Ministerio en el IND, por Simón Boccanegra
Hay un asunto que ha pasado por debajo de la mesa: el “robo”, en la sede del IND, de 300 mil dólares que debían cubrir los viáticos de los atletas que iban a Atenas. La cosa es muy curiosa, por decir lo menos. Llegan los verdes del norte al IND y poco después una banda de atracadores entra y se los lleva. No es que uno sea malpensado de profesión, pero como en el cuento aquel del tipo que terminó pidiendo su sombrero y su bastón, a mí me dan mi sombrero y mi bastón pero esa vaina huele a autoatraco por donde se lo mire. Si tiene pico, patas palmípedas, plumas y hace cuac cuac es un pato. Si llegan los dólares y un ratico después llegan unos choros y se los llevan, eso no puede ser casual. ¿Cómo supieron que ese botín estaba allí, al alcance de la mano? Ahora, lo robado no fueron conchas de ajo. 300 mil dólares son 600 millones de bolívares, que todavía es mucha plata en este país. ¿Cómo es que de tamaño atraco la policía “científica”, después de la información inicial, no ha vuelto a decir esta boca es mía? La sincronía entre la llegada del dinero y la acción de los hampones, la facilidad con la cual operaron y luego la total oscuridad e impunidad que envuelve el caso (porque de los tipos nunca más se supo si están presos o los andan buscando o qué) autorizan cualquier sospecha, comenzando por la de complicidad interna. ¿A qué nivel estarían los eventuales cómplices? ¿Arribota, en el medio, abajo? Misterios de la Quinta República.