No más reformas, por Teodoro Petkoff
Después de la despreciable profanación de la sinagoga de Maripérez y del editorial que a ello dedicamos ayer, retomamos hoy el tema de la remienda, con la convicción más absoluta de que éstas son las cosas que obligan a votar NO. Esta violencia impune de la toma de las instalaciones de la Alcaldía Metropolitana; estos ataques policiales, con los consiguientes arrestos y planazos, a actividades electorales perfectamente normales y pacíficas de la oposición y/o de los estudiantes; esos saboteos violentos de actos públicos de adversarios de la remienda; ese atentado brutal contra el general Raúl Baduel –todo esto, acompañado del discurso increíblemente cínico de Chacumbele y sus acólitos, de clara estirpe goebbeliana, debe ser un motivo de reflexión profunda para los venezolanos, en particular para los que aún están conformando su opinión. ¿Queremos que una situación como ésta, que ha lastimado tan severamente el alma nacional, que ha hecho de ésta una sociedad enferma, neurotizada en todos sus sectores, que nos ha dañado a todos –independientemente de la posición política que se tenga–, pudiera mantenerse indefinidamente en el tiempo, si por casualidad se les diera a los responsables principales de este desastre el chance de ser reelegidos más allá del límite que hoy establece la Constitución?
El Presidente ha dicho que después del 2012 replanteará la reforma rechazada el 2D de 2007. Lo afirmó pocos días después de aquella fecha histórica y lo ha ratificado en varias ocasiones. Espera, pues, que los electores, aprobando la remienda, le den la oportunidad de presentar, en otro periodo constitucional, la reforma que ya fue rechazada en éste. En otras palabras, el proyecto está en la nevera, a la expectativa de lo que ocurra el 15F. De modo que quien creyó que ya se había librado de los peligros que intuyó en aquella malhadada reforma constitucional, puede irse bajando de esa nube. Chacumbele está contando con lograr un resultado favorable el 15F con base en el más desvergonzado ventajismo y en la violencia intimidatoria. Si la victoria del 2D no es ratificada el 15F, reaparecerá en el horizonte la incertidumbre en torno a la propiedad, al igual que se dará carta blanca a la destrucción definitiva de la descentralización y volverán los mecanismos institucionales para controlar totalmente, desde el gobierno, el deporte, la cultura, la educación, los medios de comunicación. Quien por temor se abstenga de votar y, de este modo, contribuya al triunfo del oficialismo, está entregando sus derechos, está renunciado a su futuro.
Después, no hay reclamo. A llorar al Valle.