No mejora el enfermo, por Simón Boccanegra
En estos días este minicronista se hizo eco de la noticia según la cual de la «esquina caliente» y los alrededores del Capitolio habían sido desalojadas las patotas de cayaperos que insultan y hasta agreden físicamente a los transeúntes y parlamentarios que identifican como adversarios del gobierno. Bueno, resultó que no era cierto o que, en todo caso, los atorrantes regresaron. Esto es intolerable. El gobierno y su partido deben darse cuanta de que son totalmente incompatibles la apelación al diálogo y las agresiones a los diputados de la oposición. ¿Cómo diablos puede generarse una actitud dialogante con los partidos de oposición si hasta para entrar a la Asamblea sus parlamentarios tienen que hacerlo en verdaderos grupos de autodefensa? Esta vaina tiene que acabarse y la responsabilidad de ello descansa en el partido de gobierno, porque son militantes suyos los causantes de estos atropellos. Pero, más allá del MVR, este es un asunto de orden público y para eso están las alcaldías y las policías. Actúen, pues.