Ni consejo ni llegada del viejo, por Simón Boccanegra
Ya han pasado más de 3 meses desde que se convocó al Consejo de Estado, el pasado 30 de julio. En aquella oportunidad Chacumbele reconoció que era algo establecido en «la bicha» de 1999, y por tanto, indirectamente, admitía tremendo retraso en su cumplimiento. Luego los defensores de costumbre justificaron su convocatoria como un acto soberanísimo del líder máximo, que no era para ninguna transición sino para salirnos de la CIDH.
Pero han pasado más de 90 días y nada. Ese Consejo nunca se ha instalado. Sus integrantes se quedaron con los crespos hechos, aunque seguramente siguen esperando «la llamadita». Asumimos, claro, que si no hay juramentación tampoco hay paga. Por tanto, esperamos que Jotavé, Luis Britto, Roy, Germán y Carlos Rafael no estén cobrando porque esa papita pelada, además, les quedaría muy feo. En vez de consejeros, reposeros.
Es que «así es Chávez»: inconsistente y hablador.
Anunció algo que no se cumplió nunca. Tremendo retraso, como el del segundo puente sobre el lago de Maracaibo, la reconstrucción de la Torre Este de Parque Central, la mudanza de Las Mayas y el Mercado de Coche (promesas que ahora recicla) y tantas otras cosas dichas a lo largo de estos años y nunca cumplidas. Ese registro es largo.
Si una orden presidencial de ese calibre no se cumple, qué se puede esperar de las promesas electorales. Ni hablar de que al final el hombre ratifica querer salirse de la Corte IDH sin que más nadie le diga qué piensa. Es la demostración del carácter personalista. «Lo digo yo y punto, aunque haya dicho que preguntaría».
Será que el candidato y presidente no quiere llegar a viejo y por eso no quiere oír ningún consejo.
Después de todo, anda desesperado y con mayúsculas intentando vender que él y los suyos son «lo nuevo» frente a Capriles. En el fondo, no oye consejo, ni los de Estado, pero sí quiere llegar a viejo (en la silla de Miraflores).