New York Times: Niños venezolanos mueren por malnutrición
Un reportaje publicado este domingo en el portal web del diario The New York Times muestra los actuales problemas de salud que enfrenta la población venezolana y la mortalidad infantil que se ha registrado en la nación producto de la crisis alimentaria y la malnutrición en los infantes.
“El hambre ha acosado a Venezuela durante años. Ahora, está matando a los niños de la nación a un ritmo alarmante, dicen los médicos en los hospitales públicos del país”, empieza el texto acompañado de fotografías del diario The New York Times, publicado este domingo en su versión web.
Durante cinco meses, The New York Times dio seguimiento a 21 hospitales públicos donde los doctores dijeron ver cifras récord de niños con desnutrición severa, cientos de los cuales han muerto.
El reportaje realizado por las periodistas Meridith Kohut e Isayen Herrera, titulado “Como Venezuela colapsó, niños mueren de hambre”, muestra la historia de diferentes familias venezolanas que han tenido que enterrar a sus recién nacidos por malnutrición.
El hambre, que ha acechado a Venezuela durante años, se está cobrando una cantidad de vidas de menores de edad, afirma el texto. “Sin embargo, las cifras de muertes por desnutrición continúan siendo un secreto bien guardado por el gobierno venezolano”.
Durante 2015 y 2016, conforme se intensificó la crisis en el país, se triplicaron los casos de desnutrición infantil severa en los centros médicos de la capital, indica el trabajo. “Este año podría ser peor”.
El trabajo revela la grave situación que atraviesan cientos de familias de Caracas y del interior del país para contrarrestar la crisis económica, conseguir alimentos y para atender sus enfermedades en los centros de salud de todo el territorio venezolano.
Un informe reciente de las Naciones Unidas y la Organización Panamericana de la Salud encontró que 1,3 millones de personas que antes podían alimentarse en Venezuela no han podido encontrar la comida necesaria desde que se desató la crisis hace tres años.
Para leer el trabajo completo, ingrese en el portal de The New York Times.
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