¿Otaizagate?, por Simón Boccanegra
¿Se acuerdan de Watergate? ¡Todo este asunto de Montesinos recuerda tanto ese caso! Nixon renunció a la presidencia porque mintió ante un juez. Aquí, desde luego, tal cosa no ocurrirá. No tenemos la ética anglosajona sobre el perjurio ante tribunales. Aquí, como ha dicho José Vicente, el poder puede mentir impunemente. Aquí no se castiga la mentira de los gobernantes. Pero el enredo en que se encuentran el presidente y sus hombres es puro Watergate. Hay desesperación en los hombres del presidente. Miqui dice cosas sin pensar. Acusa de «mercenarios» a los parlamentarios de oposición, con lo cual los agrede a ellos de modo innoble, pero también al gobierno peruano. A unos porque se habrían dejado comprar, al otro porque los compró. Por lo visto, ejercer la oposición se está volviendo peligroso. Lo más menudo que tiene el gobierno contra sus opositores es lo de «vendepatria», es decir, traidor a la patria. A todas estas, ¿dónde está Otaiza? ¿Por qué la investigación llega hasta Enoé Vásquez y no sigue pa’rriba? ¿Por qué la PTJ no interroga a Otaiza? Así fue como se perdió Nixon: ocultando, mintiendo, confundiendo.