No sólo unidad, también… candidatos buenos; por Teodoro Petkoff
De la oposición se podría decir aquello de que está mal pero va bien. En efecto, no descansa en grandes organizaciones políticas y/o ciudadanas, enraizadas en la población, pero está haciendo, hasta ahora, lo que se debe hacer; va bien, pues. Esta procesando el tema de las candidaturas regionales y locales con mesura y ponderación, sin ninguna clase de excesos sectarios y se ha comprometido públicamente a alcanzar candidaturas únicas y unitarias para cada escenario electoral. Va bien, hasta ahora. La perspectiva unitaria ayuda a fortalecer la disposición a votar, para derrotar definitivamente el sentimiento abstencionista que el 2D todavía se expresó en algunos sectores opuestos al oficialismo. En ese sentido, cuanto más rápidamente se vaya despejando el frondoso bosque de las candidaturas más clara se hará la posibilidad de victorias y más se fortalecerá la voluntad de enterrar al oficialismo en las urnas electorales.
Sin embargo, la unidad opositora es una condición necesaria mas no suficiente. El perfil de los candidatos y candidatas es demasiado importante. La unidad tiene que concretarse en torno a nombres idóneos, de personas vinculadas a los procesos sociales y políticos de sus respectivos espacios y que no puedan ser tachados de prácticas corruptas o turbias. En los partidos políticos hay mucha gente así pero también fuera de ellos existe. En algunos sitios se puede hablar de candidaturas casi obvias y si bien es cierto que determinados lugares pueden ser reclamados como territorios donde tal o cual organización posee cierta presencia más prominente que la de otras, también es cierto que algunas figuras públicas, no directamente asociadas a la organización más importante, sino a otra o a ninguna, poseen un peso específico que no debería ser ignorado. En el altar del «patriotismo»de partido no deberían ser sacrificadas buenas candidaturas. Una visión amplia, pendiente de los intereses de conjunto, no sectaria, es indispensable para hacer frente a esta coyuntura.
Esta campaña electoral tendrá lugar dentro de un contexto de serias dificultades económicas y sociales, con un gobierno desgastado y sin discurso. Fuerzas políticas y precandidaturas de oposición tienen que presentar alternativas. Hoy es necesario articular ofertas regionales y municipales que trasciendan al electorado opositor y le lleguen a ese electorado que fue fiel al oficialismo pero que hoy mira con creciente escepticismo -y mucho menos incondicionalidad-, a un régimen ineficiente y corrupto. Un buen candidato es aquel que sepa hablarle a esa parte del país que se hace cada vez más crítica de lo que existe y quiere saber si del otro lado hay con qué.