Pablo Gil es anfitrión en su nuevo disco Encuentros
El nuevo disco de Pablo Gil le sirvió de vehículo para plasmar sus ideas desde la génesis de los arreglos hasta la dirección de sus intérpretes, con él mismo al frente y a la vez tras bastidores del concierto
Autor: Víctor Amaya | @victoramaya
El nuevo disco de Pablo Gil, Encuentros, se origina en una confesión: «quise asomarme al trabajo de productor, de arreglista, más que al de intérprete». El saxofonista se permitió salir del spotlight y encrgarse de la tramoya. «Es un trabajo más tras bastidores. Uno de los referentes más fuertes fue un disco de Herbie Hancock, Possibilities, donde él trabaja también con diferentes artistas y cada tema es interpretado por uno distinto».
En ese trabajo de 2005, el estadounidense se hizo acompañar por John Mayer, Carlos Santana, Cristina Aguilera, Paul Simon, Annie Lennox y Sting, entre otros, para construir 10 piezas que se pasean por distintas tonalidades melódicas. En 2017, cuando se registró Encuentros, Pablo Gil convocó a Laura Guevara, Hana Kobayashi, Betzayda Machado, Biella da Costa, Guillermo Carrasco y tantos más.
«La selección del repertorio tuvo una gran participación de los artistas invitados. No fue impuesto sino que la comenzó por ellos. Les propuse que me dieran una lista de temas que quisieran grabar», dice Gil al admitir que ese punto de partida le sirvió para descubrir piezas y luego «empezar a imaginar cómo me gustaría que sonara en la voz de ese artista».
A pesar del vasto conocimiento en jazz que tiene el saxofonista transmutado en productor, «eso fue un reto muy grande porque algunas escogencias fueron inesperadas y tuve que aprenderme temas que yo no conocía». Otras, en cambio, ya habían sido manoseadas y hasta descartadas. «Guillermo Carrasco escogió ‘The shadow of your smile’, al que a mí siempre me ha costado mucho aproximarme. Me causó resistencia. Pero finalmente la versión que grabamos es quizá de mis temas favoritos del disco».
Nueve canciones cantadas y dos piezas instrumentales completan un disco cambiante y satisfactorio, diletante entre el jazz más puro, los sonidos tradicionales venezolanos y las melodías para mover el cuerpo. De Johnny Mandel y Paul Webster, pasando por George e Ira Gershwin, aterrizando en Simón Díaz y cerrando en Cole Porter.
Un trazado estético ecléctico que tiene a Pablo Gil como conductor de un proyecto ambicioso, donde acumuló varias primeras veces. «Por ejemplo, hice arreglos para metales, que me divirtió mucho. Otra cosa que hice por primerísima vez fue grabar teclados. No soy pianista pero lo hice porque son ideas que se me ocurren y decidí incorporarlas, y es más fácil tocarlas yo a escribirlas y que las tocara otra persona».
Un disco, no obstante, que para el que tuvo el tino de rodearse de un equipo prodigioso. «Trabajé bastante con los músicos de la sección rítmica; músicos formidables, jóvenes, una generación de oro que están ya casi todos fuera del país». Allí incluye a Freddy Adrián, de la escuela de Gerry Weil, a quien Pablo Gil considera un contrabajista excelente y, más allá, «un músico en el término más amplio». También está Carlos «Chicho» Peña en la guitarra, «con oído superdotado y una gran creatividad», responsable de unos aportes indispensables en canciones como Our love is here to stay, cantada por Beatriz Occeas.
«Trabajé con ellos como trabajaba Miles Davis en A Kind of Blues, que comenzó con esbozos para trabajarlos colectivamente. Fuimos decantando las ideas, también con las de los cantantes. Armamos esqueletos de canciones juntos sobre los cuales cual yo fui añadiendo detalles que yo quería que formaran parte del producto final».
El resultado es vigoroso, con versiones alejadas de sus contrapartes originales, con un giro contemporáneo. Marcial Istúriz, por ejemplo, baila al ritmo de la «Desesperanza», que hasta ahora hacía suspirar en el formato bolero de Alfredo Sadel y otros intérpretes.
Encuentros, con su portada que rinde tributo a los Coloritmos de Alejandro Otero, está disponible en tiendas digitales globales y en formato físico.
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