Mirar, ¿hacia dónde?, por Simón García
Twitter: @garciasim
Uno vuelve a Aristóteles y encuentra a un acelerador de ideas. Su obra, La política es una reflexión honda sin más auxilio que su propia capacidad de pensar las cosas como son, como podrían y deberían ser. Aún hoy es el lado opuesto de los manuales que imponen formas cerradas de argumentación y adoctrinamientos con pensamiento muerto.
Según Aristóteles existen formas correctas y formas desviadas de hacer política. La primera condición del don de acierto político es «mirar el bien común». Su prueba práctica es la medición del efecto de aprobación o rechazo de cada política por los ciudadanos.
La segunda, un propósito claro que contenga la relación justa medios/fines. Una política que sea una iniciativa útil a otros, formulada con el cerebro y comunicada con el corazón. Si llena esos tres atributos la política tendrá un discurso accesible a la mayoría, activará propuestas y opciones inspiradoras y generará confianza en que se puede ser mejor como personas y como país.
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La preparación para las elecciones presidenciales de 2024 exige la mayor proporción de aciertos el 2023. Esta preparación debe comenzar por tomar consciencia sobre la naturaleza de ese proceso, dominado por tres hechos:
1) la no neutralidad del Estado, 2) el carácter desigual de esa competencia, 3) La obligación de saber ser oposición democrática en una situación no democrática. Todo el poder del Estado se pondrá a favor del candidato que continuará la situación actual y contra las políticas que intenten articular el enorme deseo de cambio de la población.
Habrá mejoras puntuales en las condiciones electorales debido a la presión internacional desde una relación hostil al régimen de gobiernos que le imponen sanciones y desde una relación amistosa de gobernantes con los de Colombia, Brasil, México y Chile. El «ablandamiento» del autoritarismo del régimen también será posible por la existencia de una oposición que no suscita ningún temor como contendor electoral. El gobierno se considera un ganador en el terreno electoral y político, en lo económico y en su imagen sin el riesgo de una pérdida de su poder.
Al mirar este esquema se observa que un mejoramiento de las condiciones electorales no implica necesariamente un mejoramiento de los resultados de la oposición. Si el polo opositor que tiene reconocimiento de los Estados Unidos mantiene una estrategia de hegemonía excluyente no abonará a favor de un triunfo de la oposición.
Las encuestas recientes arrojan luz sobre hacia donde mirar. Se está produciendo una reordenación del cuadro político, en términos que incluyen:
- La desconfianza o el desinterés de la mayoría hacia los partidos y los políticos.
- Las fuerzas moderadas que son mayoría en la oposición no encentran el liderazgo que las exprese.
- La oposición radical se desplaza hacia María Corina porque aprecia en ella coraje, persistencia y frontalidad en una política que se aproxima a crear una nueva derecha.
- La insatisfacción y desconfianza hacia candidatos tradicionales hace que gente busque nombres fuera de los partidos. Ese vacío sopla a favor de opciones como la del conde Benjamín Rausseo.
- Es evidente que la mayoría desea un candidato independiente y que éste aun no ha aparecido.
- La línea de acierto es tener un candidato por encima del 30% de apoyo de los electores.
Por ahora la gente no encuentra coincidencia entre el bien común y el bien político. En ese escenario hay que mirar hacia un país de todos y actuar con esperanza activa como lo propone el padre Infante, nuevo provincial jesuita. Mejorar los esfuerzos para que emerja un gran encuentro por el cambio entre todos los venezolanos.
Simón García es analista político. Cofundador del MAS.
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