Minirrecado al profesor Luis Acuña, por Simón Boccanegra

El gobierno, a través del Minpopop para lo Estrambótico, propala la versión de que un «pequeño grupo» de estudiantes «revolucionarios» fue atacado en la UCV por «feroces bandidos», que intentaron lincharlos y «quemarlos vivos». Pedro Carreño es, por supuesto, el vocero de estas megamentiras. Pero a Pedro ya lo conocemos. A sus escasas luces une un cinismo de alto calibre y es perfectamente predecible. Antes de que abra la boca ya uno sabe qué soltará. En cambio, quien resultaba verdaderamente patético y lamentable, era el ministro de Educación Superior, profesor Luis Acuña. Este minicronista siempre tuvo por un hombre serio a este físico de la UDO. Chavista pero no fanático, tratable y cordial. Por eso, oírlo ayer, a través del canal 8, intentando trabajosamente -a lo mejor hasta con cierta pena, por el papelón que lo pusieron a hacer- contar los sucesos de la UCV según la versión Pedro Carreño, sumándose a esa historieta absurda, daba realmente lástima. Pobre Acuña. Mientras él hablaba, la TV mostraba a una banda de pistoleros, visiblemente ajenos a la universidad, portando hasta armas largas, disparando a diestra y siniestra. Nueve heridos fue el balance de este «debate». Nueve estudiantes comunes y corrientes, y, vea usted qué casualidad, ninguno pertenecía al grupo de «pacíficos revolucionarios vilmente atacados por una patota fascista». ¿Cómo explicamos esto, profesor Acuña?