Otros ojos también ven a farruco como lo que es

El señor farruco sesto es una mina de oro para este periódico, porque sus peripecias como minpopocultura constituyen una veta inagotable de idioteces, intolerancia, egocentrismo, vanidad enfermiza, corrupción y sobrehumano jalabolismo hacia el Jefe Máximo. Pero, para que ese infeliz no crea que la tenemos cogida con él por capricho, debe leerse la entrevista a la señora Teresa Zóttola, aparecida el lunes en El Nacional. Ella fue presidenta de la Fundación de Museos Nacionales, en el reinado de farruco. Dice Teresa que este señor «le ha hecho mucho daño al sector, pues debido a su personalidad, no ha tratado de que la cultura sea un punto de encuentro entre los venezolanos, sino un punto de desencuentro». Lo denomina «el hombre orquesta» –ya sabemos de su patológica propensión a ocupar todos los cargos del ministerio y también conocemos su crematística tendencia a aprovecharse de su posición con finalidades de promoción personal. Dice Zóttola que los sindicatos del sector han denunciado situaciones que «moralmente no son potables». Pone un ejemplo, entre muchos: «El ministro le ha otorgado contratos a personas tan cercanas como el hijo de su socio en el sector privado. Esto no es aceptable y menos cuando se tiene un discurso tan desgarrador como el de él. Lo que pasa es que su práctica es contraria a su retórica». En la mera picota lo deja clavado Teresa Zóttola. Pero la tapa del frasco es la revelación que hace Teresa de que al ministro le molestó la exposición de Reverón en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, porque eso y que «colaboraba con el imperialismo». Todo el mundo tiene derecho a soltar una burrada de vez en cuando, pero farruco abusa de ese privilegio.