MSF provee asistencia médica primaria a comunidades aisladas de Delta Amacuro
Las comunidades indígenas de Delta Amacuro padecen enfermedades prevenibles que son dadas por las precarias condiciones en las que viven y por las múltiples barreras a las que se enfrentan. Médicos Sin Fronteras también coordina con las autoridades apoyo para traslados desde comunidades lejanas
La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) ha establecido junto a las autoridades locales, desde julio de 2022, dos puntos de atención en ambulatorios al igual que asistencia médica a comunidades indígenas lejanas del estado Delta Amacuro.
La falta de acceso a servicios sanitarios adecuados, unida a la barrera lingüística y las diferencias culturales con las que se encuentran los equipos médicos, agravan aún más la situación. «Las dificultades para cubrir con personal médico estos lugares remotos y la falta de suministros y medicamentos también contribuyen a los desafíos para obtener una atención médica adecuada y de calidad», asegura Carlos Domínguez, coordinador de MSF en Delta Amacuro.
Los puntos de atención están en ambulatorios del municipio Antonio Díaz, al este del estado: uno en la comunidad de San Francisco de Guayo y otro en la comunidad de Nabasanuka. En estos centros labora un equipo multidisciplinario conformado por médicos, enfermeros, farmacéuticos, especialistas en agua y saneamiento, logistas y promotores de salud se traslada cada mes hasta la zona, para permanecer allí durante tres semanas brindando atención médica primeria a alrededor de 70 pacientes al día.
Otro aspecto importante del trabajo de MSF en Delta Amacuro es la promoción de la salud. «A través de la información y la sensibilización, es posible aumentar la conciencia sobre prácticas saludables, higiene adecuada y prevención de enfermedades, sin dejar a un lado las tradiciones propias de la comunidad», añade Domínguez.
Las comunidades indígenas de esta región padecen enfermedades prevenibles que son dadas por las precarias condiciones en las que viven y por las múltiples barreras a las que se enfrentan. Patologías transmitidas por el agua como parasitosis y diarreas; enfermedades dadas por vectores como malaria; infecciones respiratorias; afecciones de la piel y desnutrición son algunas de las principales morbilidades que se ven en la zona. La falta de seguimiento prenatal y postnatal representa otra vulnerabilidad relevante para las mujeres embarazadas y sus bebés.
*Lea también: Médicos Sin Fronteras: promover la salud es clave para dar atención médica a indígenas
Adelia, una joven de 18 años de la población warao, acudió a Médicos Sin Fronteras por el miedo a presentar complicaciones al momento del parto. Al presentar contracciones, con 38 semanas de embarazo, convenció a su madre para que le acompañase al ambulatorio de la comunidad de Nabasanuka.
Juntas emprendieron un viaje de dos horas remando a bordo de una curiara. El calor y la humedad en la sala de parto agobiaron a Adelia, quien por su edad y por la falta de control médico presentaba un embarazo de alto riesgo. A pesar de las dificultades y de las limitaciones de un centro de salud que ofrece lo más básico, a las 9:30 de la mañana, Adelia escuchó por primera vez el llanto de su hijo José Antonio, un bebé sano y fuerte que midió 52 centímetros.
Médicos Sin Fronteras también coordina con las autoridades apoyo para traslados desde comunidades lejanas. Tal fue el caso de Jesús, un niño de tres años que requería atención médica especializada que en el pequeño ambulatorio de Nabasanuka no podían ofrecerle. Sus padres remaron cuatro horas para que fuese evaluado y ahora están conscientes de que es necesario emprender un viaje que, sin el traslado de la ambulancia, les tomaría siete días remando.
«Los esfuerzos articulados con los equipos de salud estatales buscan que las barreras puedan acortarse y que sea posible brindar atención médica de modo oportuno a quienes lo requieran», señala la ONG.
Mientras tanto, Adelia termina de conversar con una promotora de salud de MSF sobre los beneficios de la lactancia materna. «Yakera wito», le dice a la promotora con una gran sonrisa. Esta es una manera enérgica de saludar en la lengua warao, pero también una manera de expresar agradecimiento.
Adelia ya está lista para emprender su camino río arriba y volver a casa con su bebé. «Cuando un médico está al lado de un pueblo, el pueblo se siente tranquilo y contento», expresa un líder warao de la comunidad.
Con información de nota de prensa