No te ‘quemes’ en el trabajo, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidParedes861
En noviembre de 2016, hace exactamente cinco años, apareció publicado en Harvard Business Review el artículo “Why Some People Get Burned Out and Others Don’t”. Las autoras Kandi Wiens and Annie McKees aseguraban que “todo el mundo enfrenta estrés en el trabajo, pero algunas personas pueden manejar el embate de las largas jornadas, la alta presión y las crisis laborales de una manera que evita el desgaste”.
Sin embargo, otros empleados no corren con la misma suerte y por ello ambas advertían que las personas pueden mejorar el manejo del estrés haciendo varios cambios mentales para que no sean ellas mismas la fuente, precisamente, de su estrés.
También aclararon que el estrés y el burnout o desgaste profesional no son lo mismo. «Aunque sabemos que el estrés a menudo conduce al agotamiento, es posible manejar el embate de las largas horas, la alta presión y las crisis laborales de una manera que te proteja del desgaste emocional, el cinismo y la falta de confianza en tus propias habilidades, que caracterizan el agotamiento. La clave es aprovechar tu inteligencia emocional», dijeron.
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Lo cierto es que a la presión propia de cualquier trabajo desde hace dos años se le sumó algo completamente inesperado: la pandemia del covid-19. Nadie estaba preparado ni contaba con herramientas emocionales ni de ninguna índole para manejar esta crisis en lo personal y profesional. De por sí, se ha convertido en un factor disruptivo en los hábitos laborales, dando pie a mayor estrés, mayor ansiedad y mayor desgaste.
De hecho, en mayo de este año, el Observatorio de Recursos Humanos indicó que el síndrome del burnout se ha acrecentado desde marzo de 2020 entre los trabajadores y le “está pasando factura al 75% de los empleados que teletrabajan a raíz de la pandemia”, según un estudio ´Covid-19 Global Impact’, elaborado por la consultora Cigna.
Para ese entonces, María Guzmán, asistente de marketing de Efficy, recogía ese sentimiento de manera perfecta: «Podemos llamarlo una crisis de productividad, de voluntad, de entusiasmo, de propósito o de hastío existencial, pero en realidad es comprensible si pensamos que muchos de nosotros llevamos 12 meses sentados en la misma silla, en la misma habitación y ante el mismo ordenador sin casi descanso, ocio, viajes y momentos de relax con nuestra familia y amigos con los que dispersar nuestra mente».
Y es que se ha demostrado que las jornadas laborales son, por lo general, más largas cuando se teletrabajaba y las condiciones no suelen ser las más idóneas. No siempre se dispone de un espacio físico ni mobiliario e iluminación apropiados para el llamado home office.
En agosto del año pasado, la agencia Bloomberg publicó el artículo “The Pandemic Workday Is 48 Minutes Longer and Has More Meetings”, basado en un estudio de Harvard Business School y la Universidad de Nueva York, y el cual concluye que: “Registramos horas más largas. Asistimos a más reuniones con más personas. Y enviamos más correos electrónicos”, en alusión a la carga laboral desde el hogar.
Ahora, a todo ese estrés y desgaste profesional se le añade otra presión: el regreso a la oficina después de casi dos años de trabajo remoto. Y la aprehensión es grande, tal como indiqué en mi artículo «Volver a la oficina: ¿cuestión de edad?«. Una encuesta realizada por la aseguradora Prudential a estadounidenses adultos y citada por The Economist revelaba que 87% de los que trabajaron desde sus hogares durante la pandemia deseaban continuar haciéndolo después de que se alivien las restricciones, independientemente de que la carga laboral pudiera ser mayor en la casa.
Ante esta realidad, llegó el momento de que empresas y empleados pongan en marcha mecanismo que alivien el desgate profesional en aras de la salud mental, el rendimiento y la productividad. Hay que tener claro que, en estas circunstancias, el mayor desafío es sentirse seguros y ser capaz de comunicar de manera efectiva, pues como ya bien sabemos la creatividad y la innovación ocurren en gran medida a través del trabajo en equipo. Así que lo importante es no ‘quemarse´ en el trabajo’.
David Somoza es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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