Fernando Mires: Venezuela no va hacia nada bueno

Autor: Xabier Coscojuela
“No se va hacia nada bueno, no solamente por la crisis en sí, sino por las distintas posiciones que existen sobre cómo resolver la crisis”, es la apreciación poco optimista que sobre el futuro inmediato de Venezuela tiene el politólogo chileno Fernando Mires.
“Al diálogo se llega después del conflicto, muchas veces después del enfrentamiento, desgraciadamente es así, si es que se llega”, puntualiza Mires, para quien la situación es peor que la que observó en su anterior visita de hace dos años, agregando con un buen sentido del humor que si un turista va a Egipto lo llevan a conocer las pirámides, mientras que en Caracas lo hacen recorrer las colas.
Una de ellas estaba frente a la biblioteca de Los Palos Grandes, lugar donde se produjo el encuentro entre este profesor chileno radicado en Alemania y los periodistas. Afable, gentil y de buen humor a pesar de una agenda muy apretada, compartió sus puntos de vista por más de una hora acompañado por el alcalde Ramón Muchacho.
No se atreve a dar un vaticinio sobre lo que ocurrirá en el país, de saberlo dice se ganaría el premio Nobel de politología, pero cree que el enfrentamiento existente puede ser largo, hasta que las dos fuerzas en pugna se cansen, lo que puede traducirse en anomia política, “entendiendo por anomia desarticulación, desintegración, y yo creo que eso es peor porque los actores ya no se organizan políticamente y cada uno anda por su lado. Eso puede ocurrir en ambos lados”.
No le parece que sea bueno que Nicolás Maduro abandone la presidencia sin que en esa decisión participe el pueblo, aunque pueda ser legal un hecho como ese. “Por ejemplo en Honduras y después en Paraguay se actuó de acuerdo a lo que establece la Constitución, pero desde el punto de vista de la lógica política hubo una abierta irregularidad porque no hubo participación popular. Creo que eso es básico para el desarrollo de una democracia. Lo mejor si se va Maduro, estoy hablando en términos condicionales, es que se fuera perdiendo las elecciones, lo que le daría la posibilidad de un regreso”.
Hace una distinción entre legalidad y legitimidad. Señala que el presidente Maduro ha perdido legitimidad al reducir su apoyo popular, pero no ha perdido legalidad. “El problema de Maduro es que el gobierno ha estado traspasando la ausencia de legitimidad por una suerte, yo no diría por la violación de la legalidad, sino por la ocupación de resquicios legales que le permitan mantenerse por vías espurias en el gobierno”.
Le pareció “una locura política” la decisión de la Mesa de la Unidad, ente del que se dijo doliente, de transitar cuatro vías para salir del Nicolás Maduro. ”Si lo aplicamos a las reglas del tráfico nadie puede caminar por cuatro vías. Se va por una o por la otra”.
Se le pregunta si Venezuela es una democracia y responde con una pregunta ¿Es una dictadura Venezuela? Argumenta que “hay espacios democráticos en Venezuela y hay espacios que no son democráticos. Hay una coexistencia de espacios democráticos con espacios no democráticos, no es una coexistencia amigable, es una coexistencia tensa”.
No le parece necesario tener una definición precisa sobre el adversario para tomar decisiones políticas, pero sí cree vital “preguntarle a la gente qué es lo que está pensando, averiguar cuáles son las reivindicaciones fundamentales, hablar con ella, ver los problemas del día. Creo que la política es más que programática y mucho menos que ideológica es existencial. La política vive del día”.
Descarta que en Venezuela haya políticos presos y no tiene ninguna duda de que hay presos políticos, un rasgo típico de una dictadura, pero rechaza que pueda ser comparable el gobierno de Venezuela con el régimen de Augusto Pinochet. “En los regímenes 100% dictatoriales no hay oposición, hay disidencia, que es distinto, tiene que ver con la desobediencia civil, la clandestinidad. Con Pinochet no se podía salir a la calle”.
Está completamente seguro que el chavismo se está volviendo cada vez más autocrático, no solo con respecto a todos los venezolanos sino también a lo interno de ese movimiento, pero hasta ahora no ha podido evitar tener que reconocerle espacios a la oposición. “No existen dictaduras en estado puro, como tampoco existen democracias en estado puro”.
Crítico de La Salida, lo que le trajo más críticas de ciertos sectores de la oposición que del Gobierno, Mires señala que ese movimiento se le superpuso al movimiento estudiantil que no abogaba por La Salida, y recordando esos enfrentamientos se reconoce militante del esfuerzo para que no se repitan, por lo que ha estado apoyando a los sectores opositores más de centro, “entendiendo por centro no a la fuerza que está en el medio sino a los más constitucionalistas, menos militaristas, los menos accionistas, los más electoralistas. La vía pacífica hacia signo de interrogación”.
Al ser interrogado sobre si el camino no es hacia una democracia, Mires señaló que no se quiere imaginar una democracia perfecta, porque ahí se acaban los conflictos políticos y “eso es lo peor que le puede pasar a una sociedad, la democracia funciona gracias a sus imperfecciones. Creo que todas las democracias son algo parecido a la democracia, unas se parecen más otras menos”, para finalizar mostrándose preocupado ante el avance de la extrema derecha en Alemania.
Sobre qué recomendaciones le haría al presidente Maduro, le sugirió que fuera más sincero con lo que él es, que o trate de imitar a nadie, que reivindique el ser chofer de autobús, y que no hable un lenguaje agrario porque no lo domina y además es un hombre 100% urbano. Que haga campaña montado en un bus “reivindicando la digna profesión de chofer de bus, eso le recomendaría, pero no tengo ninguna gana de convertirme en asesor de Maduro”, puntualizó entre risas.
A las oposiciones, porque aseguró que existen dos, les sugirió que mantengan la unidad, a pesar de las diferencias que existen, las cuales deben seguir debatiendo, pero avanzando juntos para lograr los objetivos comunes.
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