Nadar en piscina vacía, por Simón García
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Voy a responder el artículo «No luce bien nadar entre dos aguas» dónde Gustavo Coronel, excelente gerente y técnico, me alude en términos políticos.
Entiendo que Coronel, persona de la nueva derecha desde la década del sesenta, rechace moverse desde dos perspectivas y se resista a agregar otras que enriquezcan, haga más plural y sume a nuestros intereses los de sectores hoy colocados en el otro lado de la pugna entre democracia y autoritarismo.
Pero si prometemos la unidad de los venezolanos la estrategia de cambio debe tener múltiples capacidades de nado incluidas las de reconciliación con personas que Gustavo condena moralmente y que desiste de encarcelarlos solo por una limitación física. Es un criterio que se acerca a una lógica de exterminio político que la emoción puede justificar, pero no la razón.
Por supuesto que creo y defiendo en la necesidad de esclarecer y llegar al mayor número posible de coincidencias en una oferta de transición dirigida especialmente a los oficialistas cuya salida del poder se procura. Esto es del abc político estimado Gustavo y desechar la posibilidad de una propuesta de incorporación del chavismo a una dinámica democrática es nadar en una piscina vacía.
Luce peor que reproducir la práctica autoritaria y excluyente que ha impuesto el régimen a la sociedad y a quienes enfrentamos su proyecto, así sea con matices diferentes. Reconozco estos matices no para ahondar las diferencias, deporte favorito y anomalía de algunos actores políticos nuestros, sino para privilegiar las coincidencias y hacerlas más fuertes.
Esto no es ingenuidad sino disposición a conocer la realidad nacional tal como es y adaptar la exigencia de cambio a la apreciación objetiva de las relaciones de poder que hay que transformar con inteligencia, astucia y efectivo empleo de nuestras fuerzas.
La clave para que el gobierno acepte el principio de alternabilidad consiste en combinar presión y diplomacia exterior con movilización e iniciativas internas de reconciliación y coexistencia. O te parece que en vez de neutralizar hay que irritar, por ejemplo, a los gobernadores, alcaldes y decirles que no tendrán oportunidad de participar en una elección democrática, que es uno de los derechos que el régimen restringe. Acaso es nadar en dos aguas asegurarles, de acuerdo con la Constitución, que podrán ejercer sus mandatos hasta concluir sus periodos y luego competir en elecciones limpias. Si queremos ser alternativa tenemos que ser verdaderos demócratas, no llegar al gobierno para ser los autócratas que hoy impugnamos.
En lo que me corresponde apoyé a María Corina Machado por el triunfo y la forma en la que lo logró, así no representara a toda la oposición.
El tema de tener un plan B, no está vinculado a una traición a los principios ni a un deseo de sustitución de nuestra actual candidata sino a que hacer si el régimen logra impedir ilegalmente la inscripción de María Corina. Es inconveniente intentar prohibir desde arriba que se hable de esto cuando abajo todo el mundo lo discute.
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Una verdad es que la estrategia democrática contiene fines, objetivos y medios y que ninguna candidatura debe estar colocada por encima de objetivos de país.
Aferrarse a qué si no es María Corina no hay candidatura sería un error fatal.
Si nos bloquean un candidato surgirán otros que tomen esa posición. Y si María Corina no puede inscribirse entonces que asuma el liderazgo principal para orientar y apoyar a otra candidatura, preferiblemente la de a un independiente. Esta es la voluntad de la mayoría de los venezolanos que no va a ceder sus derechos a opinar y a decidir porque no quiere perder la oportunidad de votar para cambiar de gobierno y de régimen. Esto es lo políticamente eficiente aunque no luzca bien.
Tampoco va a dejarse llevar al despeñadero de una campaña paralela cuya clausura sea instalar un testimonial poder dual.
El tema de la justicia transicional y los procedimientos legales para que respondan los responsables de violaciones a los derechos humanos debe estar incluido con claridad en un acuerdo del pacto de garantías que propongo. Lamento que intentes rechazar esos acuerdos haciendo una caricatura de ellos.
Paso por alto los golpes bajos en tu respuesta por el interés de encontrar espacios para la acción conjunta.
La política democrática, Coronel, aborrece los extremismos y los objetivos que hoy solo se pueden alcanzar por vía militar. Y yo, Coronel, soy civil, partidario del voto y la vía pacífica.
Simón García es analista político. Cofundador del MAS.
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