No llores por mí, Argentina*
En la Casa Rosada o en la Residencia de Olivos, donde quiera que se encontraran para el momento los señores Kirchner, dupleta presidencial de Argentina, debe haber caído como una bomba la conversación entre Lula y Chávez, donde éste, sin saber que lo estaban oyendo los malditos periodistas, le garantizaba a su colega que las empresas brasileñas que operan en Venezuela no tenían nada que temer de la manía estatizante que embarga a Chacumbele. Periodistas argentinos nos han dicho que el despecho abruma a los señores K. ¡Con tanta gentileza que se habían portado ellos con el amigo venezolano; hasta lo llevaron a que viera los maravillosos glaciares de la Patagonia y ese desagradecido viene a hacerles esta trastada! Además, nada menos que en medio de la campaña electoral, para tener que verse forzados a dar explicaciones sobre el trato discriminatorio que Chacumebele da a los argentinos. «Qué tiene Lula que no tenga yo», dicen que se quejaba madame K, entre sollozos. El Gran Chulo, Néstor, se preguntaba si no habría sido una imprudencia suya haber criticado el cierre de Globovisión.
«Claro, Hugo entiende lo que son las campañas electorales y las mentiras que uno se ve obligado a meter, pero, de todos modos, a lo mejor Hugo lo sintió como una puñalada trapera y nos pasó la factura». Para colmo, la gente de Techint, dueños de Tavsa, la fabrica de tubos estatizada, que surte a Pdvsa, le ha reclamado a los señores K su pasividad. «Nos estatizan supuestamente porque no le pagamos a Sidor, pero ¡¿cómo vamos a pagarles si Pdvsa no nos paga a nosotros?! ¡Nos deben 52 millones de dólares!» Cristina suspiró, mirándose de reojo en el espejo. ¡Qué macana con este Hugo!
* Después que escribí, me enteré que Cristina ayer en la tarde reaccionó molesta y le pidió una explicación a su colega. Este se quiere salir de la suerte, alegando que lo suyo con Lula fue mamando gallo. Quien no lo conozca que lo compre.