Pa´ qué te tengo, por Teodoro Petkoff
Chacumbele se sintió aludido por nuestro editorial del martes, cuyo título, «Tremendo Paquete», se refería a los dilemas que confronta el gobierno en la elaboración de un paquete económico para hacer frente a la crisis. Por supuesto, Chacumbele negó que estuviera preparando un «paquete». Le asusta la palabra.
En verdad, si de conjurar malos recuerdos se trata, puede llamarlo como quiera. «Bolsa de Mercado», «Regalo de Cumpleaños» o ponerle alguno de esos apelativos épicos a que es tan dado: «Campaña Admirable Económica», «Batalla de Boyacá» o cualquier otra denominación bombástica de las suyas, pero lo cierto es que algún conjunto de medidas económicas tiene que tomar –a menos que su proverbial irresponsabilidad haya llegado al punto de esperar que las cosas se resuelvan solas, gracias a un milagroso rebote de los precios del petróleo–. Pero este no parece ser el caso. Es más, y esto sí cuadra con su estilo: podría distribuir el paquete en paqueticos; esto es, no presentar un conjunto articulado y coherente de medidas sino dispersarlas en anuncios fragmentarios y aparentemente inconexos, para seguir cobeando al país. Esta, por supuesto, bueno es advertirlo, sería la peor opción, después de la de no hacer nada. En fin, paquete o paqueticos, lo cierto del caso es que Chacumbele ratificó que tiene en el horno un conjunto de disposiciones de ajuste, cuyo nombre es lo de menos. Lo que importa es el contenido. Sobre éste es que todavía no parecen haberse puesto de acuerdo los expertos del oficialismo. El correo de las brujas informa que el Ministerio de Finanzas insiste en la devaluación.
Es plausible que quien maneja la plata se afinque en esto, porque le daría los bolívares que necesita para cubrir un déficit presupuestario que se anuncia cataclísmico.
Pero los técnicos del Banco Central argumentan, a su vez, que una devaluación fuera del contexto de un conjunto de medidas económicas no sería sino un energizante para la inflación -en lo cual tendrían razón, sin duda. Pero, ¿cuáles podrían ser esas otras medidas? No parece haber claridad, porque el gobierno aduce que no deben ser «neoliberales», y los expertos del instituto emisor se ponen las manos en la cabeza, preguntándose con qué se comería eso. Vaya uno a saber qué cosa entiende Chacumbele por «neoliberales», aunque ya insinuó, por segunda vez, la necesidad de aumentar el precio de la gasolina –que si nos atenemos a su propia y peculiar terminología, más «neoliberal» que esta no hay otra.
Para el Chacumbele que sataniza al CAP del ajuste de 1989, el alza de la gasolina debería ser la mamá de todas las medidas neoliberales. Habida cuenta de las discrepancias existentes, el «ajuste» de Chacumbele -término que los babalaos cubanos que lo asesoran le aconsejan no mencionar jamás– podría terminar siendo un conjunto de disposiciones deshilachadas que harían todo peor.