente:
Primero, el caso de Crystallex. La Corte ha autorizado a esta empresa vender acciones de PDVSA Holding, un proceso que ya está en marcha y está programado el remate de las acciones en Junio del 2024.
En segundo lugar, se encuentra el caso de Pdvsa 2020, que también requiere de una atención prioritaria.
Finalmente, en tercer lugar, está el caso de la demanda de ConocoPhillips, la cual no fue tramitada a través del Ciadi.
En mi opinión, las deudas relacionadas con el Ciadi y Pdvsa podrían resolverse de manera relativamente sencilla en futuras negociaciones. Una opción sería ofrecer a los acreedores algún tipo de activo en territorio venezolano, tal vez permitiendo la administración de un campo petrolero, con la producción de crudo, o algo similar a lo que está haciendo Chevron actualmente.
Se podrían establecer diversos acuerdos. Por ejemplo, si la producción en el campo petrolero asignado aumenta, se podrían realizar pagos a partir de esos ingresos adicionales. La idea no es privar al país de sus recursos, sino encontrar formas equitativas y viables de saldar las deudas pendientes.
*Lea también: Oposición reitera que bonos Pdvsa 2020 son ilegales para tomar Citgo