Otra vez «Buscando al soldado Ryan», por Beltrán Vallejo
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Por supuesto que vi esa película estrenada en 1998. Un filme excelente en lo que concierne al tema de la épica guerrera. Tom Hanks hace un papel estelar de héroe de una película ambientada en la Segunda Guerra Mundial, simbolizando el desprendimiento, el heroísmo y el liderazgo en esa trama que se centra en el rescate de un soldado perdido en ese ambiente apocalíptico de muerte y destrucción.
Pero parece que en el panorama político actual de esta Venezuela desvencijada vuelve a presentarse una película que también he visto, y tan la he visto que la he vivido como la ha vivido una generación entera de venezolanos donde la mayoría maldice y sufre, y una minoría se ríe de dicha función y se toca la barriga de la opulencia, la corrupción y el crimen.
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Igual que en este 2023, por allá por finales de los años 90 del pasado siglo XX, la Venezuela de Por estas Calles andaba buscando a Dios en las esquinas. Igual que ahora, el desencanto y la arrechera que se le tenía a la clase política tradicional era abismal; igual que ahora, la antipolítica campeaba, se repudiaba al liderazgo político tradicional y convencional, y había muchas ganas de lanzar a los adecos y copeyanos por el pipote de basura de la historia.
Igualito que ahora, la gente quería un liderazgo en aquel fatídico año de 1998 que fuera remozado, nuevísimo y que no viniera del mundo de los partidos políticos tradicionales. Me acuerdo que en aquel momento el desespero colectivo se inclinaba por el rostro bellísimo de una Irene Sáenz, la alcaldesa de Chacao, ya que no tenía ese formato de la política fea, corrupta y cansona del CEN de AD o de la dirección nacional de Copei.
Pero entonces Rafael Caldera le abrió los calabozos al teniente coronel Chávez y demás golpistas del 4F de 1992, permitiendo así la aparición explosiva de otro outsider más antisistema, verdaderamente populista y que calzaba con las angustiantes ganas de cambio de un pueblo.
Hoy creo estar viendo la misma película especialmente en la psicología política de ese océano de venezolanos que añoran salir de Maduro lo más pronto posible. Hay un sector de la población que prefiere lo nuevo, lo radical, lo más antipolítico e incluso lo más irreal.
Por un tiempo le dieron la vuelta a María Corina e incluso se llegó aplaudir sus proclamas de “TIAR e intervención de Cascos Azules”. También se le dio la vuelta al empresario Lorenzo Mendoza, y vaya que fue gente a rogarle, pero él se quedó en sus empresas. Hasta el mismo Guaidó fue proyectado como ese outsider de “joven diputado valiente” que logró escapar de las garras del Sebin y que se proclamó Presidente en una plaza pública con el apoyo de EE.UU. y pare usted de contar.
Hoy andamos en lo mismo: otra vez María Corina con un perfil no de “hombre a caballo”, sino de “amazonas” con arco y flecha disparándole a todo lo que se mueva; y ahora hasta buscamos un cómico soez como lo es Er Conde del Guácharo para que liderice una Venezuela a la que se le pretende meter una terapia de risa y de chistes misóginos; otros volvieron a prenderle vela a Mendoza.
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Yo ya estoy cansado de estas malas “épicas”. Yo no voy a decir que los que buscan el outsider son unos disparatados o unos estúpidos sistemáticos; pero yo ya estoy exhausto como también lo está este país lleno de frustración y de engaños por hacerle caso a los espejismos y a los cantos de sirena. Y esto lo recalco así ganen ellos las primarias o lo que sea.
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