Otro autogol, por Teodoro Petkoff
Con el cierre de RCTV el gobierno obtuvo resultados contradictorios para sus propósitos. Por un lado, al sacar del aire la señal abierta del canal 2 y neutralizado el 4 mediante el acuerdo con sus propietarios, el gobierno bloqueó los dos principales medios de comunicación masivos para toda otra opinión política que no fuera la suya. Es verdad que en Venezuela no hay censura y formalmente hablando existe plena libertad de expresión, pero, para los adversarios políticos del gobierno la televisión de masas, la que cubría el 80% de la audiencia, está vedada.
En este sentido, la libertad de expresión está severamente lastimada y recluida, desde el punto de vista televisivo, a canales de bastante menos alcance masivo que el que tenían el 2 y el 4, incluyendo a la propia RCTV, ahora en cable. El propósito oficialista de alcanzar una «hegemonía comunicacional» fue, pues, considerablemente reforzado con el cierre de RCTV. El oficialismo pensó, seguramente, que se había anotado un tanto.
Pero, por otro lado, el costo político de la medida fue demasiado elevado para el gobierno y no debe faltar entre su gente quien se pregunte si valió la pena pagarlo. Políticamente fue un autogol olímpico. Por primera vez en nueve años, una parte muy significativa de quienes se identificaban con el gobierno mostró desacuerdo y enojo con una medida suya.
Por primera vez en nueve años, un gobierno que había sido seguido y acatado casi devotamente por una porción enorme de los venezolanos, dio pie para que se despertara, masivamente, un sentido crítico que hasta ese momento parecía no existir entre sus seguidores y votantes.
Entre el cierre de RCTV y la derrota del gobierno el 2D existe un hilo conductor. Millones de venezolanos (por nacimiento y por reciente naturalización, que de estos hay centenares de miles) a quienes irritó la arbitrariedad contra el canal 2, leyeron el proyecto de reforma constitucional con ojos mucho menos incondicionales, más escépticos y más críticos. El cierre de RCTV pasó a ser visto, dentro del contexto de la reforma constitucional propuesta, como un aviso de lo que podría ocurrir con el país de aprobarse ésta. Más aún, ambas cosas condujeron a una reevaluación del vínculo con Cuba. Porque si bien, los médicos cubanos, por ejemplo, son apreciados en las comunidades donde sirven, el modelo político cubano dista de gozar de la misma simpatía. La gente diferencia nítidamente una cosa de la otra. La reforma constitucional, precedida por el cierre de RCTV, comenzó, entonces, a despedir un tufo fidelista que llevó a varios millones de votantes del oficialismo a repensar su decisión.
En conclusión: si alguna vez el mote de «Chacumbele» le vino al pelo al presidente fue precisamente cuando clausuró RCTV.
De ahí en adelante comenzó a deslizarse por un tobogán.