Negligencia de los Chávez en Barinas evidencia fracaso del «legado del comandante»
La psicóloga social Magaly Huggins explica que en Barinas el proceso ciudadano que desembocó en el 9 de enero fue lento, porque la toma de conciencia no se da de un momento para otro. «No fue odio lo que movió a Barinas. Fue la rabia, el hambre, sentirse engañados y utilizados lo que le recordó a la gente que fueron ellos los que les dieron poder y que también podrían ser los que se los quitaran»
El 9 de enero de 2022 los barineses derrotaron al PSUV, al gobierno de Nicolás Maduro y a su abuso de poder en Barinas en la repetición de elecciones que le dio la victoria al opositor Sergio Garrido.
Se acabó el «ducado». Al chavismo le quitaron el símbolo. Con la segunda derrota en menos de dos meses, la «cuna de la revolución» tendrá en el Ejecutivo regional a alguien ajeno a la familia Chávez.
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El PSUV y su candidato Jorge Arreaza perdieron por más de 45 mil votos. Ni el ventajismo, la militarización, el desfile de ministros, los «cariñitos» que le dieron a la región «por donde pasa la reina» y las promesas electorales detuvieron la sentencia popular.
Ojo por ojo, diente por diente
Leonardo Chávez (33) ha vivido toda su vida en Barinas. Afirma que la derrota, primero de Argenis Chávez y luego de Jorge Arreaza, es símbolo de lo cansado que está el pueblo Barinés.
Comenta que la ciudadanía con el avanzar de los años fue decepcionándose porque los Chávez lo que hicieron fue prometer y no cumplir.
«En mi concepto, Hugo Chávez era un líder, pero ni Argenis ni Adán ni su papá se parecían, porque no cumplían», menciona.
Recuerda que Argenis Chávez prometió construir casas en el estado y terminó su mandato sin hacerlas. «Si Chávez estuviera vivo lo hubiera hecho», dice a TalCual.
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Los números revelan que el margen de rechazo a la oferta chavistas creció. La psicóloga social Magaly Huggins afirma que el pueblo de Barinas acudió a las urnas el 9 de enero consciente del valor simbólico que tiene el territorio para el gobierno.
«Los que pasa en Barinas es que ha sido la entidad más agredida de todas. Barinas es la cuna de los Chávez, por eso hablan (el gobierno) de la patria del inmortal. Si alguien debió haber hecho un gobierno decente fueron los Chávez«, comenta.
Huggins explica que los parientes de Hugo Chávez que tuvieron el poder barinés demostraron que la prédica del socialismo era una farsa y ante esa situación la gente dio la vuelta a la tortilla.
Así quedó en evidencia que los electores cada vez se movilizaron menos para apoyar a los dos candidatos oficialistas y ni la «operación hambre» —las dádivas de alimentos y electrodomésticos— funcionó porque la ciudadanía sabía que quedaría de nuevo pasando trabajo.
«De una manera le dijeron a Hugo lo mismo que le dijeron a su familia: basta ya. La gente de ese estado ha sido la víctima pura, porque fueron los que tuvieron las grandes ilusiones. Era un hermano (del fundador de la revolución) el que estaba en el poder. ¿Qué hicieron? Se cogieron la mitad de las tierras y pusieron a la gente a pasar hambre», explica.
El proceso ciudadano que desembocó en el 9 de enero fue lento, porque la toma de conciencia es una cosa que no se da de un momento para otro sino que se va construyendo. Los barineses no tenían nada que perder porque el gobierno los ha sometido a la desidia. Por esa razón, dice Huggins a TalCual, pese a los cambios de discursos de campaña y la artillería que desplegó el PSUV, fueron derrotados.
A su juicio, Garrido recoge el trabajo junto al candidato Freddy Superlano, quien también venció al PSUV el 21 de noviembre. Ambos cosecharon el reconocimiento del pueblo por su sufrimiento.
«Los seres humanos formamos grupos. Somos gregarios por las buenas o por las malas. Los seres humanos no tendemos a actuar solos y si la oposición no aprende de este ejemplo, no logrará resultados. No fue odio lo que movió a Barinas. Los único que hablan de odio son ellos. Fue la rabia, el hambre, sentirse engañados y utilizados lo que le recordó a la gente que fueron ellos los que les dieron poder y que también podrían ser lo que se lo quitaran», recalca.
Las mismas promesas
Andrés Caleca, expresidente del CNE, sostiene que el oficialismo perdió en Barinas dos veces seguidas porque toda su oferta fue engañosa.
«20 años después el país está destruido. Pese a la bandera de la anticorrupción con la que llegaron, ahora vivimos bajo la más grande; luego de decir que buscaban la recuperación de la pobreza, nunca habíamos estado tan pobres en Venezuela», comenta en conversación con TalCual.
Le resulta interesante que partidos de oposición, como el caso de Voluntad Popular (VP), nunca dijeron cuál era su postura ante las elecciones de Barinas. Recordó que a escasos días de los comicios, Leopoldo López declaró que de estar en Venezuela no votaría. Fue la dirigencia local de la entidad la que se impuso, el proceso fue desde las bases hacia arriba para impulsar la participación.
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El caso Barinas, añade Caleca, saca a la luz la importancia de reflexionar a fondo sobre la situación de los sectores disidentes, su división, su debilidad. Cree necesario que a partir de lo sucedido en Barinas se corrijan los errores de cara a cualquier escenario futuro.
Las elecciones del 9 de enero y el período previo de campaña también puso en relieve las divisiones que existen puertas adentro del oficialismo.
Caleca destaca que esta es una procesión que internamente lleva el chavismo, aunque la ha sabido controlar, a diferencia de la oposición. Esto en referencia al señalamiento que desde el equipo de Jorge Arreaza se hizo a presuntas irregularidades de la gestión del exgobernador Argenis Chávez.
Sobre la afectación que vaya a producir en la gestión de Maduro el que Barinas ahora sea un estado con un gobierno de oposición, el experto subraya que las correlaciones de poder en la nación nunca estuvieron en peligro.
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«En un contexto en el cual, tanto gobernaciones como alcaldías después de 20 años de gobierno autoritario son instituciones que han vaciado su contenido, todas dependen del mandón. Los gobernadores de la oposición han tenido que ir donde Maduro para establecer reglas que les permitan gestionar», enfatiza.
Desgastados
El desgaste de las bases de apoyo del chavismo es más que evidente, no solo en Barinas sino en todo el país, opina el politólogo Jesús Castellanos. A su juicio, los Chávez, incluyendo a Hugo Chávez, significaron el ejercicio hegemónico del gobierno regional.
Rememora que el oficialismo hizo uso de todo tipo de ventajismo electoral en el proceso, desde la modificación del Registro Electoral para incluir a Jorge Arreaza y Claudio Fermín; las inhabilitaciones de Aurora de Superlano, Julio César Reyes de la MUD y Aldemaro Sanoja del Partido Comunista de Venezuela (PCV), la no admisión de las postulaciones de Avanzada Progresista y Fuerza Vecinal a favor de Sergio Garrido, el uso de recursos públicos y proselitismo de funcionarios públicos y la suspensión de medios de comunicación, enumera en conversación con TalCual.
No obstante, el oficialismo no logró convencer a una base distinta a la que lo apoyó el 21N, alrededor del 38% del electorado.
«La derrota de Barinas es fundamentalmente del régimen, no solo por la pérdida de la Gobernación, sino por corroborarse el descenso raudo de la base de apoyo electoral del oficialismo y dejar claro, pese a los avances de condiciones electorales del 21 de noviembre, que nos encontramos en Venezuela con un régimen autoritario con un manejo a discrecionalidad de lo electoral», menciona Castellanos.
Destaca que el descontento en Barinas es fiel reflejo de lo que ocurre a nivel nacional. Sin embargo, el chavismo pese a saber desde el principio el rechazo de la gente apostó por confiarse en la fragmentación de la oposición. Creyeron que la matriz abstencionista y la desconfianza en el tema electoral, harían que la elección fuera de bajo costo para el PSUV.
«Creo que los Chávez siguen siendo parte del legado de Hugo Rafael. Lo que sí queda más claro es que Maduro y Arreaza cada vez dan más demostraciones de un deslinde con el padre del socialismo del siglo XXI», asevera.
Considera que el régimen de Maduro cada vez más se separa del chavismo tradicional. Le parece que esto queda claro no solo por lo ocurrido en Barinas sino por los ataques y persecuciones contra antiguos aliados, como el PCV, y la disidencia del oficialismo.
«Sergio Garrido tiene una doble responsabilidad: por una parte, intentar hacer un buen gobierno que honre la confianza y apoyo del pueblo barinés; pero, además —al igual que Manuel Rosales, Alberto Galíndez y Morel Rodríguez—, tiene el compromiso de generar puentes con otros sectores del país en la búsqueda de renovar y fortalecer el liderazgo opositor en Venezuela», añade Castellanos.
Chávez era Chávez
Yeison Zambrano lleva ocho años viviendo en Barinas. Dice que en los primeros años «todo era Chávez». La gente confiaba en que se cumpliría la promesa de erradicar la pobreza y que llegarían mejoras a la nación. Sin embargo, con el pasar del tiempo se dieron cuenta de que el gobierno regional solo quería adueñarse de las empresas.
«La familia de Chávez nunca lo representó. Acabaron con fincas y hatos. Muchos barineses estuvieron con ellos por temor a que les quitaran sus beneficios», relata.
Sostiene que ninguno de los parientes de Hugo Chávez compartió o impulsó el legado de presidente fallecido en el ejercicio del cargo. «Todo lo que hicieron fue a su conveniencia». Destaca que la evidencia es clara en «los municipios destruidos y el pueblo empobrecido».
«La gente se cansó de promesas, humillaciones, intimidaciones y mentiras. Este gobierno se convirtió en el peor de la historia», asegura.