Ni olvidan ni aprenden, por Simón Boccanegra
Lo que son las cosas de la vida. En cuanto José Miguel Insulza dio sus primeras declaraciones como Secretario General electo, en la misma tónica de socialista democrático que le ha sido propia tanto a lo largo de su vida, como durante la campaña por el cargo, la izquierda borbónica dejó de verlo como expresión del “antiimperialismo” y como abanderado de la “primera derrota” de Estados Unidos en la OEA, para pasar a describirlo como un “bobito” (lo dijo Fidel) y como un “mayordomo” del Departamento de Estado. La lumbrera que nos representa en la OEA, Jorge Valero, recomendó “no hacerse ilusiones” con Insulza. Curiosa declaración por provenir de quien, obviamente obedeciendo a su gobierno, si algo hizo fue alimentar “ilusiones” acerca del hombre que iba a “derrotar” al imperio.Pero es que el talibanismo borbónico es así. Si no te ajustas a su libreto, ipso factopasas a ser un “enemigo”. ¿Qué pecado cometió Insulza? Habló de democracia, de derechos humanos e hizo una sobria aseveración sobre la democracia en Cuba. Fue suficiente. El Chávez eufórico que lo respaldó ahora abriga la sospecha de que en realidad el hombre está allí para organizar la “desestabilización” de su gobierno.