Murió Antonio Pasquali, adalid de la comunicación «bivalente»
El exsubdirector general del sector comunicaciones de la Unesco y fundador del Ininco, Antonio Pasquali falleció este … en Caracas. Hasta el final fue crítico férreo de las hegemonías mercantiles o ideológicas en los medios de información y abogó siempre por una concepción de los mismo como un servicio público
El investigador venezolano Antonio Pasquali, ex subdirector general del sector comunicaciones de la Unesco y director fundador del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (Ininco), además de profesor en la escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela (UCV) falleció este 5 de octubre de 2019 en Barcelona, España.
Pasquali, quien como director del Ininco presentó el proyecto Ratelve para un nuevo modelo de radiodifusión en Venezuela de servicio público, destacó por incorporar al debate sobre la cultura y los medios de comunicación, parte del pensamiento de la Escuela de Frankfurt, de la que fueron exponentes Theodor Adorno, Max Horkheimer y, posteriormente, Erich Fromm y Herbert Marcuse.
El comunicólogo, quien llegó a Venezuela a los 18 años proveniente de la localidad de Rovato, en el municipio de Brescia, Italia, rechazó la concepción tradicional de la televisión y la radio como medios de comunicación y, en cambio, les asignó el papel de medios de información, reservando el término comunicación solo para los mecanismos que permitieran la alternabilidad de las partes como emisores y receptores, mientras que en los de información, tales papeles son fijos. De ahí la clave del carácter bivalente, que deben tener ambos extremos del proceso comunicacional.
De esta manera Pasquali explicó la conformación de una cultura de masas, donde el predominio de medios de información, con una élite que mantenía el dominio de los factores de emisión y una población reducida a meros receptores propiciaba que estos últimos se convirtieran en un cuerpo prácticamente unificado en gustos y costumbres fácilmente manipulables, orientados por un interés mercantil, sin que se propiciara la individualidad de las personas.
Antecediendo a la obra de Marcuse el Hombre Unidimensional (1965), Pasquali destacó en su obra Comunicación y Cultura de Masas (1964) el papel de los medios de información en la conformación de una cultura uniforme, no cuestionadora del sistema y eminentemente pasiva, por el efecto paralizante de innovación social y creatividad cultural que, a su juicio, tiene la abrumadora descarga de mensajes que reciben los receptores.
Continuaron obras como publicó El Aparato Singular, Análisis de un día de TV en Caracas (1967), la Moral de Epicuro (1970), Comprender la Comunicación (1974) y la Comunicación Cercenada (1990), donde detalló los problemas de la comunicación en Venezuela, los monopolios de los medios privados, la alienación de la audiencia producto de los altísimos porcentajes de contenidos “enlatados” extranjeros (principalmente de EEUU) y la pobreza de contenidos de los medios públicos, nada orientados a otorgar herramientas para la teoría crítica de la sociedad.
De todos los tiempos
Duro en su crítica contra la orientación mercantilista de los medios de información, también lo fue en el cuestionamiento hacia el aparato informativo que desarrolló el gobierno nacional durante la presidencia de Hugo Chávez que, desde su perspectivo, tuvo como fin lograr una hegemonía comunicacional.
“Lo que hay en Venezuela es o puede ser calificado como un proceso de desdemocratización de todo el sistema comunicacional, porque la doctrina oficial es el de una hegemonía comunicacional, es decir, una doctrina donde el Estado declara lícito el predominio de un sistema ideológico, por supuesto, el propio”, expresó el investigador durante su intervención en un foro que se realizó en la sede de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) para conmemorar los 50 años de Comunicación y Cultura de Masas.
En una entrevista al portal Clímax en abril de 2019, Pasquali señaló que “el chavismo acabó con todo. Destruyó la flota mercante nacional y la flota petrolera, liquidó la aviación civil, no conservó lo que la democracia había construido; mató la radiotelevisión privada, asesinó Ipostel, acabó con el plan ferrocarrilero, minimizó la prensa escrita, hizo trizas de la Cantv y mantiene en el país el peor y más lento servicio continental de Internet”.
En esa oportunidad aseguró que Venezuela sufre más de falta de libertad de recepción que de expresión. “El régimen silenció unas de 38 emisoras de radio y todas las de televisión, vive cortando Internet, han suprimido casi cuarenta periódicos con el cuento de la falta de papel. El que más sufre en este país es el receptor, porque el emisor puede desplazarse a Miami y de allí seguir emitiendo, pero el receptor se queda aquí y cada día lo dejan con menos fuentes de comunicación e información a su alcance”, indicó.
Siempre contrario a las hegemonías económicas o ideológicas, Pasquali lanzó sus dardos contra las propuestas para una “transición” política en Venezuela. En un artículo publicado en elnacional.com el 23 de junio de 2019 (estaba cumpliendo 90 años de edad), Pasquali expone que, con la propugnada “transición se plantea que “para salir de veinte años de horror, grave y polifacético atraso y mortal derrumbe de la calidad de vida, habría que transitar un amortiguador período especial, o de transición, entre la presente dictadura y la futura y plena democracia, período hecho de renuncias, cohabitaciones forzadas y tolerancia recíprocas; un paso adelante y otro atrás (valse hésitation lo llaman los franceses)”.
Explicó que eso se traduce en un gobierno transitorio en el que, bajo el criterio de una neopuntofijista entente cordiale gobierno-oposición, “una disidencia con pañuelo en la nariz fingiría, por amor de patria, que chavistas y maduristas se equivocaron de política sin mayores efectos colaterales, al punto de poderles otorgar amplísimas amnistías a su parte delincuente para que se reeduque sin mayores contratiempos a la democracia ortodoxa, o si lo prefiere ‘se instale en alguna lejana playa a disfrutar en paz’ su mal habido botín”.
Las obras de Pasquali se han convertido en textos académicos en universidades de toda América Latina. Los comunicadores formados con sus enseñanzas tienen la tarea de, apagada la voz emisora del eminente investigador, poder apuntalar políticas públicas mediante las que se pueda llenar de contenidos académicos y culturales enriquecedores a los medios de información, abrir mayores canales para la participación de los receptores, ampliando la bivalencia, y multiplicar el número de ciudadanos con herramientas para ejercer una auténtica teoría crítica de la sociedad.
Pasquali aseguraba que el nivel cultural de una sociedad dada está relacionado con el papel que juegan los medios, de modo que cuando el nivel cultural es más bajo el efecto de aquellos sobre la sociedad resulta mayor. Será el reto, una vez superada la actual hegemonía ideológica, elevar los niveles de cultura para evitar los efectos perniciosos de los medios de información.