«No soy monedita de oro», por Simón Boccanegra
En alguno de sus interminables monólogos de estos días Hugo se burló de los tecnócratas con el argumento de que si Bolívar y Sucre hubieran tenido la asesoría de algunos de ellos cuando planificaban la batalla de Ayacucho, el imperio español todavía estaría vivo. Tal vez. Pero no negará Hugo que si los libertadores hubieran recurrido a la sapiencia militar de él y de Grüber Odremán, la batalla, ciertamente se habría perdido, pero a cambio la ceremonia de rendición de las tropas patriotas en la pampa de Ayacucho habría sido la mar de emocionante. Dígame el momento en que Hugo hubiera dejado para la historia esas memorables palabras: «Por ahora Fernando VII continúa siendo nuestro rey….». Por otra parte, en su show de anoche Hugo recitó por millonésima vez el poema de Florentino y el Diablo y de nuevo nos cantó aquello de «no soy monedita de oro». Monedita de oro no ha sido nunca, que duda cabe, pero es que a juzgar por la amplitud y la profundidad de la protesta nacional, ya no llega ni a mediecito devaluado.