No es serio en política decir una cosa y hacer otra, por Ángel Monagas
Twitter e Instagram: @Angelmonagas
Hacer política comporta el cumplimiento de unos deberes, de unas normas y hasta porqué no, de un estilo de vida.
No todo el mundo sirve para ejercer la política representando a otros. No estamos hablando del problema ideológico; ese es el campo de lo práctico, de cuáles ideas o verdades políticas han resultado de mayor éxito o han contribuido al desarrollo del ser humano. De la vida. De la naturaleza. Del mundo.
Me refiero a la verdad objetiva.
Hay personas que ejercen la política, a través de la mentira, de la manipulación.
Un poco de eso es imposible no hacerlo.
Hablamos de un mundo “perfectible” no “perfecto”. En este plano no existe. No quiero abundar en detalles para no perderme entonces en el terreno de lo teológico, o sobrenatural.
Lo cierto
Quién miente una vez, como el que roba, lo volverá a hacer. Es más fácil hacer dieta y “no ponerle cachos” a las recetas previamente acordadas según la necesidad, que no mentir.
El diabético no debe comer dulce. ¿Cuál no lo hace?
El que sufre de alcoholismo tiene una batalla y la cuenta la lleva por días, basado en lo mismo: Enfrentar una enfermedad a largo plazo es una tarea titánica. Mejor llevar la cuenta por días.
Lo grave a mi juicio, es la complicidad. La celebración de la mentira. El festejo ante el engaño y el que no haya sanciones.
Guaidó no habló a la ONU
Quizá alguno lo vio o lo oyó. Posiblemente Pizarro. Ahora decirle a la gente que iba a hablar ante la Asamblea General de la ONU en su 75 aniversario, es una falta de respeto, muy bien calificada por el eterno embajador Diego Arria como una mentira.
En una ponencia del profesor mexicano Alejandro Sahuí leo “Tras la muerte de Sócrates, Platón empezó a considerar que la persuasión era insuficiente para guiar a los hombres y para buscar algo que los comprometiera sin necesidad de usar medios exteriores de violencia. En su búsqueda, pronto habrá descubierto que la verdad, es decir, las verdades que llamamos evidentes, constriñen la mente y que esa coacción, aunque no necesita violencia para hacerse efectiva, es más fuerte que la persuasión y las razones…”
Por esto Arria en su comentario sobre el hecho señaló: “Que necesidad tiene de inventar que va a dirigirse a la Asamblea General ONU. Diga la verdad que hará un zoom abierto para todos los que quieran oírlo donde quiera que se encuentren lo cual es positivo y cierto”.
En cualquier país con una oposición política seria, una acción semejante provocaría la renuncia inmediata por el engaño.
La base de la política es esa. Al demostrarse lo contrario, estás acabado.
A la caza del chavismo no madurista
Nicolás se declara chavista. Eso está claro. El problema es que los contemporáneos chavistas que no estén con él, no entrarán al “reino de los cielos revolucionarios”. Desde hace varias semanas hay una campaña en contra de la disidencia política, ideológica, no madurista. Algunos de sus aliados de los partidos disfrazados de oposición señalan con beneplácito “Maduro va a acabar con los radicales de la oposición y del chavismo”. La intención existe. El costo será alto si es que lo logra. Por eso agarraron a un dirigente del PPT en un burdel de Caracas, donde había mujeres menores de edad. ¿Se imaginan que esto se lo hicieran a la clase política, incluida la oposición?
Un amigo comunista siempre me decía “Revolución sin aguardiente ni put…no existe”. Vayan a Cuba para que vean.
Ahora esa persecución más temprano que tarde, arrojará consecuencias para Nicolás
Protestas aumentan por problemas de gasolina, electricidad e inflación
Existe un patrón de muchas de esas protestas: 1) Recorrido por vías principales de la población; 2) Destacan temas sociales de alto impacto; 3) Carencia total de simbologías políticas partidistas; 4) Liderazgo femenino y de los jóvenes en las manifestaciones; 5) Plenamente pacíficas, salvo la provocación e infiltración de grupos pro gobierno; 6) Esfuerzo en hacer visibles las víctimas.
Oposición igual: Sin unidad y Guaidó con un obstáculo
Unidad. Si no lo logra su futuro sigue siendo el mismo.
Más allá de lo que piense Trump, quienes vivimos y padecemos necesitamos avanzar, tener esperanzas. Es urgente una deforestación política, para ver si nuevas ramas surgen.
Guaidó puede ser un obstáculo. Lo que lo rodea y todos los negocios a su alrededor, se aferran a ese papel que juegan y que en dos años no ha contribuido a mejorar en nada la existencia de la población. Por ello sus números van palo abajo.
Comentarios de muchos sectores señalan que todos los gobiernos saben de su falta de crecimiento político, de su estancamiento. De su pérdida de credibilidad.
El asunto es que esos gobiernos prefieren seguir “a ciegas” con Guaidó que retroceder hacia el dictador.
Un sociólogo amigo, cuyo nombre me reservo por no haber sido autorizado a decirlo me escribe: “La verdad, el chavismo y la enfermiza tendencia de Voluntad Popular de magnificar las expectativas, junto a su voracidad por el dinero, han desgastado al Ing. Guaido a unos niveles que parecen no tener retorno, pero sigue teniendo un valor simbólico relevante, aunque internamente muy pocos le crean. Ni la oposición del G4, ni los aliados internacionales saben qué hacer con Guaidó… pero de extenderse esta situación a 2021 se impondrá el axioma de San Isidoro de Sevilla, uno de los doctores de la Iglesia, de que «es mejor llamar rey a aquel que tiene el poder».
*Lea también: ¿Cuál futuro?, por Rafael A. Sanabria M.
Muy cierto. El desgaste por esa fantasía de llamarse gobierno sin serlo, también erosiona a las naciones que le otorgan ese tratamiento como gobierno a quien no lo es. Es inefectivo.
Muchos actores del interinato lo hacen con otros propósitos como hemos visto.
Guaidó debe tomar medidas ejemplarizantes sobre su entorno, a menos que su temor implique co-participación.
Guaidó debe responderle a la sociedad civil que ha planteado, usar esos millones de dólares recibidos para complementar el pago de pensionados, jubilados, educadores, etc., como ha propuesto Carlos Alaimo a nombre del Partido Centro Democrático.
Rescatar la credibilidad, es cuesta arriba.
Quién dará el paso
No hay oposición. No lo es ni cercanamente la mesita y sus disfraces impuestos vía TSJ. No es Guaidó, aunque él lo diga. Perdió el encanto. Como aquella promoción del desaparecido Sears venezolano, fue “Jefe por 9 días”.
No lo es tampoco el G4.
No lo son los radicales.
¿Quién entonces?
Un 90% del país que vota, que elige, es contrario al Presidente, al chavismo, al socialismo, al comunismo, igualmente a la corrupción de Voluntad Popular.
Las elecciones de Estados Unidos podrían ser la diferencia.
El próximo Presidente de Estados Unidos, sea Trump o Biden, vendrá a poner orden en su patio trasero. No tengo dudas.
Despídase los árabes y toda su influencia. Recojánse los cubanos. Es probable que el orden empiece por allí.
El covid-19 llegó para ser frontera.
El nuevo mundo occidental no puede tolerar la presencia de estos grupos del ala terrorista árabe.
La tecnología actual aumenta sus dominios.
¿Quién lo hará?
Esa es la pregunta.
España podría ser un experimento próximo que nos señale la ruta.
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