No temer la negociación, por Simón Boccanegra
John Kennedy, que era un gran hacedor de frases, dijo en alguna ocasión: «No hay que negociar por miedo, pero tampoco hay que tener miedo de negociar». Si a pesar de todo el horror de la confrontación entre palestinos e israelíes, estos no han liquidado la posibilidad de negociación y por encima de muertos y tumbas mantienen contactos, es porque no tienen miedo de negociar y no es el miedo lo que los impulsa a hacerlo. Sería el colmo que entre nosotros no pudiera darse una negociación tan sólo porque los extremismos, con su enorme poder de chantaje, atemoricen a quienes estarían obligados a buscar soluciones políticas mediante una negociación. Sería trágico que Joaquín Villalobos, el antiguo comandante guerrillero salvadoreño, terminara por tener razón. Dijo, cuando estuvo aquí: «Todo tiene que empeorar para que luego mejore». Es su experiencia. Sólo después de once años de guerra y de 80 mil muertos entendieron en El Salvador que no había más remedio que negociar. ¿Necesitamos que empeoren tanto las cosas como para comprender que una negociación a tiempo impediría que sea la Muerte quien termine por tomar las decisiones?