OIT: El interés por encontrar empleo es mayor en las mujeres que en los hombres
La «brecha de empleo», un nuevo indicador elaborado por la Organización Internacional del Trabajo, que se diferencia del indicador tradicional «tasa de desempleo», pone en evidencia que los progresos para reducir las dificultades de acceso al trabajo para la mujer «han sido decepcionantemente lentos en las últimas dos décadas». El dato mide, entre otros factores, a todas las personas sin empleo que están interesadas en encontrarlo. A nivel mundial, son más las mujeres (15%) que los hombres (10,5%) en esta situación
Un nuevo indicador desarrollado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la «brecha de empleo», incluye a todas las personas sin empleo que están interesadas en encontrar un trabajo. Dibuja un panorama mucho más sombrío de la situación de la mujer en el mundo laboral que la tasa de desempleo, más comúnmente utilizada.
Los nuevos datos divulgados en víperas del Día Internacional de la Mujer, muestran que las mujeres siguen teniendo muchas más dificultades para encontrar trabajo que los hombres y sus remuneraciones son menores, en caso de tener alguna.
Estos hallazgos implican que centrarse en la tasa de desempleo en sí misma subestimará los desafíos que enfrenta la mujer para encontrar un trabajo. Las estimaciones de la OIT recientemente publicadas proporcionan los primeros datos mundiales y regionales sobre ingresos laborales desglosados por género.
En 2019, por cada dólar que ganaban los hombres, las mujeres ganaban solo 51 centavos. Esto es menor en los países de bajos ingresos, donde las mujeres trabajadoras ganan 43 centavos por cada dólar que ganan los hombres. «Los desequilibrios de género en la calidad del empleo sesgan la distribución de los ingresos a favor de los hombres», recalca el estudio.
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Según el informe «Nuevos datos arrojan luz sobre las brechas de género en el mercado laboral» (New data shine light on gender gaps in the labour market) el 15% de las mujeres en edad de trabajar en todo el mundo desearían trabajar, pero no tienen empleo, frente al 10,5% de los hombres con el mismo interés. Esta correlación, señala la OIT, debe ser abordada como una «necesidad política urgente y una gran oportunidad para aumentar la contribución de los trabajadores al bienestar común».
La brecha de género se ha mantenido prácticamente invariable durante dos décadas (2005-2022). En cambio, las tasas mundiales de desempleo de mujeres y hombres son muy similares, porque los criterios utilizados para definir el desempleo tienden a excluir de forma desproporcionada a las mujeres, entre ellos el factor de la disponibilidad inmediata.
El informe señala que las responsabilidades personales y familiares, incluido el trabajo de cuidados no remunerado, afectan desproporcionadamente a las mujeres. Estas actividades pueden impedirles no sólo tener un empleo sino también buscarlo activamente o limitar su disponibilidad para trabajar con poca antelación. Estos criterios son necesarios para ser considerado desempleado, por lo que muchas mujeres que necesitan un trabajo no se ven reflejadas en las cifras de desempleo.
La brecha laboral es especialmente grave en los países en desarrollo, donde la proporción de mujeres que no pueden encontrar un empleo alcanza el 24,9% en los países de renta baja. La tasa correspondiente a los hombres en la misma categoría es del 16,6%, un nivel preocupantemente alto, pero significativamente inferior al de las mujeres.
Los desequilibrios de género en el trabajo decente no se limitan al acceso al empleo. Aunque el empleo vulnerable está muy extendido tanto para mla mujer como para el hombre, las mujeres tienden a estar sobrerrepresentadas en ciertos tipos de empleos vulnerables.
Es más probable que las mujeres ayuden en sus hogares o en los negocios de sus familiares en lugar de trabajar por cuenta propia.
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Esta vulnerabilidad, unida a unas tasas de empleo más bajas, repercute en los ingresos de las mujeres. A nivel mundial, por cada dólar de ingresos laborales que ganan los hombres, las mujeres ganan sólo 51 céntimos.
Según el informe, existen diferencias significativas entre regiones. En los países de renta baja y media-baja, la disparidad de género en los ingresos laborales es mucho peor: las mujeres ganan 33 y 29 céntimos por dólar, respectivamente. En los países de renta alta y media-alta, los ingresos laborales relativos de las mujeres alcanzan los 58 y 56 céntimos respectivamente por cada dólar que ganan los hombres. Esta sorprendente disparidad en los ingresos se debe tanto a los menores niveles de empleo de las mujeres como a sus menores ingresos medios cuando están empleadas.
Las nuevas estimaciones arrojan una nueva luz sobre la magnitud de las disparidades de género en los mercados de trabajo, subrayando lo importante que es mejorar la participación general de las mujeres en el empleo, ampliar su acceso al empleo en todas las ocupaciones y abordar las flagrantes diferencias de calidad del empleo a las que se enfrentan las mujeres.
Niños, otra traba
El informe señala también la «penalización de la maternidad» como un factor por el cual la mujer con hijos pequeños tienen menos probabilidades de participar en el mercado laboral que sus compañeros. Con el género masculino sucede lo contrario; cuando tienen hijos pequeños, los hombres tienen probabilidades más altas de participación en el mercado de trabajo, lo que se conoce como «prima de paternidad».
Entre las personas de 25 a 54 años, la brecha de género en la participación laboral se situó en 29,2 puntos porcentuales en 2022, con una participación de la mujer del 61,4 % y masculina del 90,6 %. Esta gran diferencia no se explica únicamente por la mayor dificultad de las mujeres para encontrar trabajo.
Los datos actualizados recientemente de la fuente estadística de la OIT (IloStat) sugieren que un factor importante que reduce la participación de la mujer en la fuerza laboral a nivel mundial es la crianza de los hijos. Para aquellos en el mismo grupo de edad de 25 a 54 años con al menos un hijo menor de seis años, la brecha de participación en la fuerza laboral se amplía de 29,2 a 42,6 puntos porcentuales, con una participación femenina del 53,1% y una participación masculina del 95,7%.