Miraflores no cumplió acuerdos sobre los nuevos precios en tarifas móviles
Autor: Fran Monroy Moret
Ocho años exactos pasaron entre que el teniente Diosdado Cabello era hecho preso por un golpe de Estado, y que como como Director de Conatel comenzaba la subasta de la apertura de telecomunicaciones en Venezuela. El 27 de noviembre de 2000 arrancaba un nuevo tiempo en este campo, y para la entonces muy novata «revolución bonita» se convertirían en un bastión refulgente de inclusión y números, incluso por encima de países del primer mundo.
Es así como pasamos de tener una operadora de telefonía fija, a 28 operadoras fijas, se consolidó la inclusión, se pasó de menos de 45.000 usuarios en Internet a casi 12 millones de usuarios y a 3 operadoras celulares de alcance nacional.
Con el tiempo, las telecomunicaciones eran una «burbuja» dentro de las crisis del país. Para 2003, año muy turbulento en nuestra economía, el sector creció y se ejecutaron inversiones importantes en telefonía celular, ancho de banda internacional y crecimiento de la televisión por suscripción en nuestro país.
En 2007, con el fin de la concesión de RCTV, se potenció la industria del cable en Venezuela. Todo eso es pasado hoy.
En los últimos 18 meses, las empresas de telecomunicaciones están trabajando a pérdida. Y es todo el sector: Televisión por suscripción, telefonía, internet y ramos conexos. Desde febrero de este año, la pérdida simplemente se potenció a niveles insostenibles con el paso del pago de infraestructura e intangibles de la tasa Sicom (Bs 12) a la fluctuante Dicom que actualmente bordea los Bs 650.
En medio de una inflación oficial acumulada entre 2014 y 2015 cercana al 230%, las empresas de telecomunicaciones habían sido autorizadas a aumentar un 70% dividido en dos ajustes de 35% anual, que a su vez fueron fraccionados en tres aumentos en los meses de mayo, junio y julio tanto de 2014 y 2015. Un ajuste claramente insuficiente.
¿CÓMO LLEGAMOS AQUÍ?
El entonces presidente Hugo Chávez pidió en 2010 una Ley Habilitante para, en principio, combatir las vaguadas de diciembre de ese año. Sin embargo, el instrumento se utilizó para cosas muy distintas. Casi terminando el periodo habilitante se reformaron varias leyes. Una de ellas fue la Ley Orgánica de Telecomunicaciones de 2000, una norma surgida del acuerdo, muy bien logrado, entre la Conatel dirigida por Cabello, las cámaras del sector y los actores del negocio.
En la reforma se incluyó a las telecomunicaciones como un servicio público, con toda la carga que ello implica, entre ellas los múltiples controles para aumento de precios.
Allí, en 2010 cuando el dólar oficial estaba en 4,30 y el paralelo en 6,30, comenzaron los rezagos en telecomunicaciones.
Para 2010, una renta básica de voz, con un paquete de datos 3G, facturaba un aproximado de 40$ mensuales para la operadora de telefonía celular.
Eran momentos que los Blackberry eran los reyes del mercado. En el caso de la televisión por suscripción, el promedio de facturación en televisión satelital estaba en el orden de los 50$ mensuales y en casos de operadoras «triple play» (telefonía, televisión e internet) llegaba al orden de los 80$ mensuales.
Para 2016, esa misma renta básica de voz y un paquete de datos 3G (o 4G LTE en la Red Digitel o en Movistar en Caracas) puede estar por el orden de 0,5$ por mes y los ejemplos de televisión por suscripción en el caso satelital cercano a 1,5$ y en «triple play» unos 4$.
Saltan dos preguntas. ¿Por qué hablar de tarifas en dólares en un país cuyos sueldos se reciben en bolívares? ¿Por qué descendieron los ingresos tan dramáticamente? Todo el proceso de telecomunicaciones se cobra en dólares, donde hay mucho pago tangible (radio bases, infraestructura) y también mucho intangible (software, licencias de uso, ancho de banda, negociación de derechos) que debe ser pagado en divisas.
La segunda pregunta se responde sola: Con una inmensa y nunca antes vista devaluación de la tasa oficial Dicom, y con el mercado paralelo aún más arriba, aderezado de una inflación récord. Nuestro signo monetario no vale nada.
CONSECUENCIAS
La primera y más obvia es l3a falta de desarrollo en sí de las ofertas al cliente final: Si usted se muda, ahora mismo, verá que es un viacrucis solicitar algo tan sencillo como Internet, Telefonía y TV por suscripción.
Directv, Movistar TV e Inter Satélital no tienen descodificadores para la venta. En el caso de Inter y Net-Uno no tienen los cables módems para ofrecer voz y datos. Y la estatal Cantv hace rato que no puede ofrecer ni TV, ni telefonía ni Internet. Crecer el número de canales prometidos, inclusión de señales de alta definición, o mayores anchos de banda son peticiones poco más que ilusas en este momento.
¿Qué pasa si se nos daña algo? En el caso de Cantv, tiene más de un año sin recibir módems para su servicio ABA; en Directv hay muy pocos descodificadores para repuestos; y de Movistar o de Inter no hay controles remotos para cambiar.
Otro factor que está afectando a la industria es el vandalismo. Cada dos horas se produce un incidente vandálico que afecta al sector. Con la escasez de baterías de automóviles que hay, y su fácil comercialización luego de ser robadas, este insumo importantísimo en la energía de respaldo de, por ejemplo, una radio base de telefonía celular, se hace muy apetecible por los rateros. Otro objeto codiciado son los aires acondicionados que enfrían los cuartos de control de estaciones terrenas de televisión, o de radio bases de celulares. El cobre, material presente en el cableado y en las redes urbanas de telefonía es objeto de robo para su posterior venta como chatarra.
En otras oportunidades simplemente se atenta contra los equipos de telecomunicaciones. Hay que tomar en cuenta que una celda de telefonía celular puede costar entre 45.000 y 85.000 dólares por lo que los costos de reposición se hacen prácticamente imposible volverlas a poner al aire. Hay varios sitios de Venezuela donde Movistar o Digitel están fuera de línea desde hace meses por estas razones.
Hace un mes, Inter acusó una falla en buena parte de los municipios Chacao y Sucre de Caracas por el robo de equipos que conectan la cabecera de la operadora con los equipos que dan servicio a las distintas manzanas en las urbanizaciones.
EL INTERNET «MÁS LENTEJA»
Al menos de Latinoamérica lo es y por mucho. Y no hay fecha para que esto mejore, pero la combinación de varios factores hace que esto se agudice. Por ejemplo, cada día hay más aplicaciones móviles de transmisión de vídeo en vivo como Periscope o Facebook Live, también aplicaciones como Instagram y Snapchat consumen datos. La televisión en streaming como Netflix, Vivo Play o las señales de Grandes Ligas de Beisbol también son intensivas consumiendo datos.
Cada año y medio se duplica la necesidad de mayor velocidad de conexión a Internet. El promedio mundial está en 18.22 Megabits por segundo, mientras que en Venezuela es 2.9 Megabits por segundo. Y eso es sólo bajada. En subida de datos el promedio es 2.8 Mbps, Venezuela no llega en promedio al 0.5 Mbps.
Para adecuar nuestras necesidades al mundo, necesitamos mayor instalación de infraestructura móvil y fija, así como mayor ancho de banda. Ambas inversiones necesitan importantes cantidades en divisas que en medio de este entorno económico es inviable.
LAS OPERADORAS AFEITAN
En principio, los recortes se hacen en servicios de cara al cliente. Los centros de atención telefónica que antes cubrían 24 horas, los 365 días del año, luego pasaron a 12 horas y ahora están de 9 AM a 5 PM y no cubren los fines de semana.
En los centros de atención personal al cliente, por ejemplo de Movistar, pasaron de 12 en Caracas en 2012, a solo 3 (2 de ellos en Chacao) para 2016. El emblemático y gigantesco Centro de Atención ubicado en el Sambil fue uno de los primeros en cerrar.
Otras empresas han optado por un «achatamiento corporativo» saliendo de personal para poder contrarrestar los costos. Y es un drama que todos los meses renuncien 20 o 25 gerentes medios, jóvenes preparados, que simplemente emigran del país. Hay gerencias que han desaparecido. Por ejemplo, una de las empresas de TV por suscripción tiene tres años sin comunicaciones y mercadeo. Departamento que fue «congelado» desde 2013.
¿DE 3ERA? CIUDADANOS DIGITALES
Al principio del gobierno de Chávez se privilegió el uso de trámites electrónicos, se estimuló el info-gobierno y se allanaron muchos trámites engorrosos simplificándolos por la vía electrónica.
Desde las operadoras celulares, tanto privadas como públicas, se ofrecieron equipos inteligentes a precios muy accesibles y Blackberry se posicionó como el número 1 en datos. El país llegó a tener más equipos inteligentes de esta marca, activos, que todos los Blackberrys de México y Brasil juntos.
Nuestras particulares necesidades informativas, y el blackout audiovisual noticioso, nos hizo adictos a Twitter. Nuestras necesidades de datos se hicieron intensas y crecientes, así como se necesitaban más infraestructura para el óptimo desempeño de las redes.
¿Y ahora? Desde hace un buen tiempo, las operadoras no crecieron las bolsas de datos que ofrecían comercialmente. Mientras el promedio de consumo de datos móviles en USA es de 43 GigaBytes por usuario, el de Venezuela tímidamente es de 2.9 GB.
Para el norteamericano promedio, su renta básica equivale a media jornada de trabajo, e incluye data ilimitada. Para llegar a consumir 2.9 GB el venezolano debe pagar la mitad de un sueldo mensual.
Un soldado ecuatoriano puede comprar un iPhone con 2 meses de trabajo, pagando sus gastos. Un soldado venezolano necesitaría 100 meses para comprar un iPhone sin usar los ingresos para nada más.
Pasamos del cenit a la negra Carraca, como dice el himno del estado Miranda. Somos ciudadanos digitales de tercera.
EL FUTURO DE LAS TARIFAS
Al momento de escribir este trabajo no hay una decisión clara con respecto al aumento de tarifas. Luego que tanto operadoras privadas como la estatal Cantv, habían concertado los aumentos de muchos planes y servicios con el órgano rector de las telecomunicaciones, Conatel, y cuándo comenzaron a entrar escalonadamente en vigencia, una disposición del presidente Nicolás Maduro suspendió dichos aumentos el 29 de julio.
Desde allí todo entró en un limbo muy peligroso para usuarios, empresas del sector y el propio Conatel.
Movistar, Digitel y la estatal Movilnet cobraron el aumento, aun cuando estaba suspendido. Tanto a usuario prepago como usuarios postpago. SuperCable cobró a sus usuarios las tarifas nuevas, Inter ni en prepago ni en postpago facturó a los nuevos números sino a los anteriores. Y Conatel no ha dicho nada al respecto.
Ante una inminente multa, un vocero de Digitel que pidió el anonimato, explica que es muy difícil echar para atrás el cambio de tarifas de un día a otro, que lo facturado incorrectamente será reconocido al mes siguiente como abono, lo que suena lógico.
Sin embargo, será un abono muy pequeño. Porque lo cierto es que los aumentos van. Entre pasillos, lo que se cuela en las operadoras es que el aumento será finalmente aprobado, pero no en los números conciliados previamente.
Se protegerán varios planes que no subirán de precio, y en otros, se hará un aumento escalonado (que era la propuesta de Inter, por ejemplo).
Los efectos prácticos de este frenazo tarifario serán propagandísticos para el gobierno de Nicolás Maduro, que para un sector quedará como el «épico luchador obrero» que logró parar el alza indiscriminada de los terratenientes malucos. En segundo lugar, se confirmará que el Gobierno no honra los acuerdos que pacta con los empresarios, y que las operadoras terminaron siendo «tontos útiles» en este sainete, porque los aumentos que eran «apenas» para llegar a números azules, se verán retrasados y cuando lleguen a su punto máximo seguirán detrás de la inflación.
El usuario final sólo verá que el aumento será escalonado, fraccionado quizás en cuatro meses, y sentirá un «fresquito en el bolsillo» en medio de un atribulado año que todavía espera muchas sorpresas en estos meses finales.
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