Number Two se enfrenta a Number One, por Simón Boccanegra
![](https://talcualdigital.com/wp-content/uploads/2018/04/Boccanegra-Fidel-Castro.jpg)
En estos días se produjo un cisma en las filas de la revolución. El Comandante Número Uno saludó entusiasmado el Nobel de la Paz para Obama en tanto que el Número Dos lo consideró prematuro e inmerecido. Para los despistados, el Uno es Fidel y el Dos, Chacumbele. Los rangos los otorgó Chacumbele mismo. ¿Cómo explicar tamaña divergencia entre padre e hijo, hasta ahora uña y sucio, sin que jamás ninguna nubecilla se haya atravesado en la perfecta armonía que existe entre ambos próceres galácticos? ¿No pudo dominar la envidia Number Two? ¿Le duele la plata que gastó en promover la candidatura de Piedad Córdoba? Vaya uno a saber; pero, haya sido lo que haya sido, este minicronista no puede negar que Chacumbele no deja de tener razón. En efecto, con todos los méritos que posee el premiado, y del cual este minicronista es fan, el Comité del Nobel habría podido esperar un tiempo para ver en qué paran las políticas diseñadas en los discursos de Obama. No me parece que el Nobel de la Paz deba premiar intenciones. Pero, en fin, ellos son suecos y saben hacerse los tales. Pero de todo esto lo que realmente me interesa e intriga es por qué Fidel Castro endosó el premio de Obama. Ese señor no da puntada sin hilo o sin dedal y tampoco creo que esté desvariando, como afirman algunos fidelólogos. En otras circunstancias no me cabe duda de que Fidel habría participado de las dudas que ha suscitado en todo el planeta (y no sólo en Chacumbele o en este servidor) tan polémica premiación. ¿Por qué entonces esa jaladota al Presidente del imperio? No creo que sea sólo un gesto gratuito de buena voluntad hacia Obama.
Parece, más bien, una contribución a un proceso de normalización entre ambos países, que debe estar más avanzado de lo que se sabe y que debe estar yendo más allá de los gestos (y medidas) que Obama ha hecho, hasta ahora, hacia Cuba.