Nacionalismo bufo, por Teodoro Petkoff

El ministro Ramírez embistió contra la apertura petrolera. Afirmó que los convenios operativos aprobados por el Congreso Nacional en 1995 decían una cosa y las transnacionales hicieron otra. Ocurre, sin embargo, que de los diez años que lleva la apertura petrolera, CASI SIETE han estado bajo la administración de la “revolución”, de modo que si las compañías nos han trampeado, como afirma Ramírez, ha sido en las narices de estos nacionalistas de pacotilla que hoy nos gobiernan. En el supuesto de que las compañías extranjeras no hubieran pagado lo que debían, la culpa es de quienes estaban obligados a cobrarles.
No obstante, nuestros “antiimperialistas” han protagonizado contradicciones despampanantes. Chávez aseguró, el 20 de marzo de 2002 que a “Total” y “Statoil”, precisamente las dos empresas que Ramírez señaló como tramposas, “había que darles un trofeo” y el 9 de marzo de este mismo año, hace apenas dos meses, Chávez se enorgullecía de la alianza con ‘Total’: “Con la tecnología de Venezuela y aliados con empresas como “Total”, estamos sacando el petróleo pesado y superpesado de la Faja del Orinoco…” ¿Entonces?
Seguramente, como en el caso de la “revisión” de las relaciones con Estados Unidos (la cancillería anda explicándole a medio mundo que Chávez no quiso decir lo que dijo), nuestro Presidente le dirá “a mi amigo Jacques Chirac” que lo de “Total” (empresa francesa, para los que no lo saben) fue un “malentendido”.
Hace poco, cuando le prendió el sarampión antiimperialista, Chávez dijo que “no puede ser que una empresa petrolera venga y pague 1% de regalías (…) He dado órdenes a Pdvsa y el Seniat para que cobremos con retroactivo y con intereses lo que nos deben (…) Si no pagan tienen que irse de aquí”. Todos los pajúos a lo Ramonet deben haber tenido un orgasmo ante tamaño coraje. Sin embargo, Ramírez en su discurso no pudo evitar decir la verdad. A Chávez, por lo visto, no le informaron que lo de subir las regalías estaba en la ley y en los contratos con las compañías. Explicó el ministro que según la Ley de Hidrocarburos de 1943, se podía hacer una reducción de las regalías “para apoyar económicamente proyectos en desarrollo”, pero que, según la misma ley, una vez superadas las condiciones económicas, el Ministerio de Energía podía ajustar las regalías a sus niveles normales.
“Eso fue lo que hicimos nosotros”, dijo candorosamente Ramírez. Nada, pues, de hazaña a lo Lázaro Cárdenas, nacionalizando el petróleo mexicano o a lo Mossadegh, cuando hizo lo mismo con el petróleo iraní.
No, simple cuestión de “revisión de números” según la ley. Más bien Ramírez tendría que explicar como es que tardaron tanto tiempo en descubrir que tras tres años seguidos de precios siderales del crudo, “era ilógico que las compañías pagaran una regalía de 1% ” y, por eso, “ajustamos nuestra regalía al 16% ” y “no fuimos al 30% por seguridad jurídica”. Nada de “claros clarines” de la revolución. Simples ajustes de contabilidad. Lo demás es puro aguaje. Léanse nuestras páginas centrales de la edición de hoy, donde, a través de las palabras de Chávez, a lo largo de estos años, se puede seguir la trayectoria de esta política errática y mentirosa.