Ni vacacionar ni escapar porque pasaje no hay
En plena temporada vacacional tratar de conseguir pasajes para viajar por avión, autobús o ferry se ha convertido en un camino imposible que solo se puede sortear si se paga a precios de lujo. Los viajeros que forman parte de la diáspora que busca la frontera con Colombia también tienen que sudar penurias para salir de Caracas
Desde la última semana de julio, todos los días a las 7 de la mañana, una fila de personas se va armando alrededor del stand de la única empresa privada de ferrys que viaja hacia Margarita y vende boletos desde Caracas. La pregunta se repite en cada persona que va llegando: «¿ya están vendiendo boletos para agosto?»
Las ventas de la boletería para el mes con más demanda para viajar hacia la isla se han retrasado como nunca antes. Este año en plena temporada vacacional, las dos empresas privadas de ferry -Gran Cacique Express y Navibus- dependen de la autorización del aumento en las tarifas que son aprobadas por el Ministerio de Transporte. Llegó agosto y no hubo respuesta, así que las empresas decidieron emitir pasajes a cuentagotas a ver si la autorización llega algún día. Los pasajes se venden con uno o dos días de antelación y la alternativa que le dan a los viajeros que están en otras ciudades es que se vayan sin boleto hasta el terminal principal de la empresa en Puerto La Cruz, a ver si lo logran.
Quienes consiguen pasaje se sienten afortunados pero solo por unos minutos: hasta que le informan que no están vendiendo pasaje de regreso y deben gestionarlo en Porlamar.
Margarita sigue siendo uno de los destinos más cotizados para vacacionar aunque los medios de transporte para llegar a la isla cada vez son más escasos. En Conferry, la operadora administrada por el Estado, las ventas de todo agosto se agotaron en un solo día. “Tienen un único ferry funcionando, así que como alternativa es bastante limitada”, dice Maigualida Perdomo, quien esperó 6 horas en cola para comprar pasaje porque solo tiene dos semanas de vacaciones al año y es su única oportunidad de visitar a su mamá que vive en la isla.
El martes 7 de agosto, usuarios de redes sociales registraron el hundimiento en el muelle de Guanta del ferry Tallink Express, una de las dos únicas embarcaciones operativas de la empresa que fue expropiada por Hugo Chávez, en septiembre de 2011.
#7Ago #Venezuela Este martes se registró el hundimiento del ferry Tallink Express en el muelle de #Guanta estado #Anzoátegui. Tras este accidente solo queda operativo el buque Virgen del Valle para cubrir esa ruta en Conferry. Vía @jesusalbino pic.twitter.com/qkCWGQQTtZ
— Te Lo Cuento News (@TeLoCuentoNews) August 7, 2018
La Gaceta Oficial N° 39.766 en la cual apareció el decreto de expropiación de la empresa naviera señalaba que «el Gobierno tomará el control de los cuatro ferrys convencionales y los tres de alta velocidad, aun cuando dichas naves no fueran propiedad de la empresa”. Siete años más tarde, la empresa estatal cuenta con una sola ruta que depende de la operatividad del único ferry funcional, el Virgen del Valle.
“Pasé tres semanas persiguiendo los boletos porque tenía el hospedaje pago y no podía cambiar la fecha. Ya conseguí pasaje pero me tengo que ir dos días después de lo planificado y ahora me dicen que de los siete días que voy a estar allá tengo que pasar por lo menos tres buscando pasaje para regresarme. Esas serán mis vacaciones”, comenta Enrique Suárez, quien va a viajar con siete familiares y había organizado el viaje desde febrero. Señala que se le hace inviable económicamente irse por vía aérea.
Aunque quisiera, Suárez no podría comprar un boleto en avión. Las aerolíneas con itinerarios hacia Porlamar reportan desde el 30 de julio que no tienen disponibilidad para ninguna fecha de agosto, y casi como en un guion, los vendedores repiten “todo se vendió en un día”.
Pero la disponibilidad aparece sin problema cuando lo gestiona una agencia de viajes: eso sí, a precios dolarizados.
“Todos los días pasaba a preguntar cuándo iban a vender los pasajes para agosto porque por la página web fue imposible. De pronto, el último día de julio ya no había pasaje porque, según ellos, los habían vendido para todo el mes. Pero un compañero de trabajo llamó a una agencia de viaje y tenían cupo para cualquier día de agosto, claro porque el pasaje costaba entre 35 y 50 dólares”, cuenta Miguel Ramos.
La misma situación se presentó para otros destinos como Mérida. Solo dos aerolíneas viajan hacia El Vigía -Laser y Conviasa- pero como la estatal tiene solo un vuelo semanal (los sábados), la otra línea se convirtió en la única opción para viajar durante la semana. En las distintas oficinas de venta la respuesta era monolítica: ninguna fecha disponible. Un boleto solo de ida, que por la aerolínea costaba 4 millones de bolívares, nada más se podía conseguir a través de agencias y el costo era de 30 dólares o 95 millones de bolívares.
Buscando la frontera
En el terminal de Expresos Flamingo, ubicado al lado del Museo del Transporte, en Caracas, desde hace semanas se observa en los alrededores uno que otro chinchorro, sábanas cubriendo maletas y montones de suéteres y toallas que hacen las veces de almohadas.
Los viajeros tratan de acomodarse para permanecer entre dos y cuatro días de espera, mientras van rodando las 17 listas que los mismos usuarios crearon para intentar poner en orden.
El sistema diseñado por los presentes, siguiendo lo que sus antecesores iniciaron, les permitirá montarse en uno de los tres autobuses que viajan a San Cristóbal o el único que sale hacia Maracaibo.
Los viajeros de bus no están pensando en vacacionar: buscan acercarse a la frontera con Colombia o solo quieren regresar a casa. Las demás rutas desde ese terminal que viajaban hacia el occidente y el oriente del país desaparecieron porque la flota que tienen operativa se hizo insuficiente, así que dieron prioridad a las rutas con mayor demanda. La de San Cristóbal porque es la ruta más cercana hasta San Antonio del Táchira y posteriormente hacia Cúcuta. La de Maracaibo porque conecta con la otra salida fronteriza hacia la población de Maicao.
“Vine a Caracas porque tenía una cita médica y tengo tres días tratando de regresar a mi casa (San Cristóbal). Me quedé sin plata, no tengo ropa para cambiarme y paso el día aquí hasta que llegue el turno de irme”, cuenta uno de los usuarios. Cuando llegó estaba anotado en la lista número 12. Dos días después está esperanzado porque algunas personas decidieron irse, ahora va por la lista número 4 y diariamente salen 3 autobuses. «Hoy tengo chance».
Una de las organizadoras de la lista explica que como los trabajadores del terminal no tienen capacidad para resolver el problema, los mismos viajeros decidieron asumir y gestionar lo que consideran la forma más eficiente de salir: el que va llegando se anota y cada vez que sale un autobús se depura la lista hasta que logren montarse en el próximo. “Si la gente no se pone obtusa, todos se pueden ir. Lo que pasa es que hay que tener paciencia y esperar”.
La paciencia no ha sido suficiente. La única ruta hacia Maracaibo fue suspendida la primera semana de agosto y los presentes tenían cuatro días esperando que llegara un autobús para reactivarla.
La empresa advierte que los usuarios no deben quedarse pernoctando en el terminal pero muchos de los que pasan el día esperando no pueden regresar a sus casas, así que vuelven en la mañana, se asean «por encimita» en los baños del lugar, comen alguna galleta, pan o agua, y consiguen un rincón con sombra para echar una siesta mientras llega la hora de salida de los vehículos y la lista avanza.
Y si ya la persona logró entrar en la lista del siguiente autobús, aguantó los tres días de espera y consiguió mantenerse con el dinero que cargaba, todavía le falta un paso: conseguir 500.000 bolívares en efectivo para comprar el boleto, que tiene un costo de 7 millones 500 mil bolívares, pero la condición para la venta es que se pague 7 millones a través de punto y el resto con el escaso efectivo.