Nuevas construcciones amenazan con barrer ecosistema marino de Los Roques
Expertos ambientales junto a personal técnico y profesional del Instituto Nacional de Parques (Inparques) se preguntan cómo el régimen de Nicolás Maduro pretende permitir que se levanten nuevas construcciones en el Parque Nacional Archipiélago Los Roques, cuando ni siquiera el agua potable llega a los habitantes de esa zona y la eficacia en la provisión de los demás servicios básicos cae en picada
No hay agua, tampoco luz y mucho menos hay un tratamiento adecuado a las aguas servidas en Los Roques, pero lo que sí hay y son públicas y notorias son las ganas del régimen de Nicolás Maduro de otorgar nuevas concesiones en áreas protegidas y que a inicios del siglo XX fueron catalogadas como territorios con la capacidad poblacional al tope.
Y es por esa razón que ecologistas consideran que el gobierno quebranta el Plan de Ordenamiento y Reglamento de Uso (PORU), documento en el que se expresan las directrices que regulan la ejecución de las actividades que puedan ser realizadas, tanto por el sector público como por el privado dentro del parque nacional.
Esto luego de que el portal web del Ministerio de Turismo, en la sección correspondiente a la oferta de inversión turística en el territorio nacional, se presenta a empresarios nacionales y extranjeros la posibilidad de invertir mediante la construcción y operación de “Alojamientos Turísticos de Alto Nivel” en los cayos Crasquí, Francisquí, Noronquises e Isla Agustín.
Disfraz socialista
“No hay firmeza en el patrimonio ambiental de los venezolanos sino un ansia de materializar proyectos que apuntan al capitalismo, cosa contradictoria con la prédica socialista del gobierno”, afirma el secretario general del Sindicato de Trabajadores de Inparques, José Matute.
El sindicalista asegura que no hay firmeza en la defensa de los derechos ambientales del país, pues siempre aparece una nueva versión de ilícito ambiental «donde los que deberían estar pendiente de mantener las áreas voltean a otro lado, no sabemos si es por intereses económicos o compromisos políticos» y permiten que “todo proyecto loco”, aunque vaya en detrimento de las áreas de cuidado, se desarrollen.
Matute dijo a TalCual que en el Parque Nacional Archipiélago Los Roques no se han hecho los estudios de impacto ambiental que corresponden para levantarse nuevas estructuras, cuestión que afirma es lo primero que deben hacer para intervenir un área “tan delicada”.
El sindicalista señala que con esta medida no se está pensando en los arrecifes coralinos, ecosistemas delicados “que determina todo lo que tiene que ver con el desarrollo de poblaciones piscícolas.
Para Matute, en Los Roques se pretende actuar de una manera similar a lo que llaman al capitalismo salvaje donde se plantean proyectos faraónicos sin importar las consecuencias en materia de aguas servidas y capacidad de carga.
“Hay una imposición que suponemos tiene que ver con tráfico de influencias políticas. Estos proyectos van en contrasentido en lo que es el tema de preservación del ambiente”, agregó.
A su vez, la coordinadora de organización del Sindicato de Trabajadores del Inparques, Marlene Sifontes, dijo que varios de los cayos del mencionado parque “no están para eso”. Sin embargo, detalla que no es primera vez que se intentan levantar proyectos como este en el lugar. En 2014 querían construir ocho muelles por medio de técnicas que acaban con la vida marina, pues las formas que preservan los ecosistemas son muy costosas.
Destrucción en Los Roques
Las consecuencias de irrespetar las áreas marinas protegidas son lentas pero seguras y de gran importancia, dice la bióloga marina Francoise Cabada. Destaca que a medida que se van destruyendo los sitios tropicales se podría generar un decrecimiento en la actividad pesquera con el paso de los años, algo que ya se nota en Los Roques.
Explica que la consecuencia más rápida que podría devenirse de nuevos trabajos de construcción es la erosión y la pérdida de arena en los cayos. “Los arrecifes de coral no manejan bien los sedimentos, sobre todo a un nivel tan grande como los que se podrían generar por hacer esas estructuras. El problema es que estos arrecifes están en sitios tan llanos que el turismo y la construcción podrían eliminarlos completamente”, advierte.
Cabada hace énfasis en que los sitios que se ofrecieron para concesiones turísticas son lugares en los que se encuentra una de las especies de coral que están categorizadas en peligro crítico. Uno de estos territorios es el cayo Crasquí, donde hay un denso banco de esa especie como en pocos lugares del Caribe.
En el Parque Nacional Archipiélago Los Roques otro de los cambios que la bióloga pudo constatar, en una investigación que inició en el año 2014, es que hay muchos arrecifes de coral que se están degradando y que, si bien es cierto que también han influido el cambio climático y los efectos del blanqueamiento, es necesario que se fortalezca la protección en estos lugares.
Destaca que la pesca ilegal también ha incidido en el deterioro de los ecosistemas marinos del lugar. Denuncia que incluso se han reportado casos de pescas de pez loro y que Inparques no puede hacer cobertura de toda la zona porque el presupuesto está por debajo del 20% al disponible en 2006.
Francoise Cabada hace énfasis en que el decaimiento en los servicios públicos también ha jugado en contra del cuidado ambiental en Los Roques. Comenzando porque debido a las fallas eléctricas recurrentes, los habitantes han adquirido en gran número plantas eléctricas a gasolina.
Para la especialista es importante que se aborten las intenciones de abrir nuevas concesiones, así como que el gobierno se disponga a mejorar las condiciones de vida de la población.
A su juicio, uno de los proyectos que se debería retomar es procurar la operatividad en el parque solar, además de mejorar el manejo de los desechos sólidos.
No hay vuelta qué darle
El también biólogo Bladimir Rodríguez denuncia que con las concesiones que el gobierno de Nicolás Maduro pretende otorgar a inversores nacionales e internacionales se quebranta lo establecido en el reglamento de uso, pues según este documento en algunos casos solo se permitiría el reacondicionamiento de posadas adscritas de construcción rústica y en esa oferta no se habla de eso.
Rodríguez recordó que para 1994, cuando se realizó el documento, hubo una consulta pública en la que diferentes biólogos fueron llamados para ofrecer información sobre lo que se debe y no se debe hacer.
“A eso no hay que darle más vueltas”, dice, sobre todo por el hecho de que la capacidad del parque está saturada. El especialista señala que entre 2003 y 2004 se emitieron numerosas resoluciones en las que se establece que no se pueden hacer nuevas construcciones en Los Roques.
Rodríguez reconoce que el plan de ordenamiento está vencido. Sin embargo, recalca que ese argumento legal aún debe respetarse, porque no ha sido sometido a nuevos estudios que determinen algo diferente a lo ya expuesto en él (La prohibición de construcciones de nuevas edificaciones).
“Si se construyen nuevas edificaciones en algunos de esos cayos, se estarían cometiendo ilícitos ambientales”, denuncia. Al mismo tiempo, cuestiona las oferta de inversión turística cuando quienes viven en Los Roques no tienen las condiciones mínimas para vivir.
Bladimir Rodríguez detalla que la zona es un “ejemplo de desastre”. Argumenta que tienen un pozo séptico gigante porque la planta de tratamiento de aguas servidas no funciona; además, la quema de basura exacerba los niveles de contaminación en la zona pues los desperdicios se incineran sin las debidas precauciones ambientales.
Cree necesario que el Estado imponga más restricciones al parque nacional “porque si tienes una condición peor que cuando se hizo el ordenamiento, los más seguro es incrementar los cuidados a lo que aún se tiene, por ser estas las áreas más importantes de Venezuela e incluso del Caribe”.
“El día que masifiquemos el turismo en Los Roques se acabará con el parque” finalizó.