Neoliberalismo y chavismo, por Sergio Arancibia
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En América Latina, tanto las corrientes de pensamiento neoliberal – a través de sus representantes académicos, periodísticos o políticos – como los que adhieren de una u otra forma a las ideas y políticas provenientes de la experiencia chavista en Venezuela, consideran propicio para la difusión y la defensa de sus respectivos intereses, plantear que en la región las opciones históricas que están abiertas para los diferentes países componentes son el neoliberalismo o el chavismo. Eso implica que los países que no son proclives al chavismo son – o caminan hacia – el neoliberalismo y los países que no son proclives al neoliberalismo son – o caminar a ser – como el chavismo.
Aun cuando los conceptos de neoliberalismo y chavismo aparecen como contradictorios y excluyentes, en realidad tienen un importante común denominador: ambos necesitan de un régimen autoritario para poder imponerse en plenitud. Solo con dictadura se hizo posible en Chile el mayor experimento neoliberal de la región. En Venezuela, a su vez, el chavismo emergió a la luz pública con un intento fallido de golpe de estado en 1992 y culminó su proceso de destrucción de la institucionalidad republicana con la consolidación del régimen actual en la segunda década del siglo XXI.
Pareciera que ni el liberalismo ni el chavismo pueden coexistir con un parlamento elegido por el pueblo, que funcione con la plenitud de sus responsabilidades legislativas, ni con jueces que actúen con imparcialidad y que impongan el imperio de la constitución y de las leyes.
También ambas opciones requieren liquidar las estructuras sindicales y/o permitir solo la existencia de sindicatos impuestos por el régimen.
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Además, ambas opciones políticas se necesitan mutuamente: el neoliberalismo se fortalece con la difusión de las atrocidades políticas, económicas y sociales que lleva adelante el chavismo, y el chavismo, a su vez, muestra las desigualdades imperantes en América Latina como si fueran la carta de presentación del neoliberalismo.
En la realidad de las cosas, tanto el neoliberalismo como el chavismo conducen a un empobrecimiento masivo del país y de sus ciudadanos y a grandes desigualdades entre todos ellos, aun cuando ambos proclaman la igualdad como un postulado fundamental de su propio ideario.
Ninguna de estas opciones está interesada en respetar y profundizar la democracia, pero, lo que quizás es peor, ninguna entiende ni incorpora en sus análisis, la importancia, la dinámica y las diferentes formas en que se expresa la democracia. No entienden, ni les interesan, las formas diferentes son en que cada país se inserta hoy en día en los circuitos comerciales y financieros internacionales, ni los sectores sociales que esa estructura económica genera, ni las modalidades particulares respecto a cómo se relacionan internamente esas clases y sectores económicos y sociales, ni el rol que asume en cada país el parlamento como forma de articulación de los diferentes partidos y sectores políticos, económicos y sociales.
No entienden tampoco el carácter de las instituciones del estado como formas históricas – en proceso constante de transformación – condicionadas por la historia y la cultura de cada pueblo.
Para los chavistas, todos los gobiernos democráticos de la región, si no se compadecen con el populismo que ellos llevan adelante, son expresión del neoliberalismo. Para ellos, todos los gatos son grises. Para las derechas latinoamericanas, a su vez, el fantasma del chavismo está presente en toda protesta popular por mayores ingresos o por el respeto a los derechos humanos.
Afortunadamente, la realidad social, económica y política no se puede leer en blanco y negro. Entre el neoliberalismo y el chavismo hay una extensa franja de países, gobiernos y movimientos latinoamericanos que no caen en la trampa de esa bipolaridad y que buscan desarrollo económico con justicia social, con respeto a los derechos humanos y con pleno imperio de las normas básicas de la democracia. Los que no ven esa realidad plural y multifacética, no entienden nada de lo que está pasando en nuestra América Latina.